Capítulo 27 - Sincerados

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SHAY

25 DE ABRIL DEL 2011

Me pregunto cuándo dejaré de estar preocupada, cuándo dejaré de temer que algo se interpondrá entre Axl y yo para separarnos definitivamente. La verdad, no lo sé. Él dice que no podría odiarme y que el asunto de nuestros padres y lo que hayan hecho no nos afecta ni nos afectará, una parte de mí le cree, de verdad que sí, pero entonces quiero comprender por qué parece tan esquivo conmigo desde el último sábado.

Desde ese día apenas hemos pasado tiempo juntos, y cuando estamos en la misma habitación parece distante, demasiado ensimismado, aunque asegura que nada ocurre cada vez que le pregunto si algo va mal. Por lo que sé, ha estado visitando el hospital donde trabaja un amigo suyo que conoció en el grupo al que lo envió Wilson.

—¿Sigues ahí, Shay? —la voz de mi madre a través de la bocina del teléfono me hace volver a la realidad, asiento a pesar de que ella no puede verme.

—Sí, sí, disculpa. Me distraje. ¿Qué me decías?

—Que me alegra saber que todo va bien en la universidad, creo que estás haciendo un gran trabajo a pesar del cambio de carrera cuando el semestre ya había comenzado. Estoy muy orgullosa de ti.

Una tenue sonrisa se posa en mis labios.

—Gracias, mamá. ¿Qué hay de ti? ¿Esta vieja amiga con la que vives es una buena persona?

—Créeme, lo es. Tú amarías a Nora si la conocieras —asegura—. De algún modo... ella me recuerda mucho a ti.

—¿En serio? Me gustaría conocerla. ¿Crees que alguna vez me dirás dónde están y yo pueda ir a visitarlas?

—Sí, Shay, prometo que voy a decírtelo pronto.

—Bien, esperaré —respiro hondo—. Ahora debo colgar mamá, te quiero.

—También te quiero, mi cielo. Más que a nadie.

Al terminar la llamada, me guardo el teléfono en mi bolso y me apresuro a recorrer el pequeño tramo que me falta para llegar a la cafetería. Quedé con Axl de vernos allí y debo admitir que me siento muy nerviosa, incluso mis manos están sudando.

Estaba de camino cuando recibí su llamada, cosa que me resultó extraña porque se supone él debía estar entrenando. Le dije a dónde me dirigía y él me pidió que lo esperara allí porque tiene algo importante que hablar conmigo. Después de estos días de él estando raro, debo admitir que esto me asusta.

En el momento en que estoy ocupando una de las mesas, luego de saludar a Tony y Tina, lo veo llegar. Estaciona el Challenger y, con el semblante serio que ha adquirido los últimos días, entra a paso firme, buscándome.

Mi garganta se siente anudada y mis extremidades temblorosas. Cuando me ve, su ceño apenas disminuye un poco. Se acerca y toma asiento frente a mí, no me da un beso como es su costumbre. Baja la mirada a sus manos, que están reunidas sobre la mesa, y nos quedamos en silencio.

—¿No tuviste entrenamiento? —consigo preguntar.

—Estuve toda la mañana con Henry —dice, llevándose una mano a la cabeza, entierra sus dedos en su cabello con un suspiro apesadumbrado—. He estado buscando la forma de cómo hablar sobre esto contigo, pero...

Muerdo mi labio superior, tratando de mantenerme tan en calma como me es posible.

—¿Puedo tomarles la orden? —pregunta la mesera.

La miro un segundo y luego a Axl, él responde negando con la cabeza.

—En realidad tenemos que irnos, lo siento.

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