Capítulo 13 - Sin anestesia

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 ◆SHAY◆

26 DE FEBRERO DEL 2011

Mierda, quiero gritar o patear algo. ¿Entonces ahora está saliendo formal y públicamente con Cindy? Maravilloso. Sencillamente maravilloso.

—¿Todo bien? Pareces molesta.

Miro a Will de reojo, quien tiene la vista en la carretera mientras conduce, y suspiro.

—Solo estoy muy hambrienta —me excuso—. Gracias por ofrecerte a venir conmigo, por cierto.

—No hay problema, Shay —asegura.

No dice nada más en todo el camino hasta que llegamos a la cafetería de Tony y Tina. Encontramos una mesa vacía y enseguida un chico toma nuestra orden. Honestamente tengo hambre, pero decir que no podía esperar a que estuvieran las hamburguesas que estaban haciendo en casa de David fue solo un torpe pretexto para salir corriendo de allí. Dios, soy un desastre.

Estoy estúpidamente arruinada debido a mis estúpidos sentimientos que no soy capaz de controlar. Esta no es la manera en la que debería ser mi vida a los dieciocho, angustiada por un drama familiar sacado de alguna mala telenovela. Jesús, necesito una tregua. Quiero estar preocupada por cosas normales como tener una gran prueba un lunes por la mañana, tener un empleo de medio tiempo o por haber gastado mi dinero de toda un mes en un solo día, incluso. Okay, eso último no sería particularmente bueno, pero seguro que en este instante preferiría algo como eso.

—Él te gusta, ¿no? —Murmura Will, sacándome de mis pensamientos. Él está jugando con una servilleta, levanta la mirada y sus ojos grises se topan con los míos—. No soy idiota, Shay. Apenas viste que esa chica lo besaba saliste corriendo con cualquier pretexto.

Abro la boca sin emitir palabra alguna durante unos segundos, y entonces la cierro, asintiendo.

—Oye, escucha, lamento haberte dicho que Axl es únicamente mi mejor amigo cuando, bueno, es obvio que no solo es eso para mí. Yo simplemente... quería tanto creer que esas palabras eran ciertas.

Will asiente y me observa con ojos entornados mientras hace una pequeña mueca que no logro interpretar del todo, sin embargo me tranquilizo cuando dicha mueca es reemplazada lentamente por una sonrisa que parece honesta.

—¿Es este uno de los momentos de espontaneidad de los que me hablaste aquella vez en el café?

El calor se arremolina en mis mejillas por la vergüenza ante el recuerdo de aquel día.

—Ahora mismo debo parecerte una hipócrita que te hablaba de sinceridad y mentía al mismo tiempo.

Will ríe.

—Bueno, pero estás siendo honesta ahora ¿verdad? —Se encoge de hombros—. Está bien saber que no tengo oportunidad contigo ahora que no estoy enamorado.

Abro la boca y la cierro al instante.

—Pero aún podemos seguir siendo amigos, ¿no? —pregunto, temiendo una negativa.

—¿Por qué no podríamos? —me sonríe.

Le devuelvo la sonrisa con más tranquilidad.

—Tienes razón —me relamo los labios y uno las manos al frente mientras subo y bajo las cejas hacia él—. Después de todo eres el británico al que las estudiantes de Westwood se quieren comer —le doy un guiño—. Enamoradas no te faltarán.

—Estás sobrevalorándome, la verdad es que hay unas chicas amables pero tampoco es que ellas estén enloqueciendo por mí. Y, antes de que digas algo, me gusta de esa manera. No me agrada ser el centro de atención, prefiero mantener un perfil bajo por aquí.

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