◆AXL◆
23 DE FEBRERO DEL 2011
Me encuentro saliendo de mi clase de Microeconomía cuando mi teléfono móvil anuncia una llamada entrante. Me muevo del camino, permitiendo que el flujo de estudiantes salga del aula, y atiendo a mi padre.
—¿Papá?
—Hijo, hola —suena alegre—. ¿Interrumpo algo importante?
—En realidad no, estoy saliendo de mi última clase justo ahora.
—Fantástico —su tono festivo me hace entrecerrar los ojos—. ¿Quieres saber dónde estoy yo en este momento?
—¿Dónde? —pregunto con cautela, sin entender de qué va todo el asunto.
—Estoy, ahora mismo, parado fuera de la oficina principal de Westwood.
—¿Qué? —Jadeo—. ¿Estás aquí?
Sin darme cuenta comienzo a moverme rumbo al lugar donde ha dicho que está.
—Lamento no haber avisado antes. Vinimos a una conferencia del trabajo y...
—Espera, ya casi llego. No te muevas de allí.
Corto la llamada y comienzo a correr, sorteando a las personas en el camino, para encontrar a mi padre. Efectivamente él está parado detrás de una de las columnas que componen la entrada del edificio administrativo del campus. Con una sonrisa enorme me lanzo a él, quien me recibe con un abrazo.
Palmea mi mejilla de la forma paternal que suele hacerlo siempre, mirándome con orgullo.
—No puedo creer que estás aquí —es lo primero que le digo—. Quiero decir, es genial. ¿Vino mamá contigo?
Por alguna razón creo que es mi pregunta la que hace menguar a su sonrisa. Me pone una mano en la espalda y comenzamos a bajar los escalones que antes yo subí a toda prisa.
—Este es un viaje de trabajo, hijo, tu madre está en casa.
Asiento lentamente. Creo que entiendo el motivo por el que la mención de mamá trae esta incomodidad entre nosotros. Recuerdo la última vez que hablamos, ella estaba ebria y yo tuve que llamarle a él para que fuese a verla.
—¿Cómo está ella? —Pregunto, bajando la mirada—. Bebió de nuevo.
La mano de papá aprieta mi hombro tratando de darme consuelo. No sirve de mucho.
—Ella va a estar bien —promete.
El hecho que diga «va a estar» y no «está» me deja un regusto amargo. Hago una mueca.
—¿Vas a estar aquí más días?
—No —niega con la cabeza, me hace detenerme y verle a los ojos—. Regresamos esta noche a Nueva York.
—¿Regresamos?
De pronto me preocupa que él esté aquí para llevarme a casa, mamá ha estado tan insistente con eso que parece una posibilidad.
—Tranquilo, Axl —me da unas palmaditas en la espalda—. Hablo de Diane y de mí.
—¿Ella vino también?
Asiente.
—Debe estar hablando con Shay justo ahora. Queremos ir a comer con ustedes antes de irnos.
El asunto me sorprende, no estoy seguro de que Shay quiera estar con su mamá y menos conmigo después de cómo están las cosas entre nosotros. Lo último de lo que me enteré es que ella podría odiarnos a ambos. Es decir, no sé qué le hizo Diane, pero sé que no está feliz con ella. ¿Y conmigo? Bueno, debe odiarme porque los putos pastelitos de Cabellos Morados tenían alguna mierda en ellos. No recuerdo haberla llamado o que me llamara, no sé qué fue lo que dije y tampoco me acuerdo haberme acostado con Cindy, pero los dos amanecimos sin ropa y muy abrazados en su cama, lo que me da una idea. Carajo.
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Plan B
RomanceTras descubrir un inesperado secreto, la tranquila vida de Shailene Miller se convierte en un desastre que ella no está segura de poder -o querer- manejar. Shay no soporta el drama, y, sin embargo, ha terminado en el medio de uno. His...