𝟑𝟎. 𝓣𝓮𝓼𝓯𝓪𝔂𝓮

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"Limpia la lujuria de tus ojos. Veo que no eres mío. Puedo ver la lujuria en tus ojos, no puedes ocultarlo. No puedes ser el indicado para mí. Me doy cuenta, estamos divididos."

Se permitió reír ante el comentario escuchado, sin fingirlo ni forzarlo. Una cantarina repercusión que no recordó cuándo había sido la última vez que hubo brotado de sus labios por obra de Joseph en alguna de las ocasiones en las que ambos coincidían en verse.

La vez anterior que habían acordado en reunirse tuvo que cancelarse, siendo que ese día, Louis pasó la noche con Harry y éste lo retuvo en su cama susurrándole con voz ronca lo desdichado que se sentía por saber que lo iba a abandonar aquella mañana para ir a encontrarse con el recién llegado publicista.

Obviamente Louis se hubo negado al principio, argumentándole que el perecer de tristeza no iba a ser provocado porque fuera a salir un par de horas a almorzar con un conocido, y regañando suavemente al pintor para que dejara atrás los quejidos sobre su ausencia. Recordándole que era usual entre ellos verse solamente algunos días a la semana debido a las ocupadas vidas que tenían, y que los mantenían más alejados de lo que ellos hubiesen querido, y prometiéndole el compensárselo de alguna manera en otro momento que no estuviera ocupado.

Sin embargo, después de un par de súplicas extenuadas por el mayor, el modelo gruñó al complacer a Harry y ceder a la propuesta de quedarse todo el día en su hogar, compartiendo una tarde de películas y una cena improvisada que incluyó helado y un par de galletas con relleno de chocolate que saciaron satisfactoriamente sus estómagos antes de irse a dormir.

Así que cinco semanas después de que Joseph hubiera vuelto a Inglaterra, Louis por fin había podido volver a ver a su amigo frente a frente en una pequeña cafetería local, que no era demasiado llamativa para captar la atención de algún paparazzi, ni tampoco muy básica como para no contar con un almuerzo decente que disfrutaran en compañía del otro.

—No me lo puedo creer. —dijo Louis cuando su risa comenzó a disolverse—Cielos, Joey, pasaste demasiadas cosas en Francia, y eso que sólo fueron un par de meses.

Joseph se limpió la boca del último bocado engullido de su desayuno y asintió al dejar la servilleta de tela nuevamente en su regazo.

—Mhm, aunque sinceramente me alegro de haber vuelto. Extrañaba Londres y todo lo que hay en él.

Louis no lo percibió, demasiado distraído en el añorar absurdo de su colega, pero Joseph estiró su brazo para acariciarle los nudillos, siendo interrumpido por el vibrar abrupto de la mesa que le hizo retirar rápidamente la mano antes de llegar a hacer contacto con la piel ajena.

El modelo levantó su celular del mantel y lo pegó a su oreja contestando al instante.

—¿Hola? —comentó a modo de saludo—Bien, eh, aún sigo aquí. ¿Qué tal tú? —unos segundos sin habla para recibir una respuesta y Louis sonrió—Me alegro que todo haya salido bien. Ehm, recuerda que estamos en Kennington Lane, no te desvíes. —advirtió—De acuerdo. Yo igual, adiós.

El publicista alzó una ceja y Louis guardó su celular en uno de los bolsillos de su pantalón para tomar un sorbo final del té frío que había pedido una hora atrás.

—¿Todo está bien?

—Sí, sí. Asuntos que en realidad no son míos. —movió su mano.

𝐌𝐄𝐑𝐀𝐊𝐈 ✦ 𝑳.𝑺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora