𝟕. 𝓑𝓾𝓸𝓷𝓪𝓻𝓻𝓸𝓽𝓲

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"Un hombre pinta con sus sesos, no con sus manos."

Los tenues rayos de sol tocaron su rostro y aunque el piar de las aves fue algo molesto, le vino bien para no sentirse solo. Estiró sus piernas y alzó la cara respirando tranquilamente. Escuchó los sonidos a su alrededor y se refrescó con la luz natural cerrando los ojos.

Se inclinó boca abajo y algunos rizos le cayeron en la frente. Hacer yoga realmente era algo relajante entre una semana ajetreada como la que había tenido y aquel ambiente podía llegar a hacer ronronear a Harry debido a lo pacifico que se sentía.

Alzó sus brazos después de volver a incorporarse y movió sus dedos como cuando tocaba el piano, como si intentara alcanzar a la gran estrella que irradiaba en el cielo y darle caricias inocentes que calentaran sus yemas brevemente. Se volteó para caer de espaldas y sintió el pasto haciéndole cosquillas en las orejas. Inhaló aire y llenó sus pulmones calladamente. Se relamió los labios y abrió un ojo mirando cómo un par de flores caían de los árboles.

¿Sería bueno broncear un poco su blanca piel?

Sus shorts naranjas hacían un blando contraste con sus largas piernas, su pecho cubierto por una camiseta sin mangas hacia que el calor se disipara, mostrando ligeramente las avecillas en sus clavículas, con la ligera capa de sudor en su cuello haciendo que pareciera un diamante reluciendo en el jardín. Quién pudiera ser el afortunado de poder pintarlo a él.

Se sentó en el pasto y suspiró para ponerse de pie. Sobó su espalda y caminó dentro de su casa, sus pies sintiendo notoriamente el cambio hacia su piso frío y sin vida.

Frenó en su comedor y sirvió en un vaso el jugo de naranja que había preparado anteriormente. Arrugó la nariz y terminó la bebida de dos tragos.

Subió a su habitación y quitó su camiseta dejando a la vista sus tatuajes. La mariposa mostrándose bajo las golondrinas y los laureles adornando los huesos de su cadera de forma pulcra y meramente celestial. Sin poder tener a alguien que los delineara ni que los besara con la adoración que estos merecerían con una alegada humildad.

—¿Diga? —contestó rápidamente cuando su teléfono vibró en su tocador.

—Harry, soy Louis. —escuchó—Ehm. Tengo que comunicarte algo pronto.

El pintor se sentó en su cama. —Dime.

—Yo... no podré ir mañana a la sesión.

—¿Por qué? —preguntó frunciendo suavemente su entrecejo. No estando enojado sino confundido.

—Verás, uhm. Estoy en el aeropuerto, tengo un vuelo hacia Alemania en una hora. No volveré hasta el miércoles.

Harry alzó las cejas curioso, queriendo saber las razones con lujo de detalle.

—Por lo que sé, no tenías un viaje hasta dentro de... —intentó recordar su agenda.

—Hasta dentro de un par de semanas, pero ha surgido la oportunidad de modelar con Jil Sander para Vanity Fair. —informó Louis con algo de emoción—Es algo demasiado bueno y no puedo perder esta cita por nada del mundo.

Esperó unos momentos antes de responder. —Lo entiendo. No tienes que explicarte. —dijo amable—Gracias por avisarme, Louis.

𝐌𝐄𝐑𝐀𝐊𝐈 ✦ 𝑳.𝑺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora