𝐌𝐄𝐑𝐀𝐊𝐈 ✦ 𝑳.𝑺

𝟏𝟒. 𝓒𝓵𝓮𝓶𝓮𝓷𝓬𝓮𝓪𝓾

"Es preciso saber lo que se quiere; cuando se quiere, hay que tener el valor de decirlo, y cuando se dice, es menester tener el coraje de realizarlo."

Las casualidades eran algo que, en su mundo, no se presentaban a menudo. Algo simple con una explicación aun más sencilla, pues las cosas pasaban porque eran causadas por algo o alguien o porque eran adivinadas con una facilidad desentendida.

En cambio, el caso de Harry había sido algo dividido por la mitad a la vista de Louis.

Por una parte, siendo planeado desde que Robert Foster quiso tomar un rumbo distinto con las ediciones especiales de aquel par de revistas y lo llamó junto a Shayla a ofrecerles trabajo, aclarándoles que la idea principal del proyecto consistía en trabajar con un artista y no un fotógrafo. Era obvio, básicamente inevitable, el hecho de conocer al pintor, siendo éste parte esencial de lo que componía su contrato.

Y por otro lado, algo completamente dejado al vacío, siendo que Louis no había considerado alguna posibilidad de lo que desencadenaría la decisión de ser compañero de trabajo del artista.

Un caso que unificó a hechos inevitables con bastantes coincidencias que eran casi imposibles de predecir. Casi tanto como la mera existencia de Harry.

Haciéndolo dueño de esa profunda y grave voz, con un marcado acento diferente al de Louis, pero siendo igual de exquisito en todos los sentidos. Con esos ojos esmeralda enmarcados en finas pestañas que a veces tenían enormes pupilas dilatadas que al castaño le hacían querer lanzarse a su vacío sin remedio. Poseedor de los modales y actitudes más amables y atentas con las que había tratado al contrario haciendo que su corazón diera un vuelco y su piel se calentara en sonrojos y espiraciones.

Siendo una glorificación exacta de lo que deleitaba perfectamente a Louis en demasiadas cavidades y características como para que éste siquiera pudiera estar dispuesto a querer admitir cada una de ellas.

Y aquello era un problema, siendo que Louis, en realidad, nunca lo había experimentado. Primerizo en sensaciones tan cálidas y encantadoras como las que provocaba Harry en él, queriendo huir de ellas para así apaciguar su corazón, que estaba igual de prendado por el pintor y por sus gratas formas de haberle cautivado con ternura.

Podría perder toda la tarde y la noche así, pensando en Harry e ilusionándose en poder retenerlo como si de su alma misma se tratara, pero aquel momento no daba una pauta adecuada para ello y Louis tuvo que olvidarse brevemente del pintor al querer ocultar en lo que realmente, se supuso, tendría que estar enfocado.

—Oye, ¿ese no es Styles?

O tal vez no.

Tal vez fue aquel el momento exacto para perderse en la manera en la que él veía a Harry cuando lo retrataba y en como el posar para él había pasado de ser algo ligeramente tedioso a completamente agradable.

Entonces la duda lo invadió y Louis volvió al dilema de las casualidades.

—¿Quién?

—Styles. El pintor con el que trabajas. No me digas que-

—Digo que, según tú, ¿quién es Styles?

Joseph señaló a un punto sin alargar su brazo, siendo discreto e intentando pasar por alto alguna falta de educación al hacer aquel inducimiento.