𝟏𝟓. 𝓡𝓾𝓼𝓪𝓴𝓸𝓿

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"El pintor no usa palabras, usa materiales, trabaja el sentimiento con la mirada y el cerebro. El color es un lenguaje, como la música."

Ronquidos, suspiros y murmullos. Callados y tenues, enredados en los brazos del otro y aún perdidos en la ebriedad de un par de horas atrás en un calmado ambiente que difería de sus acciones.

Harry estaba acostumbrado a comenzar su día tempranamente, hacer su trabajo con determinación y volver a su hogar para tomar un baño y relajarse por el resto de la tarde.

Una simple rutina que no se podría relacionar en muchos aspectos con la de Michael, quien siempre lo arrastraba a bares y restaurantes de comida rápida donde, aunque pasaban buenos momentos, eventualmente bebían de más y terminaban perdidamente dormidos debido al grado de alcohol consumido. Justamente como había ocurrido el día anterior.

En aquella mañana, la pereza tentó a Harry con ofrecerle un par de horas más de sueño, de esos en donde podía sentirse flotar y los suspiros propios le arrullaban con cariño, donde sus ilusiones florecían y su imaginación le complacía haciéndolo sonreír entre sus ensoñaciones más esplendorosas.

Sin embargo, estaba asfixiado bajo el brazo de Michael y su pesada pierna, siendo obligado a comenzar el día sin mucho más preámbulo.

Se estiró con quejido y giró su cuerpo para sentarse en el borde de su propia cama. Bostezó pesadamente y un puchero se le escapó al fruncir su gesto.

Dirigió sus pasos a su baño, con los ojos aún entrecerrados, y directamente abrió la llave de la regadera para comenzar a escuchar el sonido de aquella lluvia artificial golpear contra el suelo de mármol. Comenzó a quitar su ropa para entrar en aquel pequeño cubículo de puerta deslizante y alargó su brazo para tentar la temperatura y así ajustarla a su gusto.

Dio un par de pasos y el agua cayó en su rostro, ladeó su cabeza para que ésta se deslizara por su cuello y mojó su cabello pasándose los dedos por éste. Tarareó cansado y sus ojos parecieron despabilar para abrirse en su totalidad.

En los siguientes minutos enjabonó su cuerpo y trató que la espuma que se encontró entre su pelo, aplastado por el shampoo, evitara caerle en los ojos para evitarse aquel terrible ardor. Las gotas golpearon contra sus hombros y su mente se mantuvo en blanco al enjuagar con tranquilidad su cuero cabelludo mientras su anatomía entera era limpiada simplemente por el agua que cayó como la suave brisa de alguna cascada en un claro pacífico.

Sintió las burbujas deslizándose por sus pectorales, por su abdomen y por los huesos de su cadera, como si trazaran las líneas más finas en su estructura, saboreándolas y queriéndose llevar un pedacito de él para conservarlo con recelo.

Pasó sus manos por sus brazos y piernas para terminar de enjuagar su cuerpo y giró las manijas frente a él para que aquella lluvia artificial que corrió sin reparo, se detuviera.

Unas últimas gotas se deslizaron por su espalda y Harry entonces salió para poder tomar una toalla y secarse apropiadamente, pasándola por sus brazos y sus piernas para después colocársela en la cintura y disponerse a hacer el siguiente paso para terminar de asearse.

Colocó pasta dental en su delicado cepillo, designado para lavar sus dientes, y lo pasó por sus blancas perlas por un par de minutos, tentando cuidadosamente sus encías y encargándose de enjuagar su boca adecuadamente una vez hubo terminado de cepillarse. 

𝐌𝐄𝐑𝐀𝐊𝐈 ✦ 𝑳.𝑺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora