𝟏. 𝓜𝓲𝓻𝓸́

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"La pintura se eleva desde las pinceladas, como un poema surge de las palabras. El significado viene después."

Recordó el ardor en su garganta cuando su mente se aclaró. La acidez burbujeando en su estómago haciéndolo arrugar la nariz como si una pluma le cosquilleara en un nimio arrullo que lo tenía aún dormido.

Se volteó del lado opuesto y suspiró contra su fría almohada. Una noche de martinis y coñacs había sido la culpable de su terrible cansancio, se podría haber tomado como una mala idea, pero no podía negarse a esos pequeños gustos que se daba de vez en vez, no cuando estaba lleno de trabajo.

La habitación estaba hecha un desastre. Camisas cubriendo varias partes de la habitación, un bote de pintura tirada en su tocador y botines por todo el piso con los que cualquiera se podría tropezar.

Él, por otro lado, se veía pacifico de esa manera. Con la espalda desnuda y sus largas piernas extendidas por toda su cama, acaparando probablemente aquel espacio en una metáfora que muy conscientemente incluía la soledad.

Bostezó y tapó sus oídos cuando su teléfono comenzó a sonar. Sus claras pestañas revolotearon cansadas y su mirada oliva se perdió en aquellos barridos inocentes que parecían querer conocer el mundo por primera vez.

—Cinco malditos minutos. —pidió como si el aparato fuera a complacer sus súplicas.

Pero éste siguió vibrando haciéndolo enojar. ¿Era tanto pedir un descanso de ocho horas?

Lo arrebató al aire gruñendo, contestando para detener su molestia de una buena vez.

—¿Diga?

—Harry, son las nueve de la mañana.

Soltó un quejido, ¿qué estaba mal con querer dormir una hora más?

—Mi itinerario, por favor. —pudo decir.

—Cita con Gabriel a las diez treinta, revisar los colores y temas con Aria sobre la propuesta de la exposición pictórica a las once cuarenta y reunión con Robert a la una para discutir las sesiones sobre las revistas en acuarela.

Se recostó pasando su mano derecha por sus ojos tomándose el puente de la nariz, ahogando varias maldiciones e intentando rescatar el comenzar el día con el pie derecho.

—¿De qué revistas hablas?

—Tomorrow y The observer para ser exactos. Robert envió varios correos la semana pasada, los cuales aprobaste y-

—Aprobé una mierda, Delilah. —soltó molesto—Dile a Ethan que me llame. —colgó.

Dejó el celular a un lado y estiró sus brazos arqueándose ligeramente. Espiró y sus huesos tronaron haciéndolo volver a soltar un quejido. El estómago le rugió indicando que tenía hambre, ¿hace cuántas horas no ingería algo que no fuera alcohol?

Se levantó mareándose por el movimiento rápido y luces pequeñas aparecieron en su campo de visión. Meneó su cabeza y pasó las manos por su pelo teniendo que detenerse a la mitad del recorrido ya que lo tenía terriblemente enredado.

Caminó descalzo hasta su armario, tomó una camiseta y se la pasó por la cabeza, volvió a la cama y recogió su celular en una danza automática.

𝐌𝐄𝐑𝐀𝐊𝐈 ✦ 𝑳.𝑺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora