SE ACABÓ I

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-¿En serio puedo dar una vueltecita por el hospital? -La enfermera me miró pensativa.

-Bueno, de acuerdo. Camina un poco por el pasillo si te apetece, pero solo unos cinco minutos. -Salí de la cama con una alegría en mi cara que podía notarse a kilómetros de distancia. -Hugo, dentro de media hora te traerán la cena, o sea que hazme caso, ¿de acuerdo? -La miré con cara de niño bueno y ésta se fue con una sonrisa en los labios. Estiré los pies, los brazos, el cuello... Parecía tenerlo todo dormido.

Abrí la puerta de la habitación con la rapidez de una gacela y enseguida me encontré por los pasillos, caminando sin rumbo fijo. Estar encerrado todo el día en aquella habitación era un suplicio y yo no podía estarme quieto durante mucho tiempo, sino mis nervios salían a la luz y entonces quien lo pagaba era la primera persona con confianza que se me acercase. Eva ya había comprobado alguna vez mi mal genio; y a decir verdad, se reía en mi cara. Parecía no hacerme caso cuando se supone que debería sacarla de sus casillas. Pensé en ella durante todo el camino por el pasillo. Pensé en la playa en la que habíamos estado. Pensé en aquella noche y...

Rápidamente giré por un pasillo y me escondí para que nadie pudiera verme. Acababa de ver a mi peor pesadilla. Bueno, a mis dos pesadillas. Rafa y Anaju acababan de entrar al hospital y aunque habían cambiado de aspecto, se notaba a leguas que eran ellos y parecían buscar algo o alguien.

"Mierda, mierda, mierda... Te buscan a ti, Hugo!" El corazón empezó a latirme apresuradamente e intenté tranquilizarme. Los médicos me habían dicho que sobretodo sobresaltos no, pero es que en aquel momento era imposible no tenerlos.

Intenté pensar. Pero mi cabeza no estaba para formular un plan que me librase de una vez por todas de aquellos dos energúmenos sin corazón. Tenía que llamar a la policía, era mi única salvación. ¿Pero cómo iba a ir a recepción sin que me vieran? Estaba seguro que podrían oír mi respiración u oler mi miedo a metros de distancia. Me acerqué un poco a la esquina del pasillo y enseguida los pude ver como preguntaban algo a una enfermera, y justo era la que siempre me cuidaba, Nora. Otra vez: "Mierda y más mierda". Definitivamente, era el rey de los gafes.

Acabaron de hablar con ella y se dirigieron hacia donde estaba yo. Corrí pasillo abajo, intentando buscar un lugar donde esconderme. Parecía no haber nadie por aquella parte del hospital, pero finalmente vi una puerta abierta y entré sin pensármelo dos veces. Cerré la puerta con los nervios a flor de piel y miré dónde me había metido.

Era una habitación normal y un chico sentado en una cama de sábanas blancas, y una chica sentada a su lado vestida de manera informal me miraron sin saber qué decir. Me acerqué a la cama y me quedé mirando a la chica en estado de shock.

-¿Tienes un móvil? -Los dos se miraron, como si fueran cómplices a través de las miradas. La chica morena me dijo que sí con la cabeza y me enseñó un móvil de última generación; yo se lo arrebaté de las manos, como si de aquello me dependiera la vida, y en si... Era así. Marqué el número de la policía con los dedos temblorosos y esperé a que una voz sustituyera el pi pi.

***

-Rafa... Por favor, vámonos. A lo mejor la enfermera se ha equivocado y ya no está en el hospital. -Anaju tiraba de la chaqueta de Rafa con fuerza. Quería marcharse de allí, irse lejos y no volver jamás, porque sabía que si los pillaban irían directamente a la cárcel. Rafa la arrastraba por los pasillos del hospital con rabia y maldiciendo en murmullos desalentadores, hasta que finalmente se quedó quieto con cara pensativa.

-Todo esto me huele muy mal, Anaju. Y por cierto, ¿Si no está en el hospital que hacía Eva aquí? -Hizo una mueca obviando la pregunta y Anaju bajó el rostro avergonzada. -Creo que será mejor que volvamos mañana, o quizá deberíamos dejar en paz a este idiota e ir a por Eva. Él, estando en el hospital, está más protegido; en cambio, Eva va de casa al hospital y del hospital a casa... Sería fácil pillarla. ¡Total, mientras pague uno de los dos! -Rafa parecía estar metido en sus propios pensamientos, pero Anaju ya estaba harta de jueguecitos. No iba a matar a nadie más, ya tuvo bastante con aquella pobre chica. Si mal no recordaba se llamaba Ariadna.

-No, Rafa. No... Yo no voy a matar a nadie. No soy una asesina. Tú sí... Pero yo no. -Su voz melancólica hizo que Rafa sintiera más rabia que anteriormente. Rafa miró de un lado a otro del pasillo y cuando comprobó que no había nadie cogió a Anaju del cuello.

-Mira... -Su voz calculadora y fría provocaba que Anaju sintiera que ya no tenía nada que hacer. -Puede que tú no seas una asesina, pero eres una cómplice... Mi cómplice. -Recalcó las dos últimas palabras con fuerza y le apretó más el cuello. Anaju intentó zafarse durante un buen rato, hasta que al final pudo darle una patada a Rafa y este la soltó dolorido. Anaju comenzó a correr asustada, estaba dispuesta a irse de aquel lugar y dejar a Rafa. Se iría del país y la policía no la descubriría, porque a ella también la estaban buscando... Aunque puede que fuera demasiado tarde y se dio cuenta cuando vio a tres policías entrar por la puerta del hospital. Ahora sí estaban perdidos...

***

Me entraron unos sudores fríos después de colgar a la policía, la cual me acababa de decir que en tres minutos estarían allí y que yo no saliera de la habitación en la que estaba. Quizá me estaba comportando como un miedoso, pero pensar que podría haberles hecho algo a Eva, Aria, Carlitos o al bebé me ponía frenético.

Aquella chica de piel pálida, que visitaba al que parecía ser su novio, me acercó su silla y me dijo que me sentara. No paraba de preguntarme si estaba bien, qué me dolía, qué era lo que había ocurrido... Pero yo no hablaba, me había quedado mudo. Y justo cuando iba a sentarme en la silla, mi cuerpo cambió el rumbo y caí al suelo como si de una pluma se tratase, no sin antes suspirar por los latidos tan apresurados y dolorosos que me daba el corazón.

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Oh, oh... ¿sobrevivirá Hugo ésta vez? ¿Cogerá la policía a tiempo a Rafa? 🤞
Quedan muuuuy pocos capítulos para acabar 😢

UNA SEGUNDA OPORTUNIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora