SE ACABÓ II

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-Ei, ¿Cómo estás? -La voz dulce de Eva parecía haberme sacado de una pesadilla. Mis ojos parecían no querer abrirse del todo, parecía un recién nacido. El pi, pi, pi incesante me pareció más horrible de lo normal, aunque era acompasado y suave; aquello quería decir que estaba tranquilo, sereno...

-¿Qué me ha pasado? -Conseguí preguntar a duras penas. Eva me miraba cariñosamente mientras me acariciaba el cabello con suavidad. No entendía nada, ¿Me habrían disparado otra vez?

-Tranquilo, Hugo.. -Miré hacia el otro lado de la cama, hacia donde provenía la voz. El médico que siempre me había atendido miraba unas cosas en un aparato, parecía el de mis pulsaciones. -Solo te desmayaste, pero al estar más débil, pues te afectó mucho más que a cualquier otra persona. Por cierto, también tuviste un ataque de ansiedad. -Mi resignación podía contemplarse en mi rostro.

-O sea... El pack completo, ¿verdad, doctor? -Eva sonrió y el doctor soltó una pequeña carcajada.

-Me has dado un susto de muerte, bebé. -Eva acercó su cara a la mía y posó sus labios sobre los míos. Fue breve y solamente un roce, pero lo bueno si es breve dos veces bueno. El pi, pi, pi comenzó a sonar estrepitosamente, como si intentara ganar una carrera o algo parecido. Eva abrió los ojos como platos y el médico me pidió que me tranquilizara mientras me cogía del brazo. Cuando por fin pude estabilizarme, el médico suspiró aliviado.

-Dime, ¿has recordado algo que te haya puesto nervioso? -Me sonrojé, lo notaba. ¿Cómo iba a decirle al médico que me había puesto como una moto por el beso de Eva? Lo que me faltaba... Que pensase que era un adolescente con las hormonas revueltas. Me entró la risa floja y Eva y el doctor se miraron sin entender nada.

-Tranquilos, no me ha pasado nada. De verdad... -Carraspeé repetidas veces bajo la atenta mirada de Eva y el doctor.

-Bueno, pues estarás en observación toda la noche. Y siento decirte que tendrás que quedarte una semana más. -Ni siquiera le contesté, solo le miré con semblante serio.

Estaba cansado, sentía como si el pecho me pesara... Los ojos se me cerraban cada vez que dejaba de observar algo con detenimiento. Estaba hecho polvo... Oí como el doctor le decía algo a Eva, pero como si fuera en un murmullo. Mis sentidos estaban descompensados o al menos eso parecía. La puerta de la habitación se cerró, el médico acababa de salir y yo no me había dado cuenta.

De repente, Rafa y Anaju me vinieron a la mente y el pi, pi, pi volvió a ser rápido. Eva intentó tranquilizarme con palabras suaves y a decir verdad, solo con escuchar su voz podía parecerme que estaba en el cielo.

-Cariño, estoy aquí. Duérmete, debes de estar agotado. -Sí, lo estaba. Pero necesitaba saber algo.

-¿Qué ha pasado con Rafa y Anaju? -Pestañeó repetidas veces y noté como cogía aire. "Por favor, malas noticias no. Por favor. Es que... Ya no aguanto más" Mis súplicas interiores me daban pena hasta a mí.

-Se acabó. Ya no vamos a volver a verlos. La policía se los ha llevado. Van a ir a la cárcel, aunque Anaju no estará tantos años como Rafa. -Lo dijo en un tono alegre que me alivió el corazón. Cerré los ojos, sonriendo.

-Ahora ya puedo descansar tranquilo. -Continuaba con los ojos cerrados, pero intenté con todas mis fuerzas echarme a un lado de la cama para dejar un espacio libre. Abrí los ojos para mirar a Eva que captó mis intenciones enseguida. Movió negativamente la cabeza con paciencia.

-Tienes que descansar, no pienso estirarme contigo. Quiero que duermas bien, yo estaré en ese sillón de ahí por si necesitas algo. -Yo me negué rotundamente, la necesitaba, y mucho.

-Por favor, el médico no se va a enterar. Además, tú eres mejor que cualquier medicina. -Su sonrisa suave y tímida me hizo morir de amor en aquel mismo instante. Se sentó con lentitud en la cama y después estiró todo su cuerpo en ella. Se estiró de lado con movimientos leves y me acarició la mejilla, nuestras caras estaban a escasos centímetros del uno de la otra. Cerré los ojos sintiéndome de nuevo en el cielo y le hablé con voz pausada, seria e irrevocablemente suave.

-En cuanto nazca nuestro bebé voy a casarme contigo. Y te prometo... Que jamás voy a separarme de ti, nunca... No voy a cometer el mismo error otra vez; de hecho, no pienso cometer los mismos errores otra vez. Cuando el bebé sea un poco más mayor tú y yo nos iremos de luna de miel... Una doble, ya que la primera vez no tuvimos. Iremos a donde tú quieras. Después envejeceremos juntos; criaremos a nuestros hijos y después a nuestros nietos. Y te amaré como jamás ha amado un hombre a una mujer.

***

En cuanto se durmió, empecé a derramar todas las lágrimas que hubiese derramado mientras me decía todo aquello. Las había guardado en mi interior porque sabía que se preocuparía si me veía llorar. Le besé en la frente mientras su respiración acompasada me daba una seguridad única e inigualable. Finalmente, yo también cerré los ojos vencida por el sueño y con la tranquilidad de que a partir de ahora todo iba a salir bien.

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Por fin parece que las cosas van bien y Rafa y Anaju están donde tendrían que haber estado hace tiempo😌

¿Y qué me decís de lo bonitos que están y las cosas que se dicen? Yo ya no puedo más con ellos🥰

UNA SEGUNDA OPORTUNIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora