DE BLANCO Y PLAYA I

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Me temblaban las manos al ritmo del corazón, sentía unos sudores fríos por la sien y mis manos. Me puse delante de un pequeño ventilador que había en la estancia y puse la cara delante de este notando el aire entrar por todos los poros de la piel.

Aquella habitación era grande y aún lo era más la cama de matrimonio de Flavio y Sam. Me acerqué al gran ventanal transparente y miré por él. La playa podía verse al fondo, muy al fondo. Era en aquella playa donde Eva y yo habíamos estado más juntos que nunca, sería en aquella playa donde Eva y yo nos daríamos el "sí, quiero" por segunda vez en la vida.

-¿Se puede? -Giré mi cabeza hacia la puerta de la habitación y me encontré a Sam con un vestido palabra de honor de color azul. Sonreía con fuerza, como si hubiera patentado esa expresión. -¡Madre mía, qué guapo estás! -Se acercó a mí con paso firme y elegante, gracias a sus bailarinas. -Deja que te ayude. -Cogió la corbata que había encima de una de las sillas al lado de la cama de matrimonio y me ayudó a ponérmela. -¿Estás temblando? -Me preguntó con ironía y mirándome de arriba a abajo. -¿Estás nervioso? -Entrecerró los ojos, mientras me ponía una cara burlona.

-Estoy atacado. -Dije sin fuerzas.

-¿Y eso? -Preguntó consternada y divertida.

-Voy a casarme... Aún no me lo creo... -Dije en un murmuro.

-¿Cómo puedes estar nervioso? -Fruncí el ceño, al no entenderla. -Quiero decir... Te vas a volver a casar por segunda vez y con la misma mujer. Os queréis tanto que os vais a dar una segunda oportunidad. Más nervioso debiste estar la primera vez. -Rememoré en mi mente el día de mi boda; lo guapa que estaba Eva con aquel vestido de tirantes, lo guapa que estaba Eva con el pelo ondulado, lo guapa que estaba Eva cuando me sonreía, lo guapa que estaba después de besarla por primera vez siendo marido y mujer...

-¿Sabes una cosa? -Me dijo que no con la cabeza. -No me acuerdo del día de mi boda. Solo me acuerdo de cómo iba vestida Eva y de lo guapa que estaba. -Me cogió las manos con delicadeza.

-Créeme, yo el día de mi boda solo tenía ojos para Flavio. Te entiendo perfectamente... Espero que seáis felices, os lo merecéis. -Me cogió las manos con delicadez y me las apretó con fuerza. -Y una pregunta... -La escuché con atención, mientras me sentaba en la cama y me ataba los cordones de los zapatos negros y elegantes. -¿Por qué esta playa? -Me preguntó divertida y mirándose en un espejo grande pegado a la pared al lado del gran ventanal.

Yo reí interiormente por la pregunta, Eva tenía unas ideas de bomberos.

-¿Tú qué crees? -Le pregunté, con un tonito burlón en la voz.

-No sé... -Se pintó los labios con un pintalabios de color rojo pasión y después de miró con aire suplicante. -Porfis, dímelo.

-No... Es algo personal... Solamente lo sabemos Eva y yo... -Me concentré en los cordones, mientras reía. Sam parecía una niña pequeña, deseosa de saber lo que se había cocido en aquella playa, pero mis labios estarían sellados siempre... Menos para Eva, obviamente. Reí interiormente.

***

"Nadamos hacia la orilla, parándonos de vez en cuando y sin dejar de besarnos. Puede que hubiese llegado la hora de entregarme a él, de entregarle lo que había estado guardando con tanto recelo hasta que fuera el momento adecuado.

En cuanto llegamos a la orilla, nos quedamos entre fuera y dentro del agua, con Hugo besándome el cuello mientras algunas olas llegaban y nos tocaban con sus aguas. Acabaríamos rebozados de arena si seguíamos allí tendidos y Hugo encima de mí.

-Hugo, yo no estoy preparada... Yo... -Empujé con mis manos su pecho, con total delicadeza. Él se apartó de encima de mí y se echó a un lado, completamente anonadado.

-Vaya... Lo siento... En realidad me he dejado llevar por los sentimientos... Soy un cafre. -Se levantó con paso firme y se dirigió hacia la toalla. Yo me quedé allí, extendida en la orilla, donde las olas me refrescaban. El corazón me latía muy deprisa por lo que había estado a punto de suceder. Enseguida me di cuenta que yo estaba deseosa de hacer el amor con él... Aunque ni siquiera supiera lo que se sentía... Hacía frío...

Me puse de pie totalmente decidida y me acerqué a la toalla donde él rebuscaba algo en la mochila.

-¿Qué buscas? -Susurré en su oreja, él se sobresaltó y casi se cayó de espaldas, yo lo sujeté con fuerza y le besé en la mejilla.

-Nada, miraba la hora. -Dejó de estar agachado para ponerse de pie y me miró a los ojos sonriéndome con la gran sonrisa que le caracterizaba. -Es muy tarde, deberíamos irnos, ¿no crees? -Me dio un pequeño beso en mi nariz, dulcemente. -Eva, estás temblando... -Me dijo con preocupación y frunciendo el ceño. -Ponte la camisa y el pantalón, nos vamos a casa de mi hermano, seguro que nos estarán buscando. -Se giró levemente, pero yo lo cogí por el brazo con ímpetu y lo giré hacia mí, lo cogí por el rostro y lo besé con fuerza. Hugo correspondió durante unos momentos, pero me separé de él al comprobar que no parecía demasiado atento.

-¿Te pasa algo? -Entrecerró los ojos y me cogió las manos.

-Nada... Solamente... Que tú nunca me besas así, tan de repente. -Miré de reojo hacia otro lado, intentando disimular, pero no me podía resistir mucho tiempo más. Entrelacé mis brazos por su cuello y jugueteé con su cabello, mientras continuaba hablándole.

-Antes... Lo de antes... ¿Te has enfadado? -Me miró contrariado.

-¡Claro que no, mi amor! ¿Cómo iba a enfadarme? -Me acarició la espalda, y aquel gesto hizo que la pasión creciera dentro de mí.

-Quiero hacerlo... Quiero hacerlo. -Dije con total firmeza y seguridad en mi voz. -Ahora, aquí, contigo. -Susurré en su oreja. Hugo se apartó de mí, él no parecía seguro.

-Eva, yo soy el primero que quiere hacerlo, pero es un paso muy importante y no quiero que te sientas obligada. -Cogí su mano con suavidad y se la guié hacia mi pecho, él tragó saliva en cuanto notó el roce de mi piel.

-Tócame, Hugo. Tócame... -Hugo pestañeó repetidas veces y me cogió por la cintura de forma vacilante.

Sus labios tocaron los míos mientras sus manos acariciaban mis piernas desnudas con total apremio. Lentamente fuimos poniéndonos de rodillas encima de la toalla, lentamente él fue quitándome el sujetador que cubría mis pechos, lentamente fui quitándole el calzoncillo sin dejar de besarle. Nos sonreímos un par de veces al coger aire, en medio de algún que otro beso en los labios.

Finalmente, los dos quedamos desnudos, completamente vulnerables. Yo acariciaba cada parte de su cuerpo, como si de una obra de arte se tratara, él hacia lo propio, sin parar de besarme el cuello y los pechos.

-Te amo. -Me dijo en medio de un susurro que me hizo temblar y vibrar de pies a cabeza.

-Y yo... -Le dije, casi sin respiración por el éxtasis que estaba sintiendo en aquel momento".

-Hija, despierta, hija. -Mamá me zarandeó el brazo repetidas veces. El taxi avanzaba por aquella carretera al lado de la playa... Nuestra playa. Bajé la ventanilla apresuradamente para sentir el viento fresco rozar mi rostro. Hacía un calor impresionante, pero algo de culpa la tenía aquel vestido blanco y voluminoso que rodeaba mi cuerpo.

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Otro recuerdito de los dos♥️

Ha sido el penúltimo capítulo... si llegamos a 50 🌟 subo el último hoy!

(Me da mucha pena acabarla...🥺)

UNA SEGUNDA OPORTUNIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora