CONFESIONES

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Fui como un zombi hacia el sofá, supuse que estaría pálida hasta la médula. Rafa se había quedado dormido y roncaba bastante fuerte. Sí, ¡encima roncaba! Me senté a su lado y puse mis pies en la mesita de delante del sofá y encendí la televisión, apagué el volumen y miré las imágenes sin prestarles atención. Supongo que aún estaba en estado de shock porque no había parpadeado desde que paramos de besarnos.

Mentiría si dijera que aquel no había sido el mejor beso que me había dado en toda mi vida. "¿Pero en qué piensas, Eva? Te ha besado. ¡Se ha vuelto loco! Y tú también le has besado, te ha gustado. No, no me ha gustado. Me ha vuelto frenética. Me he quedado con ganas de más" cerré los ojos intentando que aquellos pensamientos se fueran para siempre, pero no podía. "Estaba guapo. ¡¿Que dices?! Más que eso, para mi es el hombre más guapo del mundo. Tenía la barbita esa de tres días que tanto me gusta", basta Eva, ¡basta! Quítatelo de la cabeza, le dejaste bien claro que no ibais a volver jamás, ¡jamás! Que poca fuerza de voluntad que tienes. ¡Eres tonta! Le ves después de dos meses y no puedes aguantar y le besas también. Vale, estoy loca. Hablo sola. Debo tener los ojos inyectados en sangre, la cabeza me va explotar de tanto pensar, pensar y pensar. ¿Debería decirle a Hugo lo de mi padre? Por primera vez en mi vida sería verdaderamente sincera con él. Se lo merecía. No... No... No se lo merece, te ha dicho que te lías con el primero que pasa a tu lado. Es imbécil, ¡lo es! Bueno, pero tú sabes muy bien que lo provocas para que diga estupideces." Cerré los ojos fuertemente y tiré el mando de la televisión al suelo, con fuerza. Como si así la rabia que corría por mis venas fuera a desaparecer. Me levanté y apagué la televisión. Al volver a sentarme en el sofá, Rafa se despertó.

-Vaya, ya estás aquí. Lo siento. ¿Qué pasaba? -bostezó un par de veces y yo me abracé a mis piernas antes de contestarle.

-Emm... una vecina. Que nunca sabe cómo funciona el ordenador y le dije que me pidiera ayuda siempre que la necesitara. -Rafa me miró extrañado y con cara de sueño.

-Son casi las 12 de la noche. ¿No piensa que a lo mejor estás durmiendo? -reí con nerviosismo, parecía tonta.

-Sí, bueno. Es que... está muy sola y la pobre a veces quiere compañía.. -Rafa pareció tragárselo. Porque empezó a besarme el cuello. "¡Será pesado!" Lo aparté con las manos con delicadeza.

-Rafa, estoy cansada. Creo que deberías marcharte a casa. Mañana tengo que estar a las siete en la oficina y tú también.

-Bueno, soy tu jefe. Podríamos llegar a un acuerdo. -siguió besándome el cuello y yo le volví a apartar.

-Me da igual que seas mi jefe. Pero como novia tuya que soy te estoy pidiendo que te marches, por favor. Hoy no estoy de humor.

-Vaya. No conocía esa mala leche que tenías. -rió sin ganas. Y yo le miré con mala cara, pero intenté tranquilizarme.

-Pensaba que esta noche tu y yo... bueno... ya sabes. -me desabrochó un botón, mientras intentaba poner cara sexy. De repente me dio repelús que me tocara y me aparté. Él sacó un suspiro de sus labios.

-Antes tenías ganas. ¿Qué pasa? ¿La vecina te ha quitado las ganas? -"Más o menos" pensé para mis adentros. En realidad no había sido la vecina, en realidad un beso puede cambiar tu manera de ver las cosas.

-Si te refieres a hacer el amor. No. No tengo ganas. Te dije que quería ir lentamente. Y encima en el sofá de mi casa, con mis hijos y mi madre durmiendo a pocos metros. -bufé furiosa.

-Pues vaya. -Rafa se removió en el sofá. -No, si tienes razón. Pero tú me provocas Eva. - "y a mí me provoca Hugo, no tú". "Basta de protestar Eva. Rafa te gusta, es cariñoso y te entiende", genial, otra vez hablando conmigo misma, ¡como una loca!

UNA SEGUNDA OPORTUNIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora