UNO MÁS III

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Abrí la puerta con un poco de miedo, pero todo se me pasó cuando vi la imagen más maravillosa del mundo: Eva aguantando a nuestra hija con rostro cansado, pero feliz. Eva me hizo un gesto con la mano para que me acercara; no dejaba de sonreírme ni un solo instante. Me acerqué a ellas con sigilo, mientras la enfermera volvía a tener en la mano unos papeles y miraba a la niña sonriendo.

-¿Cómo te encuentras, cariño? -Besé a Eva en la frente.

-Estoy agotada, pero es lo más normal del mundo. Mira... -Miré a mi hija, era tan pequeña, tan preciosa... Se me escapó una lágrima al verla con aquella nariz tan pequeñita y redondita, aquellas manitas, aquellos deditos tan largos como un alfiler... Le cogí una de las manitas y la envolví en mi dedo índice, jugueteando con ella.

-Es absolutamente perfecta. -Le di un beso suave en la mejilla e hizo unos cuantos pucheros divertidos.

-Es un poco más pequeña que Aria y Carlitos, y... No tenemos nombre. -Me miró divertida, mientras yo seguía acariciando la mejilla de mi hija.

-Ya, todos los que tenemos son de niño. Esto ha sido toda una sorpresa. -La miraba totalmente embobado, era tan guapa que no podía apartar los ojos de ella. -Tan guapa como la madre. -Eva rio por mi comentario.

-Acércate... -Me acerqué a ella y me robó un beso; robó, porque yo no paraba de mirar a mi hija. Me sentí feliz por enésima vez en aquellos cinco minutos. Feliz porque las cosas parecían ir bien después de todo lo que habíamos pasado... Nos lo merecíamos, pero Eva sobretodo. -Ten. Cógela. -Me tendió a la niña, con mucho cuidado de no hacerle daño, mientras a mi me temblaban las manos.

-Tranquilo, no se te va a caer. -Me dijo Eva, burlándose de mí. Yo la miré con aire divertido y de suficiencia cuando pude cogerla firmemente y sin miedo. La mecí un poco entre mis brazos mientras Eva nos miraba con aire sonriente.

-Clara, ¿qué te parece?

-Me llamo Eva. -Me respondió Eva, con un gran despiste encima. A mí se me escapó una gran sonrisa y empecé a reír.

-No, tontaina. ¿Te gusta Clara para nuestra hija? -Eva rio por la absurdez de su respuesta.

-Clara, Clara, Clara... -Murmuró repetidas veces y con aire pensativo. -Creo que me encanta, suena muy dulce.

-Estupendo. -Dije con entusiasmo. -Bienvenida al mundo, mi Clara.

***

-¡Vaya por Dios! Es calva... -Dije con desilusión. Mamá, no sé porqué, comenzó a reír por lo que había dicho, y la abuela y papá también.

-Cariño, ningún recién nacido nace con todo el pelo que tienes tú. -Papá, sentado en la cama donde estaba estirada mamá, tenía sujeta la mano de ésta, la cual parecía cansada por algo, aunque no sabía porque. Miré a mi hermanita, estaba dormida en los brazos de mi abu, sentada en una silla blanca de esas tan feas... ¿Por qué todo tenía que ser claro en los hospitales? Hasta el nombre de mi hermana era claro...

-¡Jo!, yo también quiero llamarme Clara, es más bonito que Aria. -Carlitos, quien también miraba a Clara embobado, me miró por unos segundos con los ojos apretados.

-Cuando seas mayor te puedes cambiar el nombre, lo dijo el otro día la profe.

-Tú no vas a cambiarte el nombre... -Me amenazó mamá, parecía a punto de dormirse. -Ni se te ocurra, yo te puse Aria y Aria te vas a llamar para siempre.

-¿Estás cansada, mami? -Me acerqué a aquella cama tan fea e intenté sentarme a su lado, papá me ayudó. Le di un beso en la mejilla a mamá y esta cerró los ojos, siempre que le daba besitos cerraba los ojos. Cuando papá se los daba en la boca también.

-Un poco, mi amor. -Le di otro beso en la mejilla, aunque era raro en mí... Pero verla así me entraban ganas de darle cariñitos.

-¿Cuando Clara vaya a casa ya podrá jugar a los indios? -Yo reí por lo que había dicho Carlitos que acariciaba los pies de Clara, embobado otra vez.

-¿Cómo quieres? Jugará a las muñecas conmigo. Ella será Ken y yo Barbie. ¡Qué bien! -Se me llenaron los ojos de ilusión. Por fin podría jugar con una niña, no con un niño. Carlitos lo único que le interesaba era ver lo que tenía Barbie debajo de la falda.

-Pues vaya pifia. Ella podría hacer de india, una que se casa con un vaquero, van a la cama y dan saltitos.

***

Aria y Carlitos seguían discutiendo sobre juegos. Yo los observaba sin parar de sonreír ni un segundo. Me sentía feliz, como jamás lo había sido... Miré al hombre que tenía al lado; me sentía afortunada, completamente afortunada por tenerle allí, pero sobretodo porque me hubiese elegido a mí. Le apreté la mano izquierda con fuerza, como si así no pudiera escapar jamás.

-¿Estás bien, cariño? -Me miró con el ceño fruncido.

-Sí, estoy mejor que nunca. -Le dije con total seguridad. -Ahora nos toca casarnos. -Él me apretó la mano, mientras hablábamos en susurros. De fondo solo se oían las voces de nuestros hijos.

-Cuando quieras y donde quieras. Y como ya te dije una vez... No pienso separarme de ti nunca más. Eres el amor de mi vida... -Su frente tocó mi frente, mientras seguía susurrándome palabras de amor a la oreja.

-Quiero casarme en nuestra playa, donde me entregué a ti por primera vez. -Aquello pareció sorprenderle.

-¿Te acuerdas? -Me preguntó confuso.

-Claro, ¿Cómo iba a olvidarme de uno de los momentos más importantes de mi vida? -Le besé los labios con lentitud, pero haciendo que el momento durara una eternidad.

Finalmente, cuando nos separamos sonriéndonos, pudimos comprobar cómo Aria, Carlitos y mamá nos miraban con aire divertido. Yo no pude más que sacar de mi garganta una carcajada, mientras Hugo me daba un beso sonoro en la mejilla.

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Por fin Hugo conoce a su beba y no puede ser más tierno con ella y con Eva... ¿y el final del capítulo? ♥️
Y Carlitos tan cabal como siempre; y Aria tan icónica como siempre también 🥲

Solo quedan dos capítulos y el epílogo y ya os anuncio que se vienen lágrimas con éste 👀

UNA SEGUNDA OPORTUNIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora