PINCHAZOS EN EL CORAZÓN

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-¡¡¡¡¡¡¡Mamá, Mamá, Mamá!!!!!!!

Aria se tiró hacia mí como una avalancha. Me empezó a dar besos por la cara y a decirme lo mucho que me quería. Raro en ella.

-Ei, espera un momento, Aria. ¿Qué te pasa? Estás muy rara mi amor. Yo no puedo darte besos cuando te llevo al colegio pero tú sí que puedes dármelos a mí.

Me miró con su carita preciosa.

-He cambiado de idea. Ahora te daré besos y te diré que te quiero cada día.

La miré con el ceño fruncido.

-Pero ahora son las 5 de la mañana cariño. Deberías estar durmiendo.

-Pero tú también mamá. No es justo, yo tampoco tengo sueño.

La cogí en brazos y me la llevé a su cama. La acosté. Me senté al borde de la cama, intentando no hacer ruido para no despertar a Carlitos.

-Aria, no me gusta que te hayas despertado a esta hora. Duérmete, por favor.

-Entonces, ¿qué hacías en el sofá llorando?

Aparté la cara y me sequé las lágrimas que inconscientemente se derramaban por mi rostro. Aria me acarició la cara.

-¿Has tenido una pesadilla? Yo sueño que un monstruo me persigue y no me deja dormir. ¿A ti también te persigue el monstruo, mamá?

El corazón me latía.

-Más o menos, Aria. Más o menos.

Intenté centrarme en mi hija y dejar los fantasmas del pasado en el pasado.

-Pero ahora dime. - le dije sonriendo. Tragándome las lágrimas. -¿Por qué ese cambio de opinión? Nunca me habías dado tantos besos.

Se lo pensó, le salieron las arrugas en la frente como Hu... Como ella hacía constantemente para pensar.

-Bueno, en realidad fue papá quien me dijo que lo hiciera.

Un pinchazo en el corazón, otro, otro y otro.

-Papá dijo que tenía que decir te quiero a todas las personas que quisiera y darles besos a la menor oportunidad. Porque sino ellos estarían tristes. ¿Mamá, estás bien?

No, no lo estaba, y tenía la sensación que nunca lo estaría.

Le di un beso en la frente a Aria y la arropé. Un buenas noches es lo único que pude hacer salir de mis labios.

***

-¿Sabes lo que le pasaba esta mañana a Aria? Estaba muy extraña.

Miré a mi madre mientras me acababa el café, sabía que si se lo explicaba me echaría otro de sus discursos y bla, bla, bla.

-No lo sé.

Cerró los ojos y suspiró. Su voz temblaba un poco al comenzar a hablar.

-Escuché vuestra conversación.

Me levanté de la silla, enfurecida y nerviosa. Aquello era como si no fuera yo, sino otra persona.

-¡¡Mamá!! ¿Qué derecho tienes para ir y escuchar una conversación con mi hija? Dime, va. ¡¡Dime!!

-Es mi nieta y no permito que me hables en ese tono. Nunca de la vida vuelvas a hablarme así. Soy tu madre, nunca más Eva. Nunca más.

Estábamos las dos de pie, enfadadas. Por mi culpa supongo. Me derrumbé en sus brazos llorando como una magdalena.

-Lo siento mamá. Perdóname. Me he portado fatal contigo y con Aria. Perdóname, por favor.

Me acarició el pelo con suavidad.

-Siéntate Eva. Hablemos, estoy segura que entonces te sentirás mejor.

De camino al sofá mientras mis lágrimas caían, recordé el primer "te quiero" mío. Sentados en ese sofá le confesé mi amor a Hugo.

Pero no era ese momento, no estaba él. Y empezaba a pensar que ni siquiera era yo misma.

-¿Estás bien, cariño?

-Sí, mamá. Solo estaba pensando.

Me arrastró al sofá y me acarició las mejillas.

-No piensas, recuerdas.

-Definitivamente, me conoces tu mejor que yo a mi misma.

Reímos con ganas, mientras la luz que entraba del balcón iluminaba mi rostro. Y sentí la primera caricia de Hugo. Y el pinchazo en el corazón cuando él me tocó.

-¿Piensas en él?

De golpe volví a la realidad. Miré con incredulidad a mi madre.

-¿En él? No sé a quién te refieres. -miré hacia un lado intentando que no se notara la mentira. Pero mamá me cogió la cara y me obligó a mirarla.

-Al padre de tus hijos, Eva. ¡¡Al padre de tus hijos!! Hace cuanto, ¿3años y medio? Os divorciasteis y los dos estabais de acuerdo, todo iba bien. Cada uno emprendió su vida. Y ahora, desde hace unos meses has empezado a decirme que no quieres verlo, que vaya yo a hablar con él sobre los niños y no sé cuantas cosas más. Eva, no puedo más. Si ahora después de tantos años te arrepientes de haberte divorciado de él no puedes echarle la culpa a Aria, a Carlitos, ni a mí. Debes afrontar la vida que te ha tocado. Y sé que todo esto comenzó desde que él está con alguien que no eres tú.

Empecé a respirar entrecortadamente.

-Mamá, no estoy así por él. Es más, me alegro de que nos separáramos, no funcionábamos juntos.

Apreté los nudillos y miré al suelo, estaba siendo demasiado cruel, incluso conmigo misma.

-Ni siquiera deberíamos habernos conocido. He sufrido mucho.

En un segundo noté la mano de mi madre en mi mejilla. Me la acaricié, dolía, y mucho.

-Nunca más vuelvas a decir eso. Aria y Carlitos no vivirían, no serían tus hijos.

-Me voy a trabajar, mamá. Se me hace tarde. Recuerda que hoy le toca a Hugo recoger a Aria y Carlitos. Los traerá él por la noche. Adiós.

Mi orgullo me podía y ni siquiera le miré a la cara. Pero los pinchazos en el corazón al pronunciar su nombre seguían. ¿Qué me estaba pasando?

***

"Hoy la he vuelto a ver, estaba comprando en el supermercado con su madre. Se tocaba el pelo, como aquel día en el lago; hacía pucheros, como una niña pequeña cuando no le quieren comprar algo; daba vueltas tatareando una canción cuando creía que nadie la miraba; le oí decir a su madre que había conocido a un chico en el bosque llamado Hugo y que le había salvado de unas avispas; le escuché reírse con ganas cuando su madre le dijo que tuviera cuidado, que no fuera un acosador; le escuché suspirar con alegría. Yo también suspiré, deseando volver a hablar con ella."

Cerré mi diario de un golpe seco, aquel diario guardado en un baúl junto a otros recuerdos. Ojalá volvieras a esos tiempos, ¿verdad, Hugo?

Eran las 5 de la mañana y el sueño aún no llegaba a mi mente. Mañana volvería a ser un día cualquiera: me levantaría, me ducharía, iría a trabajar y por la tarde iría a buscar a mis hijos, y cenaría con ellos una pizza. Después los llevaría a su casa, y de nuevo no vería a Eva. Hacías meses que solo veía a Jojo, su madre. Y me atormentaba no verla, me pinchaba el corazón al no ver su cara.

______________

¿Qué le pasa a Eva? ¿Por qué no quiere ver a Hugo? ¿Creéis que su madre tiene razón?
¿Y a Hugo? ¿Creéis que le está pasando algo parecido? Contadme vuestras teorías por aquí abajo. 👇☺️

Por cierto, mil gracias por el recibimiento de esta nueva historia, es muy guay leer vuestros comentarios. ♥️

UNA SEGUNDA OPORTUNIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora