—¿Por qué huele todo como si estuviéramos en una perfumería? —protestó Naruto mientras subía la escalera principal de la mansión Chesterfield con Hinata.
—El olor procede de los aposentos de Sakura.
Él la miró con el cejo fruncido y vio que sus ojos brillaban con traviesa anticipación.
Se detuvo frente a la puerta de la habitación de su hermana y parpadeó.
—¡Esto parece una maldita floristería!
—¿Y no te parece romántico? —Hinata se rió y su feroz melena se balanceó con suavidad.
Naruto no pudo evitar tocar uno de los delicados tirabuzones de su dulce y maravillosa esposa. Quienes no la conocían bien creían que era una pelinegra extraña de temperamento dulce. Sin embargo, él sabía que guardaba una salvaje y apasionada faceta de su naturaleza sólo para él. De repente, el deseo empezó a acumularse en su entrepierna e inspiró con fuerza, pero se sintió embriagado por el poderoso aroma de las flores.
—¿Romántico? —ladró. Entró en la habitación y arrastró a hina tras él.
Una vez dentro, se dieron cuenta de que los ostentosos, carísimos y fragantes ramos ocupaban hasta la última superficie plana de la habitación—. Uchiha —rugió—. Le mataré.
—Relájate, Naruto —lo tranquilizó ella.
Él contempló la escena con seriedad.
—¿Cuánto hace que dura esto?
—Desde el baile que se celebró en Sabaku No. —Hinata suspiró y él frunció el cejo—. Lord Uchiha es tan guapo…
—Eres una romántica empedernida —rugió Naruto, sin prestar atención al último comentario de su esposa.
Hinata se acercó a él y rodeó la esbelta cintura de su marido con los brazos.
—Tengo derecho a serlo.
—¿Y eso?
—Yo he encontrado el amor verdadero, así que puedo dar fe de que existe.
Se puso de puntillas y rozó los labios de Naruto con los suyos. Él aumentó la presión en seguida y la besó hasta dejarla sin aliento.
—Uchiha es un sinvergüenza, amor —le advirtió él—. Me gustaría que me creyeras.
—Y te creo, pero me recuerda tanto a ti.
Él se separó de ella con un gruñido.
—¿Y eso es lo que quieres para Sakura?
Hinata se rió.
—Tú no eres tan malo.
—Porque tú me has reformado.
Hundió la nariz en el cuello de su mujer.
—Sakura es más fuerte que yo. Si quisiera, podría conseguir que Uchiha se rindiera con facilidad. Deja que sea ella quien se ocupe de él.
Naruto salió de la habitación estirando de la mano a su mujer.
—He tomado debida nota de tu opinión.
Ella intentó clavar sus pies en el suelo, pero él la tomó en brazos con facilidad y se dirigió hacia su dormitorio.
—No tienes intención de hacerme caso, ¿verdad?
Él sonrió.
—En absoluto. Yo me ocuparé de Ucha y tú dejarás de hablar del tema.

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SUPLICAME
RomanceEsta historia NO es mía es una adaptación Ni los personajes me pertenecen