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El carruaje que alquilaron no llegó a Uzumaki hasta pasada la medianoche debido a la necesidad de secretismo.

Sakura y Sasuke se apearon del coche en la parte trasera de la mansión y entraron por la puerta del servicio.

—¿Es necesario este nivel de prudencia? —se quejó Sakura temblando al percibir la gélida brisa de la noche.

Sasuke le puso su capa sobre los hombros y la rodeó con los brazos para compartir con ella su calor.

—Me niego a arriesgar tu vida. Eres demasiado valiosa para mí.

Subieron por la escalera del servicio y se dirigieron a la antigua habitación de Sakura.

—¿Cuánto valor tengo? —le preguntó ella en voz baja mientras caminaba por delante de él por el pasillo.

—Tu valor es incalculable.

Sasuke cerró la puerta del dormitorio, le quitó las dos capas de encima de los hombros y luego le dio la vuelta para mirarla a la cara.

Agachó la cabeza, clavó los ojos en ella y le dio un beso suave y generoso pegando los labios a los suyos con afecto.

—¿Tú me quieres, Sasuke?

Se había prometido a sí misma que nunca le preguntaría acerca de sus sentimientos, puesto que cada día le demostraba de cien maneras distintas lo mucho que significaba para él. Pero, por algún motivo, tenía la necesidad de escucharle decir esas palabras.

Los labios de Sasuke sonrieron contra los suyos.

—¿Crees que tienes que preguntármelo?

Sakura se separó un poco de él para examinar su rostro.

—¿Tanto te cuesta decirlo?

Sasuke abrió la boca para hablar justo cuando alguien llamó a la puerta con
suavidad.

—Adelante —dijo él, incapaz de disimular su alivio.

Naruto asomó su despeinada cabeza rubia.

—Lady Uzumaki os ha oído llegar. Le gustaría mucho que Sakura fuera a conocer a su sobrino ahora mismo. Tú tendrás que esperar hasta mañana, Uchiha.

—¡Claro! Ahora mismo voy. —Sakura se puso de puntillas y esperó hasta que Sasuke agachó la cabeza hacia ella—. No hemos acabado de hablar, milord.

Él frotó la nariz contra la suya.

—Te espero con impaciencia, lady Uchiha.

Entonces Sakura salió de la habitación y Narutose quedó con él.

Sasuke observó a su cuñado con detenimiento y advirtió las oscuras sombras que asomaban por debajo de sus ojos.

—Pareces exhausto.

—El futuro conde de Uzumaki tiene un apetito voraz y lady Uzumaki se ha negado a contratar a una nodriza. He intentado convencerla, pero ha sido imposible. Se ha mantenido muy firme.

—Enhorabuena. —Sasuke extendió la mano y Naruto la encajó con firmeza—. Eres un hombre muy afortunado.

Naruto se pasó las manos por el pelo.

—No deberíais haber vuelto a Londres.

—Estoy totalmente de acuerdo, pero al igual que tu mujer, Sakura no se ha dejado convencer. Por desgracia, la situación ha llegado a tal extremo, que está dispuesta a convertirse en cebo para acabar con esta pesadilla. —Sasuke suspiró— Tu hermana siempre ha demostrado tener una deplorable falta de miedo.

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