Perfect

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Yoongi

Por momentos sentía que iba perder la cabeza, el total sentido de las cosas, el tiempo y el espacio; me encargaba todos los días de refundirme en la comodidad de mi estudio con la única intención de sacarle provecho a toda la mierda por la que estaba atravesando, pero nada. Me  sentaba a escribir, a componer, a esperar que la inspiración apareciera de algún lugar pero resulta que el karma hacía efecto sobre mí y decía "Púdrete, Yoongi." El punto es que no me sentía con el derecho de sentarme a escribir letras de amor, autoestima o incluso del propio desamor si no sabía de qué carajos estaba hablando. Yo no sabía en qué punto estaba.

Los meses avanzaban y yo seguía admitiendo que todo iba de maravilla. Afortunadamente el exceso de trabajo me impedía pensar en ella y por lo tanto también detenerme a ver lo que sucedía a mi alrededor.

Hasta aquel día.

Lo voy a explicar. Funcionamos como una pirámide. Cualquiera podría decir que Nam, Jin y yo somos los cimientos pero es todo lo contrario, la mayoría de las veces Jungkook, Tae y Jimin son quienes nos hacen aferrarnos. Pero ¿Qué pasa cuando uno de ellos se viene abajo? La pirámide bien estructurada, fuerte e imponente, se convierte en un débil castillo de naipes que arrastra todo a su alrededor.

No me concierne y tampoco sé muchos detalles, pero Jungkook atravesaba su primer amor. Era esa chica de tatuajes con la motivación de hacer cosas que nadie se atreve pero todos desearían, ya saben, tomarse fotos en montañas altísimas, saltar de paracaídas, nadar mar adentro, comer sin contar las calorías... conducía una puta motocicleta. Jungkook y ella eran el uno para el otro. Supe que estaba en una relación cuando comenzó a preguntarle a su estilista qué tipo de regalo le gustaría recibir si tuviera novio; muchas veces lo capté a punto de preguntarle lo mismo a Miah pero cerraba la boca en cuanto lo meditaba de nuevo. Me desconecté tanto que no supe en qué momento habían pasado seis meses. El brillo característico en los ojos de Jungkook se iba a apagando y yo, sumido en mis mierdas amorosas y existenciales, no me detuve a preguntarle qué sucedía. Un poco intrigado por el cambio de la conducta de él frente a nosotros, quise recurrir a Jimin, quien es el que la mayoría de las veces la hace de psicólogo; me sentí como la peor mierda del mundo: La novia de Jungkook fue diagnosticada con osteosarcoma en etapa III. Él estaba deshecho. Día y noche miraba aquella foto que se tomaron juntos al saltar de bungee en China. La destreza de la chica fue quedándose en el pasado y Jungkook no sabía como ayudarla. Pasó el tiempo. Ella un día se fue. En el hospital donde solían trabajar sus padres, le dijeron que había fallecido.

Así que Jungkook se vino abajo y todos caímos con él. En la compañía decidieron darle atención psiquiátrica en Busan al cuidado de su madre y optaron por disfrazarlo con "Un corto periodo de vacaciones de una semana" que se convirtió casi en dos meses.

Me refiero a que, todos tenían en quién apoyarse. Jimin y Taehyung, bueno sobran las palabras. Namjoon tenía la estrecha relación con su familia, Hope y Jin a sus hermanos y yo... toqué fondo. Tal vez nunca quise aceptarlo, pero caí en cuenta de que realmente me daba miedo estar solo. Y fue una soledad que yo me encargué de construir.

Me acerqué a mamá, a hyung, a mis amigos, y por alguna razón el único que me hacía sentir un poco mejor, era Min Hyuk. Había ocasiones en las que él estaba disponible para matar el tiempo conmigo mientras jugábamos básquetbol o él se sentaba en su estudio a trazar algunos planos para un nuevo centro comercial y yo fingía estar demasiado ocupado en mis canciones como para sacar el tema de Miah a la plática. Porque sí, después de todo el drama cuando éramos niños, el principal fan de nuestra relación era él. Eso y porque tal vez necesitaba recuperar su privacidad y yo se lo hacía imposible.

Pero Min Hyuk no era Miah. Pasaban los días y yo seguía asistiendo a la empresa con la absurda esperanza de verla de nuevo. 

Ella hacía las cosas más sencillas, supongo que alguno de los dos debía tener la madurez como para hacerlo. En cambio yo me sentía como un completo imbécil. Sabía su horario y los lugares que recurría; pasaba casualmente por la cafetería y la sala de ensayos con el único propósito de incomodarla tanto que se viera forzada a hablarme primero.

Perfect ~ MYG ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora