Conociendo a Min Yoongi, bien podía sugerir ir al Jungsik Seoul cumpliendo su promesa de la cena carísima o simplemente detenerse en alguna tienda de conveniencia para cenar fideos y leche de fresa. De cualquier forma, el lugar no me importaba en lo absoluto, era evidente que me aferré a la cena para tener una excusa medio razonable y así, salir con él de nuevo.
Así que esa tarde, al llegar a casa después del trabajo, vacíe mi clóset con la intención de buscar algo que reflejara que no tomé la molestia de arreglarme demasiado para salir con él y aún así, tener la certeza de lucir bien fuera cuál fuera el lugar a donde iríamos.
Cambié por lo menos cuatro veces mi ropa. Probé vestidos, faldas, blusas, pantalones... Incluso la ropa que me gustaba solo por capricho pero que sabía jamás usaría en público, salió de su lugar empolvado junto a los vestidos de fiesta.
Posteriormente pensé ¿Yoongi se pondrá una camisa solo para salir a cenar conmigo?
No, por supuesto que no.
Y efectivamente, me sentí muy aliviada cuando mi atuendo casual de jeans negros, suéter gris y stilettos, no se apartó demasiado del conjunto despreocupado de Yoongi porque, si él quería ir al Pierre Gagnaire a Seoul en el Hotel Lotte en Myeongdong usando tenis, aunque el código de vestimenta del lugar lo prohibiera, sería alabado de todas formas en cuanto diera su nombre en el recibidor.
— Escuché que solo el presidente cena aquí sin reservación. — Musité caminando difícilmente, procurando nivelarme a sus pasos largos a través del imponente lobby del hotel.— No es que dude de ti pero ¿Cómo conseguiste reservación?
— ¿Sí? — Soltó una sonrisa tenue, mirándome por encima del hombro. — Igual y encontramos a Jaein esta noche. — Susurró. — Nos quiere mucho.
Con nosotros, tras nuestras pisadas subieron dos, cuatro, cinco personas más presionando los botones llamando a diferentes pisos. Para mi sorpresa, ninguno pareció reparar en Yoongi. Tal vez yo me encargué de idealizarlo demasiado porque, según noté, ninguno de ellos tenía idea de quién era.
— ¿De verdad le hablas así al presidente? — Pregunté escondiéndome tras su espalda.
— Claro que no, Miah. — Susurró aguantando la sonrisa. — Tiene la edad de mi padre.
— Tu padre me agradaba. ¿Cómo está?
— Bien... Espera ¿Te agradaba? Habla menos que yo.
— Por eso.
El resto del camino, me resguardé tras su espalda, siempre esperando el momento indicado para improvisar como su asistente personal si así se requería. Lo más incómodo de todo eso fue que, gran parte del personal que nos encontraba durante el recorrido, se refería a mí como "señora" e incluso hubo un huésped en sus 60 que insinuó lo bella que era la vida después de recién casados; la impresión fue tan grande, que ni Yoongi ni yo fuimos capaces de negar relación alguna, simplemente sonreímos evadiendo el uno al otro y en consecuencia, la incomodidad prevaleció hasta que ingresamos al restaurante.
¿Retirar la silla de la mesa para permitir que me sentara? ¿Colocar por mí la servilleta de tela sobre mis rodillas? No, imposible. Son cosas que Yoongi jamás se atrevería a hacer... Por lo menos no en público, o sobrio. Al contrario, poco a poco fue robando la guarnición de papas al horno de mi plato y no se limitó a beber una sola copa de vino incluso si llevaba su propio auto. Esa fue la señal definitiva que me proclamó la conductora designada de la noche.
— ¿Acompaña con música, señor? — Dijo el hombre de traje negro mientras ofrecía a Yoongi otra botella de vino.
Los ojos de Yoongi se abrieron con sorpresa para después querer borrar aquella reacción con un hostil entrecejo fruncido. Yo intenté centrarme en la copa de agua que estaba siendo servida a mi lado y me aferré a la idea de que la música de los violines en una cena con Yoongi, no me hizo querer salir corriendo de ahí.
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Perfect ~ MYG ✔️
FanfictionElla regresa a Seúl 8 años después de haberse ido de la vida de Yoongi. Todos tenemos un pasado. Incluso él. ¿Cuál fue la historia Yoongi y Miah antes de que él cumpliera sus sueños? ¿Podrá ser lo mismo de antes? "Porque solo éramos niños cuando n...