Fake Love

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— ¿Cómo es que logras dormir constantemente en camas diferentes a la tuya? — Musité eliminando las arrugas del edredón con la palma de mi mano. Yoongi levantó la vista en dirección a mí y lanzó una pequeña sonrisa de lado, como si con eso me diera a entender que sabía el propósito de la formulación repentina de la pregunta: Hacer tiempo. Distracción. — Porque, yo tuve muchos problemas para dormir.

— Lo sé. — Admitió jugando con los anillos en sus largos y fríos dedos. — Nunca has podido dormir en otro lugar que no sea tu cama. — Afirmó casi en silencio. Al ver su rostro, pude notar cierta vergüenza esconderse en sus ojos brillantes. — Creo que es bueno que se hayan equivocado en la recepción y te haya tocado una habitación individual al resto del equipo.

— ¿Cómo lo supiste? 

— Aquí todos saben todo. 

Fue entonces cuando me atreví a sonreír con ganas, mordiendo el labio inferior de mi temblorosa boca. Y es que, si Yoongi no hubiera mencionado la situación de mi habitación, probablemente yo lo hubiera dejado pasar sin conocer la realidad.

Pero lo supe.

— Gracias. — Susurré con la sonrisa más feliz que puedo recordar.

No fue por la comodidad de la cama king size, el baño equipado con regadera a presión y una bañera repleta de sales aromáticas, el balcón, la cafetera con grano colombiano o la leyenda al lado del teléfono indicando el servicio a la habitación era totalmente "gratis", sonreí por él, fue por él.

Yoongi permaneció sin expresión alguna. Ni siquiera fue capaz de dirigirme la mirada. Lo único que hizo después de escucharme, fue removerse en su lugar con cierta satisfacción.

— Como sea. — Musitó delineando sus labios con la yema del dedo índice. — Es tu turno.

La burbuja de paz explotó y fue así como la misma sensación agobiante taladrando mi pecho regresó. El sentimiento era muy similar a cuando tienes que explicar la razón de un comportamiento errático frente a tus padres o alguien descubre alguna mentira piadosa que se hizo una bola de nieve gigante y a la cual no pudiste poner fin. 

— Lo conocí en la fiesta de uno de mis amigos en la universidad. — Comencé. — Tú sabes que jamás fue mi fuerte el tema de las fiestas, pero cuando estás en otro país y la cultura cambia totalmente, dices "¿Por qué no?". No había padres, no había reglas. Era como volver a empezar. 

Yoongi asintió suavemente para que continuara. Me miraba detenidamente con aquella expresión condescendiente que hace cuando sabe por adelantado, que las cosas se van a poner mal.

— De verdad no te imagino. 

— No me lo vas a creer pero fui bastante popular en su momento. 

— ¿Eras la odiosa chica que viste de rosa y critica todo lo que se mueve? 

— Era la hermosa extranjera inteligente y amable de primer año. 

— Aja, claro.

— Durante aquella noche, no hablamos porque yo ni siquiera lo había notado. — Continué. — Fue hasta una semana después que me mandó una solicitud de amistad por Facebook argumentando de tajo cosas como que yo le había gustado desde que me vio y que era la mujer más hermosa del planeta. Y yo... Bueno, lo acepté porque por lo menos en esa época me gustaba recibir halagos y además, jamás pensé que llegaría a otra cosa con él.

— Desde ya suena a un partidazo, Miah. 

— No lo imaginas. — Respondí. — Dicen que cuando vas a pedir empleo, sería bueno que los empleadores tuvieran acceso a tus redes sociales para ver una parte de ti, porque aunque se diga que solo es una máscara de nosotros, en realidad reflejamos demasiado en ellas. Y creo que tienen razón.

Perfect ~ MYG ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora