Just Right

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— Quiero un sándwich. — Suspiré con la mirada perdida en la mesa absurdamente abarrotada con deliciosos aperitivos en todas las formas, colores y sabores. — Quiero hacerlo. — Musité. — Voy a hacerlo.

La única reacción de Park Jimin a mi lado, fue abrir un poco más sus pomposos párpados y después, cerrarlos casi por completo debido a la carcajada que acababa de escucharse en cada una de las esquinas del foro donde nos encontrábamos. 

— ¿A eso lo llamas fuerza de voluntad? — Se hizo un poco el ofendido. Peinó su rubio cabello hacia atrás y sacudió su cabeza.

— Es que necesito un sándwich.

— Ahn Miah, se supone que estamos a dieta Si tú mueres, yo muero. ¿Recuerdas? — Resopló en un puchero, de la forma más tierna e infantil que pudo haber existido.

Hice una mueca con mucha irritabilidad como respuesta. Amaba comer, y si no podía comer lo que quería, mi humor simplemente resultaba ser igual al de una persona plena menopausia o andropausia o peor... Mi vanidosa, rebelde y testaruda madre en plena menopausia.

— Solo uno. — Pedí juntando mis manos en una oración. — Vamos, un sándwich no es comida basura. El pan es integral, tiene proteína y verduras. Queso blanco... Y un delicioso aderezo de mostaza cremosa... Nadie se tiene que enterar. — Susurré a su oído mientras señalaba la barra del buffet con la mirada.

Era muy fácil convencer a Park Jimin porque curiosamente, conectamos de inmediato. Cualquiera diría que nuestras personalidades no encajarían, ya que él se caracterizaba por ser especialmente extrovertido, seguro y encantador... Pero, un día simplemente sucedió: Durante una junta express con todo el equipo de Promoción Cultural, Geum hizo un comentario halagador acerca del año de mi nacimiento y esa excusa fue suficiente para comenzar una interminable plática de artistas, moda y música característicos de los 90's. 

Así que no me fue difícil conseguir a mi primer amigo en aquel frío y confuso mundo del entretenimiento. Ciertamente, él y su encanto adoptaron completamente mi introversión. 

Volviendo, al sándwich, se supone debíamos evitar las harinas y los carbohidratos en exceso por aquello del gluten y esas cosas de las que ni siquiera teníamos pleno conocimiento pero nos era muy sencillo seguir, debido al asesoramiento de los nutriólogos de la agencia. 

— ¿Harás ejercicio conmigo después? — Arqueó la ceja dejando salir una sonrisa de complicidad. — Promete que lo harás. La última vez dijiste tenías mucho trabajo y cuando pregunté a Geum, ya te habías marchado.

— Lo prometo. Hasta que me queden los abdominales marcadísimos. — Guiñé un ojo de forma exagerada. A pesar de que yo sabía perfectamente que 2 horas de ejercicio de máximo rendimiento no compensaban las calorías de un Sándwich y que obsesionarme con las calorías no era lo adecuado, acepté porque era la única forma de no morir sola en la batalla.

Odiaba tener largos episodios de ansiedad. El tema de Yoongi no ayudaba en lo absoluto, así que el resultado después de 4 meses de haber llegado a la agencia, fue ganar por lo menos unos 4 kilos. Algunas personas dejan de comer y a mí me sucede lo contrario; como absolutamente todo lo que se me antoja sin hacer reparo en las calorías y en el hecho de que subo de peso con extrema facilidad. Afortunadamente, mi relación con cada uno de los integrantes del grupo -exceptuando claro a Yoongi- se hizo rápidamente grata, al punto en el Jimin y yo habíamos acordado hacer una dieta sana juntos y ayudar entre nosotros.  
Hasta ese momento no lo había comprendido pero, creo la intención de Jimin, más que cambiar algo en él, fue no dejarme sola en aquel horrible proceso para perder peso y encajar con estándares de los que me olvidé por completo durante ocho años.

Perfect ~ MYG ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora