Más allá de las estrellas. ( COMPLETA)

Capítulo 6

Capítulo 6

Ansiedad..

Mis días se volvieron grises gracias a ella, después de la muerte del abuelo lo único que e sentido es eso...

Siento que los pensamientos me consumen y que todo va en cámara lenta, mi cerebro a diferencia del de alguien más, trabaja lentamente y todo a mi alrededor hasta mis pensamientos pasan demasiado lentos aunque los de los demás pasen demasiado rápido.

La única manera de escapar de eso es dormir. El dolor de perdida aún no se va y me duele cada maldito día.

Mi mente me lleva siempre a ese día y duele más y más.

El dolor nunca se va.

Sentir que mis pulmones se quedan sin aire mientras estoy respirando tan normal como los demás, aunque normal no es una palabra que yo diría, siento que mi respiración se acelera, los latidos de mi corazón van a mil por hora mientras mis manos y todo mi cuerpo se adormece.

Tengo semanas sin salir a la calle, sin comer y sin regresar a la escuela, nadie a venido a hacerme levantar, cosa que agradezco demasiado.

La oscuridad de mi cuarto me mantiene con calma, pero la ansiedad regresa y mi mente regresa a su muerte.

Reviviendo el momento una y otra vez.

Con rapidez me levanto de la cama y tomo mis pinturas y un lienzo, necesito deshacerme de las emociones negativas..

Tomo la paleta y el pincel con desespero y trazo líneas y líneas por todo el lienzo, líneas horizontales y líneas verticales, no sé qué estoy haciendo pero esto siempre me calma.

Uso todos los colores, pero siempre vuelvo a uno de un color muy peculiar.

Negro.. ese color que no demuestra nada pero que para mí demuestra demasiado, emociones negativas, esas que te destruyen con lo más mínimo.

Luego de la muerte del abuelo no e podido consiliar el sueño y cada noche es mas difícil que la anterior.

Se preguntarán, ¿Sepultamos al abuelo? La respuesta es no, mi abuela, mamá y mis tías decidieron cremarlo y hoy es el día que entregan sus cenizas.

Me alejo del lienzo y todo el desastre que hice con las pinturas y me tiro en el suelo para recostarme en el tocador.

Estiró mis piernas y me quedo mirando hacia la ventana, veo un pájaro y me pierdo en su vuelo.

Tal vez el abuelo es como ese pájaro, emprendió un vuelo sin regreso que nos dejó a todos con el corazón roto en mil pedazos.

Un leve golpe a la puerta me hace salir de mis tristes pensamientos.

- ¡Adelante!.

Digo tan alto como las ganas me lo permiten.

Y entonces alguien abre la puerta y mi corazón se acelera, a pesar de estar triste pude sentir una pizca de emoción al verlo.

- Hola Kiara, puedo... pasar.

De aquí puedo notar como su mirada se pasea por toda mi habitación y termina en el desastre de pintura que hice hace un rato.

- Claro, ya te dije que lo hicieras.

Lo veo entrar y sentarse en un pequeño banquito que tengo al lado del tocador.

- Es una hermosa pintura..

Lo dice tan de repente y tan bajo que a penas logro escucharlo.

Levanto la mirada hacia dónde está el cuadro y me sorprendo al verlo mirándome.

- Pff, no lo es, solo son garabatos.

Digo y el se levanta del tocador y se sienta aun lado mío.

- Lamento mucho la muerte de tu abuelo, se qué no somos tan cercanos, pero lo siento Kiara.

Lo dice tan cerca de mi, haciéndome estremecer con sus palabras.

Mi corazón vuelve a hacerse añicos y lágrimas empiezan a salir.

- Gracias...

Digo tan bajito que no creo que el pueda escucharme.

Mi vista se empieza a poner borrosa por las lágrimas que no quieren parar.

Luis levanta su mano pálida y limpia mis lágrimas con su cálido toque.

- Anda, llora no te hagas la dura reprimiendo todos esos sentimientos, expulsalos déjalos salir, aquí estoy...

Deja las palabras al aire y eso es todo lo que necesito para llorar, sentada al lado del chico que me salvó.

Me sorprende sentir sus brazos alrededor de mi cuerpo mientras me abraza con sumo cuidado, como si en cualquier momento me fuese a romper en pedacitos en sus brazos.

- El.... El murió en mis brazos, y yo... Yo no hice nada más, solo lo vi morir... Y...

Tartamudeo mientras intento contener mis lágrimas.

Y entonces lo abrazo, lo abrazo tan fuerte y lloro, dejó salir todo el dolor que llevo contenido y que sólo sale convirtiéndose en el peor enemigo de una persona.

Ansiedad.

- Tranquila no fue tu culpa...

Dice dejando las palabras al aire mientras yo me deshago de todo lo que siento hasta calmarme.

Siento sus manos subiendo y bajando por mi espalda y de cierta forma eso se siente reconfortante.

Pero me separo de el, lentamente.

- Gracias.

Digo en un susurro, sorbiendo mi nariz.

- De nada, necesitabas hacerlo y eso estuvo bien. ¿Como te sientes ahora?.

- Un poco mejor, gracias.

- ¿Necesito saber que haces aquí?

Las palabras salen de mi boca antes de que pueda detenerlas.

- Lo siento pareciera que te estuviese corriendo de aquí.

Nos quedamos en silencio por unos minutos muy incómodos después de lo que dije, hasta que el habla.

- No se, solo iba pasando por aquí y recordé que no has ido al instituto y quise preguntarte directamente, pero ya me di cuenta que son razones de peso.

- Mmmm... Esta bien. ¿Pero como te diste cuenta que yo no había ido, no estamos en la misma clase y solo nos hemos visto una vez, ¿que yo recuerde?.

Lo miro directamente a los ojos y logro ver cómo se van apagando lentamente.

- Lo siento, yo..

Digo tan rápido como puedo antes de ser interrumpida por mama.

- Cariño ya es hora...

Dice y siento una corriente bajar por mi espina dorsal y llegar a mis piernas.

Mamá sale y me deja a solas con Luis.

- No podré hacerlo..

Digo en un susurro mientras siento como mi cuerpo tiembla y mi corazón va a mil por hora.

Las lágrimas se forman en mis ojos y empiezan a salir tan rápido que no puedo detenerlas.

Y el dolor que se había detenido por un minuto regresa más fuerte que antes.

- Tranquila, ey, mirame yo estoy aquí, tranquila.

Toma mis manos y las sostiene en su regazo.

Luis me ayuda a levantar y bajar para ir al cementerio a dejar al abuelo en su última morada.

Ese día la lluvia se hizo presente y fue como si el cielo estuviese triste por su partida, luis nunca soltó mi mano ese triste día.

Nota:
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Nos leemos en el próximo capítulo.

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