Good Doctor

Prólogo - Una carrera un encuentro

La chica tuvo que salir de su cama para contestar su celular, que estaba encima de su tocador. Era su mejor amiga Rebeca.

-Se breve estoy viendo el juego- contestó.

-¿Hay algún día en el que no estés viendo un partido?

-No. ¿Qué pasa? ¿Es importante? Si no lo es voy a colgar. Dallas le va ganando 24-20 a Detroit y ya puedo saborear la gloria.

-Como sea. Ahora, báñate, arréglate, ponte ese short negro de corte alto, la blusa que te compré de cumpleaños y tu hermosa chaqueta de piel negra. Ah, también trae tus botas industriales, va a haber lodo.

-¿Vamos a salir? ¿A qué hora? Me imagino que cuando termine el partido.- dijo distraída viendo en el televisor como Tony Romo le daba un gran pase a Dez Bryant.

-Si vamos a salir, pero no cuando termine tu dichoso partido, si no ahora mismo. Deja de ver eso y...

-¡Touchdown!- gritó Jessica eufórica.

-Apúrate a bañar. Voy entrando a tu calle- dijo su amiga y colgó, cosa que Jessica ignoró.

Faltaba solo un minuto del último cuarto y no iba a perdérselo por nada del mundo. Al terminarse el partido la chica se bañó y se vistió como su amiga le había indicado. Su mejor amiga era algo mandona, pero así la quería. Se conocieron en el jardín de niños, y a pesar de no haber ido a la misma primaria, que en secundaria no les haya tocado nunca en el mismo salón, que hayan ido a prepas muy diferentes y que ahora vayan a ir a universidades distintas y a estudiar carreras que no tenían nada que hacer una con la otra, su amistad seguía tan fuerte y sólida como una roca. Había veces en las que se dejaban de ver por meses, y aún así seguían siendo las mejores amigas del mundo.

Cuando entró de nuevo a su cuarto ya vestida se encontró a su amiga sentada en el sillón jugando con su teléfono.

-Tu mamá me dejó entrar- le informó su amiga.- ¡¿Todavía no estás arreglada?!

-Tranquila, tranquila- dijo Jessica serenándola- Rebeca, necesitas relajarte.

Se puso moose en el cabello para marcar más sus rizos, se delineó los ojos, puso rímel a sus pestañas y se puso lipstick.

-Ya está. Pero ni si quiera le he pedido permiso a mamá.

-Ya le pedí yo por ti. Le dije que íbamos a una fiesta de una conocida.

-¿Y no es así?

-Claro que no, ya verás cuando lleguemos- dijo su amiga jalándola fuera del cuarto.

Jessica pensaba que iban a ir a alguna fiesta de la que su amiga se había enterado por ahí. Pero ahora que lo había negado su única opción quedaba en que a lo mejor iban a su casa de verano. Rebeca siempre hacía fiestas en la casa de verano de sus padres, y como tenía grandes terrenos de césped y otros sin pavimentar, pensó que a eso se refería con lodo.

Estaba muy equivocada.

Rebeca condujo como por una hora y media y a eso de las 9:40 de la noche llegaron a una enorme terracería. Esta tenía caminos de tierra y barro, lomas y desniveles por todos lados... y autos, autos de todo tipo estacionados en todos lados.

Su amiga entró al estacionamiento improvisado y estacionó su carro. Bajaron y el resto del camino lo siguieron a pie. Jessica se alegró de haber hecho caso a su amiga en cuanto a su vestimenta, sus botas industriales se hundían hasta la mitad en el lodo que se había formado a causa de la lluvia de la noche anterior.

Llegaron a una taquilla y su amiga le dio un billete de 100 al hombre que les impedía el paso. Justo en el momento de obtener el dinero se hizo a un lado haciéndolas pasar.