Epílogo

321 15 5
                                    

Logan entró con ella en brazos a la mansión y la llevó a la habitación que ella y Charlie habían ocupado. Después del derrumbe habían regresado al hospital y Logan le había tenido que dar un calmante. Jessica no quería ver a nadie, ni a su familia, ni a sus amigos. No quería ir a su departamento, ni a la casa de sus padres. Así que Logan la llevó a la mansión hasta que estuviera lista de ver a alguien más.

No podía creer que Charlie haya muerto, se le hacía tan imposible, tan irreal. La depositó en la cama y se dirigió al baño, abrió el grifo de la bañera y dejó que se llenara. Ahí en el baño sin que Jessica lo viera se permitió sentir el dolor.

Ese hombre le había quitado a la mujer que amaba, y aún así lo había llegado a querer como a su amigo, uno de los mejores... Y ahora no estaba. Dio un golpe a uno de los espejos y este se quebró. ¿Por qué la vida era tan injusta? ¿Por qué llevarse a un joven de gran corazón, lleno de aspiraciones, que se acababa de casar hacía dos meses y que apenas habían pasado menos de 24 horas de que se había graduado de la universidad? No comprendía, no podía.

Todo era su culpa, no debió de haberlos llevado a San Francisco en primer lugar, pudo haber discutido con el jefe, haber conseguido otros doctores. Tampoco debió de haberlos llevado a aquel edificio, pudo haberse negado con el militar, buscar más paramédicos. Él debió de haber sido el que fuera por los niños, ya que él era el médico de guardia, su jefe, su mentor, él los estaba cuidando. Debió de ser él el que muriera en el edificio, no Charlie; así Jessica y él hubieran podido formar una familia como siempre lo habían querido; pero no, Charlie Everett era el que había quedad enterrado en ese edificio, no él.

Regresó a la habitación y cargó a Jessica hacia el baño. Estaba llena de polvo y tenía unas cuantas cortadas en las piernas brazos. Le quitó la ropa dejándola desnuda y la metió en la bañera. Comenzó a enjabonarle el cuerpo y a lavarle el cabello. Estaba tan tranquila, aunque sabía que el dolor en su interior era inmenso. Lo reflejaban su cara y las lágrimas que no dejaban de correr por su rostro. No emitió palabra ni sonido alguno mientras la bañaba. Parecía muerta en vida, pero presentía que así era exactamente como se sentía.

Al terminar la envolvió con una toalla y la secó, después le puso una de sus camisas y la metió a la cama, la arropó y apagó la luz.

-¿Necesitas algo?- le preguntó Logan. Sentía que en cualquier momento el tranquilizante perdería efecto y ella volvería a gritar de dolor como si estuviera muriendo.

-No. Solo quiero dormir.- susurró ella ausentemente.

-De acuerdo.- contestó él y salió de la habitación cerrando la puerta tras de sí.

Jessica se quedó sola y a oscuras. Aún no podía terminar de asimilar todo. El dolor que sentía era inexplicable, y daba gracias a que estaba sedada, porque no sabía que era capaz de hacer en un arranque de desesperación. Las lágrimas no habían dejado de caer.

Era viuda. Su esposo, su maravilloso esposo, al cual amaba más que a ella misma, había muerto. Era su culpa. Debió de haber insistido en no ir a San Francisco, debió de haber insistido en no ir al edificio, debió de haberlo detenido cuando fue por los niños, no debió de haber ido tras él, así probablemente hubiera alcanzado a salir si no hubiera estado tan ocupado salvándola a ella, debió de haberlo convencido de que no la salvara, debió de haber buscado una manera de salvarlo a él, a ÉL, no a ella.

Cerró los ojos con fuerza e intentó quedarse dormida, para calmar un poco el dolor.

Él ya no estaba... Charlie había muerto.

Good DoctorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora