-Y-yoongi, espera... - dije entre suspiros y respiraciones entrecortadas, con la cabeza de Yoongi en mi cuello, lamiendolo con cuidado, pero pasión. Gentil, pero ágil. Sorbía de mi piel con delicadeza, haciendo que perdiese el control de una extraña manera.
Era...excitante.Pero, cuando le dije que se detuviera lo hizo sin pensarlo, levantando su mirada hacia mí, volviendo a colocarse.
-¿Sí? - susurro, levantándose un poco para estar a la altura de mi rostro en lugar de la de mi cuello.
-E-esto... - aún no podía respirar bien del todo - es tu c-coronación, Yoongi. S-se van a dar cuenta de que no estamos.
Sonrió, como un felino apreciando su presa.
-Ya veo...tienes razón. Este lugar es muy pequeño, pero...entiende que no he podido resistirme al verte así de...ti. Tu verdadero tú se ve mejor así. Sin pelucas ni vestidos ni nada. Tú, Jimin. Se siente verdadero. No digo que me gustes más o menos con o sin maquillaje y vestido. Más bien, sé que te sientes más cómodo así y te sientes más cómo en realidad eres y me alegra. También me gusta.
-Admite que también te pone.
-¡J-Jimin!
Me reí y tuve que llevar mis manos a mi barriga por las carcajadas. Yoongi sonrió, empequeñeciendo su mirada y relajando su mandíbula y su sonrojo. Parte de mi risa la provocó el parecido de su cara sonrojada con un tomate.
-Ahora en serio, también quería hablarte de algo. - dije, deteniendo mi risa, pero Yoongi pareció tenso ante ello, como si se esperase algo malo - ¡Oh! No te preocupes, no es nada malo. Sólo...¿por qué nunca me has hablado de tu madre?
Se quedó algo serio ante la pregunta, con la mirada algo perdida.
-Bueno...pasó hace mucho...es extraño recordarlo.
Me quedé en silencio, mirándole y entendio que no era suficiente. Llevó su mano a la nuca.
-Tenía...7 años. Lo recuerdo como si fuera ayer, pero, jamás se lo había contado a nadie. Era una mañana de primavera y vinieron los pescadores del puerto a palacio, eufóricos. Habían encontrado y pescado una nueva especie de pez y querían que los reyes lo provasen para tener su aprovación y para que fuesen los primeros en provar esa supuesta maravilla. Comimos juntos y ambos lo provaron. Unas horas más tarde, mientras estaba haciendo mis prácticas, con Namjoon, de hecho, nos informaron de que no se encontraba bien. Fuí a verla al momento. Estaba estirada en su cama, descansando y mi padre estaba en una esquina de su habitación, cubriendo su cara con un pañuelo. Me acerqué a su cama. Se la veía débil, pálida, respiraba extraño y me impactó mucho porqué hacía apenas unas horas la había visto perfectamente, sonriendo, como siempre. Siempre sonreía. La noche había llegado demasiado temprano. No lo entendía. Me acerqué a ella y la abracé con fuerza. Le costaba moverse, pero, aún así, agarró mis mejillas, haciendo el mayor esfuerzo para sonreír, mientras me secaba las lágrimas con sus cálidas manos. Me dijo: "Mi niño...estás cada día más grande, más fuerte y con esa preciosa sonrisa. Brillas más que el sol." Le dije que la amaba sin importar qué pasara. Me miró y sonrió. Sonrió de una manera rara...jamás la había visto así. No podría describirlo. Me respondió, con su voz cansada: "Yo también te amo, Yoongi. Min Yoongi. Mi querido y pequeño príncipe. Siempre te querré. Pero debes amar más, Yoongi. Ama el mundo, ama tu pueblo, ama tu vida. Quiero que ames a quien quieras como quieras, cuando quieras, mi lindo bebé. Me da igual la Monarquía, Yoongi. No me importa y jamás lo hará o lo ha hecho. Cásate por amor. Porqué amas. Que nadie te lo arrevate. Jamás dejes de amar, de brillar y de sonreír, cielo."
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Dama de la corte | Yoonmin
AcakPara evitar un matrimonio forzado, vida indeseable y así escapar de casa, Jimin decide audicionar como Dama de la Corte del príncipe Min Yoongi. Lo que no se espera es conseguirlo, aún dando una sorprendente primera impresión, y enamorarse en el cam...