6. 아버지

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Anduve por los preciosos pasillos del castillo, contemplando su belleza, como si fuera la primera vez, puesto que así lo parecía. No tenía donde ir en realidad, simplemente quería conocer el lugar en el que estaba viviendo y sentía que estaba soñando cuando viajaba con mi ancho vestido rodeado de paredes y lujos.

Estaba tan acostumbrado a ropa ancha, lugares apretados y escasez, que todo el ambiente de riqueza, lujos o hasta tiempo libre era tan nuevo como fuera de costumbre.

Seguí andando por el pasillo más ancho en el que había estado, seguido de unas escaleras y, de repente, provocando un gran sobresalto, oí una voz muy ronca y cansada gemir de dolor. Se acercaba a un grito desgarrador, como si esa voz fueran garras que se clavasen en mi espalda y bajasen por ella.

Se me pusieron los pelos de punta al momento y me estremecí como jamás lo había hecho.

Esperé.

El ruido no regresó.

Exhalé el aire del que ni me di cuenta que estaba reteniendo y busqué por el lugar por el que provenía ese sonido. 

Era una de las habitaciones de ese mismo pasillo. Fui apoyando mi oreja por cada una, tratando de oír algo sospechoso, hasta que oí esa misma voz gemir de nuevo mientras apoyaba mi oreja en una de las puertas. Esa vez, la voz ronca gemía de dolor de una forma preocupantemente débil en el interior de las habitaciones que esas gigantes puertas separaban del pasillo.

Apoyé todo mi cuerpo, aplastando mi oreja contra la puerta después de comprobar que no había nadie cerca.

-Padre... - conseguí oír, pero ahogué un grito y abrí mis ojos como platos al identificar la voz de Yoongi diciendo esa palabra, con el tono más triste que jamás había oído a nadie usar.
¿El hombre que gemía de dolor era su padre?

Las palabras de Taehyung vinieron a mi mente al momento.
El Rey antecesor de Yoongi, su padre, había caído tan enfermo, que hacía unos meses, tuvieron que coronar a su hijo, puesto que no podía ni reinar en su estado.

Yoongi era rey porqué su padre no podía serlo.

-Hijo...lo- lo siento tanto... - era la voz ronca. Sus palabras se interrumpieron pues tosió bruscamente repetidas veces. Oírlo estremeció mi cuerpo sin darme cuenta.

-No, no padre. - volvió la voz de Yoongi, que parecía estar a punto de quebrarse, lo cual ablandó mi corazón - No debe sentirlo. Por favor.

-Esto d-debe ser tan...difícil para...t-ti. - la voz ronca hablaba con mucha dificultad, cada palabra que decía parecía ser fruto del mayor esfuerzo.

-Padre...no, yo... - la voz de Yoongi se quebró en llanto y sentí como mis ojos empezaban a llenarse de lágrimas. 

-Aún recuerdo...c-cuando eras un peque-pequeñajo - pude diferenciar una pequeña risa - , estabas...t-todo el día correteando por e-el castillo. 

-Padre, por favor, descansa. Con esos recuerdos en mente, trata de descansar todo lo que necesites. - respondió Yoongi, después de respirar profundamente. 

Oí pasos desde el interior del cuarto, que se acercaban a la puerta en la que estaba detrás. Entré en pánico y mis reflejos actuaron antes que yo, haciendo que corriera hacia la puerta más cercana a mi derecha del pasillo y entrase lo más rápido posible.

Cerré la puerta detrás mío y le di la espalda entonces me encontré la parte del pecho de un chaleco formal, de colores marrones oscuros con una insignia de palacio a milímetros de mi nariz. Subí mi cabeza y vi a un hombre que,  parecía de mi edad, mirándome con extrañez. Al parecer, iba a salir por la puerta por la que había entrado, pero le interrumpí. 

Abrí mis labios para decir algo o sonreír, pero el hombre se apartó, agachó y llevó sus manos a mis mejillas. Llevaba guantes blancos y un largo traje encima del chaleco, junto unos pantalones igual de oscuros que éste. Tenía los ojos marrones, oscuros, realmente profundos y perspicaces, prácticamente negros. Tenía un mirar preocupado hacía mí y pude valorar desde la poca distancia que nos separaba, como los ojos le brillaban intensamente. Era un brillo...peculiar. 

Pero no entendía su expresión preocupada y el gesto de cogerme por las mejillas, que me llevó a un sonrojo impecable.  

-Usted está llorando. - dijo finalmente y, si no lo hubiese hecho, no me hubiese dado cuenta. Pero, tenía razón, sentía mis mejillas levemente mojadas y los ojos me picaban. Me sorprendió extremadamente el no haberme dado cuenta. Pero me hizo pensar en como el caso del padre de Yoongi me había afectado sin ser consciente, ya que supuse que esa debía ser la razón por la que estaba llorando. No entendí como había llegado al extremo de llorar y ni si quiera saberlo, pero no tuve mucho tiempo para pensar en ese momento. 

-¡Oh! Yo...¿lo estoy? Vaya, pues sí. - solté una carcajada algo ahogada y me limpié las lágrimas con mis manos, mientras el hombre, cuál nombre aún no sabía, se apartaba y me ofrecía un pañuelo con unos bordados de flores en los extremos.

-Muchas gracias. - respondí ante el acto y usé el pañuelo para limpiarme el rostro con delicadeza - Soy Jimin Park, por cierto. Un placer. - hice una reverencia y el hombre, que seguía con los labios igual de rectos y hasta ocupaba una expresión inexpresiva, respondió al cabo de unos largos segundos:

-Yo soy Jungkook Jeon. Soy descendiente de la región del Oeste, amigo cercano del Rey Yoongi Min, ya que nuestros padres son estrechos compañeros. Estoy hospedándome en palacio, puesto que mañana hay un baile para celebrar una unión de territorio y he sido invitado. Mi corte llegará mañana por la mañana, con el resto. Es un placer conocerla también, Lady Park.

-Es todo un honor conocer a un monarca de la región oeste, nunca he conocido a nadie de ahí.  - respondí, con un tono abierto, el cual pareció hasta sorprender a Jungkook - Y, ¿qué quiere decir con el resto?

-Verá, no soy el único monarca que asistirá al baile de mañana por al noche, claro está. El Rey Yoongi ha hecho uno de sus primeros tratos de territorio con otras regiones, por eso ha convocado el baile. También para presentar un nuevo miembro de su corte, si no estoy equivocado. 



Dama de la corte | YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora