Todo terreno✓✓

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Otra vez sin respiración, observó mi panorama, mi corazón está fuera de control, para ser sincera, siento que no doy más con la debilidad de mi cuerpo.

Otra vez en el desierto, en la mañana el calor me envuelve bañándome en sudor, son pocas las gotas de agua que me mantienen estable, en la noche, el frío me agobia y la cobija no me arropa, sin embargo cuando siento que estoy por tirar la toalla, una voz que me susurra...

- ¡Vamos, yo te ayudo, la batalla la tienes vencida!

Y es allí cuando mis fuerzas se renuevan.

Corro en medio de la arena y el sol potente, me quejo pero sigo, persiguiendo al sujeto que va delante de mí, guiandome por este camino.

Él se encuentra pacífico y siempre con una sonrisa, en realidad es por él quien me encuentro en esta lucha, la verdad quiero ver su rostro, deseo conocerlo, quiero seguirlo a ver a dónde me lleva, escuché que él da vida y yo necesito una de ella.

Ya no hay más desierto, ahora hay fuego...

Camino con delicadeza por el cuarto encendido procurando no rozar las fuertes llamas que intentan abrazarme, por un momento dudo, y termino cayendo, alzó mi mirada adolorida y me encuentro con Jesús lejos y en sus labios una reconfortante sonrisa...

Cuando creo que no voy a salir y las fuertes llamas van a arder en mi, siento una mano que me sostiene y una voz que me dice:

- ¡Tú puedes, sígueme!

Nuevamente me encuentro levantada, con la mirada más dura y más ganas de vencer, pero ya no hay desierto, ni hay fuego, ahora hay hielo...

Doy pasos con temblor en mi cuerpo, la fría brisa intenta nublar mi vista, busco a Jesús por doquier, siento que en poco tiempo mi cuerpo va a tocar la nieve del ardor que siento en mis pies, de un momento a otro lo veo pasar al otro lado, unas aguas nos separan, pero hay unos pedazos de hielo que me permiten llegar hasta él, sin embargo cuando estoy dando el último paso, caigo y me resbaló, mi cuerpo se ve a la deriva, mis dedos tocan las heladas aguas, pienso en lo que ya pasé, pero nada se compara a este gran reto, observó mi debilidad, pero cuando por fin me voy a dar por vencida, esa voz me habla y una mano me atrae hacia sí y me carga llevándome hacia un lugar espacioso:

- En el desierto y en las llamas estuve contigo, también lo sigo estando en la nieve ¡Ánimo no estás sola, sígueme!

Respiro y sonrió, pero tomo un tiempo para hablar con él, cuando lo empiezo a conocer me dan más ganas de seguirle más que nunca, es como si me enamorara, luego de un rato, partimos nuevamente a la carrera, él como siempre de primero...

Ya pasamos el desierto, el fuego y el frío congelador en el que casi pierdo la vida, sin embargo si no es por el autor de esta misma, no estaría aquí, en medio de la tempestad del océano.

El viento sopla fuerte y las aguas chocan con mi pequeña barca, me encuentro sola, Jesús está en otro lugar, él decidió quedarse en tierra firme y observarme de lejos, dijo que no me pasaría nada que siempre estaría conmigo aunque no pudiese verle, sin embargo ahora lucho con el miedo...

El agua invade la barca en donde me encuentro, empiezo a llorar y espero, pero de repente veo una figura caminar por las aguas tempestuosas...

Él extiende su mano y me pide que este a su lado, obedezco sin ver alrededor dejándome cautivar por esa dulce y tierna presencia, pero de repente el ruido del viento soplando mis oídos, me hacen mirar hacia abajo y ver que estoy sobre las aguas, una desesperación cae sobre mí y termino hundiendome...

Miró hacia arriba aguantando mi respiración, mi pelo largo flota por encima de mi cabeza, parece como si la salida se viera más y más lejos y me hundiera en todo momento, el poco oxígeno que me queda empieza a faltar y sin dudarlo, grito aunque solo se escucha un extraño ruido y burbujas formándose...

- ¡Jesús ayúdame! -No dejo de gritar y moverme, perdiendome en mi debilidad.

Mis ojos empiezan a cerrarse, cuando lo veo acercarse adentro de las aguas, me toma en brazos y fue como ir mil años luz, todo fue rápido...

De repente me encontraba a la orilla de la playa, el sol resplandeciente y el día cálido decoraba la expansión...

- ¡Sigo aquí hija mía, vamos sigueme, no te rindas!

Corro al escuchar su voz entre unas palmeras, lo persigo esta vez corriendo al tenerlo muy lejos, cuando me doy cuenta estoy escalando un cerro.

Al principio me fue fácil seguir sus pasos, pero las piedras lo hicieron complicado, respiraba y mordía mi labio para mantenerme concentrada, le hablaba para que escuchará que estaba atrás de él aunque que ya sabía, él lo sabe todo...

Queda poco, sigo escalando, sigo escalando, pero de repente mi mundo quedó en shock.

Vi mi vida siguiendo a Jesús pasar, vi el desierto, las llamas, el frío de la nieve, la barca y la tempestad, me vi casi ahogar y ahora caía en la nada después de escalar, llore porque no lo había logrado, una mala agarrada termino por resbalarme y terminar soltandome.

Cerré los ojos dejándome ir y despidiendome con un perdón y un te amo Jesús, pero...

Cómo siempre, Él Salió al rescate.

Abrí mis ojos y hay estaba, sosteniendo todo mi cuerpo y subiendo el monte por los dos, se veía confiado, tranquilo como si no estuviera haciendo ningún esfuerzo...

- Hija te prometí no dejarte nunca y aún lo sigo y lo seguiré cumpliendo, no temas, yo te ayudo.

Él subió y me hizo pararme, me tomo de la mano, nunca lo había visto, sonreír tan amable y extensamente, me enseñó todos los terrenos por donde nos dirigimos y desde arriba se veía como nada.

-Estoy orgullo de ti, ¡Venciste! - Exclama con alegría.

Lo miro extrañada.

- ¿Cómo? ¡Pero si siempre caía y siempre me rescatadas, tu fuistes quien vencistes!

Él negó y me abrazó como un padre que ama salvajemente.

- Vencistes porque a pesar de cualquier terreno, tu confianza se mantuvo en mi, porque me amastes hasta el fin.

Sonreí y lo abrace también, y fue allí en la meta donde veíamos los retos, felices por superarlos, él en realidad lo hizo, pero me regaló la victoria...

Jesús nunca me dejó.

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Él nos promete dar la victoria en todo momento, cuando sentimos que ya no hay salida, su brazo nos saca de en medio de la angustia, él está allí a tu lado, no te dejará, ¡Ánimo! Síguelo y confía, y sin más que decir...

Amalo hasta el fin...

MIND (COMPLETED)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora