Respiro con dificultad, sudor y lágrimas se mezclan en mi rostro salando mi paladar.
Observo con ojos borrosos al rededor, todo se encuentra lleno de muchas personas que caminan como zombies por la vida, afanados, cansados, cargados de mucho trabajo pero sin ningún disfrute diario, otros con sueños, pero que se quedan en la almohada porque la frustración y la ansiedad de tener las cosas ya no los deja avanzar.
Y estoy yo...
En medio de la acera, siendo chocada por muchos hombros, pero a la vez sintiendo nada, olvidando quien soy y deseando escapar de la realidad, ya no se que camino tomar para llenar el vacío que hay en mi corazón.
¿A dónde huire para encontrar paz?
Corro buscando una escondite y así no afrontar mi trágica realidad llena de oscuridad.
No sé qué hacer.
¿Qué debo hacer?
¿Correr?
¿Llorar?
¿Esconderme hasta ver mi fin?
¿Qué?
Luego recuerdo hace 3 años, aquel día en la iglesia en donde me encontraba de la nada, ni si quiera sé cómo llegue, solo sentí el anhelo de entrar y derramarme como si fuese una mismísima fuente de agua, recordar ese día hizo que en mi naciera más dolor...
Fue allí, aquelña vez en donde encontré realmente paz y algo nació en mi llamada esperanza... Realmente no fue la estructura de la iglesia, ni su hermosa construcción, sino lo cálida que se sentía como un abrigo a mis gelídos y congelados brazos...
Hasta que recordé porque me escondi de Él...
No era lo suficientemente buena para hacer lo que le agradaba ni tampoco me sentía capaz de salir de mi celda y soltar mis cadenas, era demasiado para alguien tan débil como yo, por más que sentía una anhelo por sentir un roce de su Santo Espíritu cada día, no me sentí digna y huí... Huía para no avergonzarlo y romperme más con la sensación nuevamente de no encajar en un lugar...
Y sé que aún lo sigo haciendo, en mis adentros siento que sigo huyendo de ti Espíritu de Dios —lloro desconcertada—. sigo huyendo porque por más que me busques y pongas ese anhelo en mi de buscarte también, o coloques a alguien para decirme que me amas y que no importa como este, así mismo debo ir a ti, sigo huyendo, no quiero fallarte Dios, lo siento por mi vil humanidad.
Mis piernas chocan el frío pavimento mientras cierro los ojos buscando una salida a mis problemas.
Dicen que ser joven es una belleza y lo es, pero solo aquellos que logran encajar con facilidad en los moldes de este desgraciado y agrietado sistema de depravación y falsa perfección.
Entonces no sé a donde huir...
¿De mi misma por sentirme insegura e inferior a los demás?
¿Del sistema que me impone ser una copia que aparenta ser diferente, pero al final logra su cometido y es arrastrar los sueños y la esencia verdadera de cada ser?
¿O huiré de Él por no sentirme lo suficientemente buena para estar cerca de su presencia?
¿A dónde huiré?
Siento que debo huír pero duele y ya no sé dónde correr o esconderme.
¿A dónde huiré?
¿A dónde huiré de ti Dios?
Tapo mi rostro con mis palmas adoloridas de tanto golpear la vida después de recibir muchos golpes de esta misma, desistiendo y ya no más resistiendo.
No puedo...
Ya no puedo huír más...
Necesito de Alguien superior a mí que me ayude conmigo misma, ya no puedo esconderme más, ya no quiero correr más, sé que en lo que pienso no está la verdad, sé que el sistema por más que me imponga su verdad, sé que no es real y solo me queda Él...
Y entre en la conclusión que no huí de nada más sino de Él...
¿A dónde huiré de ti Jesús, donde me voy a esconder para que no me puedas hayar?
Suspiró agrietada aún, pero un viento recio tocó mi rostro y sentí que había algo en este... Era como si alguien acariciase mi rostro...
Las lágrimas corrían más que antes... Más que nunca y decidí gritar... Gritar en medio de la nada, en medio de la ciudad llena, pero a la vez vacía, vacía de felicidad y amor, vacía... totalmente oscura y fría.
Grité a Él, para que me ayudará, ya no quería huír, ya no podía huír, pues aunque me fuera al fondo del mar, Él estaría ahí, aunque me escondiera debajo de una piedra ahí estaría Él, aunque me escondiera en los desenfrenos de la vida para apartarlo de mí, su fidelidad estaría ahí, Él estaría ahí...
— Jesús —susurro adolorida por los golpes de la vida misma—, no quiero correr más, no puedo huír más de tí es imposible hacerlo, no hay lugar que no sea conocido para tí, y si hasta el fin me has perseguido quiere decir que te importo porque nadie busca tanto a otro si no siente afecto por este — gimo sintiendo mi estómago contraer, aunque no lo pueda ver, siento que está ahí—, ya no quiero caminar si no estás ahí, es doloroso hacer las cosas sin tí, me rindo, ya no puedo esconderme de ti, ya no...no puedo, te necesito.
Hay, en medio de la nada me sentí llenada, y aunque no vi nada, sentí que algo estaba sucediendo y aunque estaba solo yo físicamente, sentía mi pecho arder y esa sensación de que Alguien Extraordinario me acompañaba y limpiaba mis lágrimas saladas.
Sabía que estaba ahí y jamás huiria, ahora no ni nunca, la soledad no sería más mi acompañante, ya estaba con él y deseaba agradarle y lo haría, pero jamás huíria, no me lo permitiría, no lo haría, pero si lo intentará igual él me perseguiria, porque me ama...
Y su amor de ahora en adelante sería mi huída, pero de la oscuridad y la trágica soledad de este mundo hermoso, pero lleno de corazones fríos que no dejan de huír de su hermosa y santa presencia.
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Salmos 139:7
¿A dónde me iré de tu Espíritu?
¿Y a dónde huiré de tu presencia?🌑🌒🌕

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MIND (COMPLETED)
PoésieMi boca calla, pero mi mente parece un universo que se expande cada vez por tu voz, sonrio cada vez que pienso y luego veo un resultado totalmente opuesto. Mi mente es tu computador tu reciclas o lo borras todo. Mi mente esta llena de tu amor y tu d...