Las maquetas y andamios que decoraron la pasarela, son retirados y reemplazados por grandes paneles de luces led de colores vibrantes como azul y rojo que, en su contraste, crean tonos morados y fucsias en todo el estudio de arte Armory en el centro de Manhattan.
La barra es un círculo en el medio de todo el espacio, iluminada por una luz blanca que llama toda la atención hacia ella. Y los invitados están dispersos como hormigas sobre un suelo cubierto de dulce. La música electrónica suena enfatizando en los sonidos graves, otorgándole a la fiesta un toque futurista y poco convencional, bastante sexy. Toda la energía que el tema de la pasarela de la nueva colección de Tom Ford ha planeado.
Tom tiene el brazo entrelazado con el mío y caminamos por toda la fiesta, dando entrevistas y hablando con influencias en la industria de la moda. No sé si a todos les ha encantado la idea de un pantalón tan innovador o de una desnuda Cornelia Dreyfus haciendo una aparición sorpresa. De todos modos, Tom está encantado y no para de repartir besos en las mejillas de sus invitados.
Me sirve de distracción, ya que River está aquí, y todavía no sé cómo ha entrado sin invitación. Además, él dijo que no quería venir a ver ropa de mujeres. Sin embargo, aquí está, bebiéndose todo el whisky del bar, mientras su hermano baila con Agnes.
Me pregunto si C ya está con los chicos de Bristol, pero no hay rastro de ella desde que empezó la celebración.
— ¡Cornelia! ¿Cuál es tu dieta? — me pregunta un periodista, cuando Tom me jala a un grupo de ellos.
— Estás muy delgada. ¡Necesitas comer más!
Catorce años más tarde, a ellos les sigue importando cómo se ve mi cuerpo. Sonrío apretando los labios en una línea demostrando mi incomodidad hacia su pregunta.
A él qué le importa.
Otro periodista acerca su micrófono.
— ¿Marion habría aprobado tu debut en el modelaje haciendo un topless?
Suficiente.
— Por supuesto. — contesto fingiendo una carcajada.— A mi padre, no tanto.
Los periodistas intercambian miradas y terminamos riendo juntos. Sí, claro, ríanse de mí. Una voz en mi mente con la cara de mi padre me dice que acabe con ellos con amabilidad. Sin embargo, una profunda aflicción me conmueve y necesito salir de allí ahora.
Quizás son los efectos secundarios del Adderall o realmente necesito llorar. Beso la mejilla de Tom y suelto su brazo para buscar el primer espacio con menos personas para poder tomar un respiro.
Los tacones marcan el paso de mi retirada, me trago las ganas de llorar en el camino. Eligiendo el plan antes que las debilidades, y me planto en la barra, junto al frente del sitio de River Ferguson.
Me pido un vodka con limón. Y aguardo a que se sienta observado, para beber un largo trago.
No espero mucho tiempo, porque el magnetismo nos jala como a dos imanes sueltos. River luce exquisito, hasta donde se puede llegar a ver. Se ha puesto un traje crema, sutil y casual, debajo una camiseta blanca para darle el estilo despreocupado y a la vez elegante que Tom Ford tiene en los diseños. Eso sólo me dice una cosa. Ha sido invitado por el staff del diseñador, de lo contrario no estaría vestido así de pies a cabeza.
Diablos.
Sus ojos taladran los míos y al verme durante más de un minuto, levanta su vaso de whisky con hielo, ofreciéndome un brindis a la distancia. ¡Es un canalla! No sonríe, aún tiene esa mirada diabólica que me provoca tanta ansiedad, y eso me indica que está molesto, y quiere jugar conmigo y quizás también con mis sentimientos.
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La Ópera del Diablo |henry cavill|
FanfictionTras la trágica muerte de sus padres, todo lo que Cornelia Dreyfus conoce, se esfuma para siempre. La música, la familia y la alegría. Incluso, el amor imposible de su infancia. Los años han pasado, y Cornelia vive en el mundo salvaje del espectácul...