28. Ni mañana, ni pasado mañana

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Tengo la mirada perdida en la ciudad desde lo alto de la terraza. Con los ojos desenfocados en los edificios pienso en lo que me trajo a sentirme así en un día que sería especial para mí. La falda de mi vestido negro se eleva por el viento y me encojo en el abrigo que traigo encima. Hace demasiado frío para ser las tres de la tarde, pero así es la época, así es la ciudad, así es la vida. Muchas veces no es el clima lo que te congela, sino la falta de alguien.

Me vuelvo en dirección a la fiesta que se lleva a cabo a mis espaldas, y al parecer los invitados han tenido suficiente de mí porque nadie se inmuta en hacerme participar de las conversaciones y yo tampoco hago el esfuerzo. Yo misma he decidido aislarme y he terminado aquí en el filo de la terraza con el pretexto de fumar un cigarrillo. Entre los asistentes más importantes están Vince y su novia Lila, Grey, Fredo y Hannah; Agnes, su madre, y Cecilia. Me hubiera gustado que Peyton o Ed estuvieran aquí pero lamentablemente Bristol no es un nombre con la mejor de las reputaciones ahora.

Los ojos de Agnes me atrapan en el camino de recorrer la fiesta, ella charla a lo lejos con Hannah, y mi pecho se hunde un poco más en el abrigo. Ella solo me recuerda que guardamos un secreto.

Cuando abrí los ojos esta mañana no esperé que lo primero que vieran fuera la cara enrojecida y furiosa de Agnes, sosteniendo las llaves y la puerta de mi hogar abierta encontrándome con las manos en la masa o, mejor dicho, sosteniendo las manos de River que me abrazaba por la espalda en el sofá más grande.

River despertó segundos después y sin mucha vergüenza o compasión por mí, nos dejó solas mientras iba por café a la cocina. El mismo café que preparamos anoche después de llorar nuestras penas y llegar a un acuerdo de paz, el cansancio y el sueño llegaron después mientras sentados en el sofá me enseñaba algunas notas nuevas en la guitarra.

Fue la primera vez en la que, en un encuentro no planeado, ni siquiera nos habíamos besado.

No había gravedad en la situación, a menos que lo veas desde el punto de vista de Agnes, que me había escuchado cientos de veces maldecir el nombre de River y un poco más de un mes después, lo viera sintiéndose como en casa, sirviéndose café en mis tazas y yo con la cara de un par de horas de sueño en la mañana de una fiesta organizada solo para mí.

Levanto las cejas para que ella me vea, para comprobar si aún está indignada, pero en lugar de responderme con un gesto, trota hacia mí.

- Korn, mira. - dice arrebatándome de entre los dedos mi cigarrillo a medias. – Ésta eres tú. – luego lo arroja al vacío. – Y ésta es tu canción si llegaran a verte en público con un integrante de Bristol.

Ruedo los ojos. Eso no podría pasar, ya fui vista con una camiseta de Bristol y eso sólo me posicionó más en el mapa musical. ¿Qué de malo podría pasar? No es que entre mis planes esté volver con River, ni siquiera hemos hablado de eso. ¿Será que, si continúo doblegándome a su antojo, lo deje todo para estar con él?

A veces me sorprende lo lejos que puede viajar mi mente en pocos segundos.

- No seas dramática. – le digo, sacando otro cigarrillo, de paso diciéndome eso también a mí misma.

- Yo sé que soy dramática. – me abraza. – No me gustaría que pierdas tu energía positiva de estas semanas solo porque el Señor Soy Más Guapo Cada Día se dio el lujo de reaparecer.

Me hace reír, porque eso no es mentira ni exageración.

- Relájate. – aseguro. – Lo tengo todo bajo control.

Y tenerlo bajo control significa que no estoy segura de lo que sucederá a partir de ahora. No me siento la misma de antes desde que fui a Londres, es más, incluso al despertar de mi sobredosis descubrí ideas que no había explorado en mi cabeza. Dejar ir el dolor que me acompañó durante todo mi crecimiento no ha sido tan sencillo como aparento al exterior, tengo escritas páginas y páginas de pensamientos que ya me hubieran derivado a una segunda locura, pero aquí estoy siendo más fuerte, y ese es el logro más importante. Me sorprende además, la fortaleza con la que me mantuve distante de River anoche en plena vulnerabilidad. Sin embargo, de la parte más secreta que es mi mente, no se ha alejado en ningún momento.

La Ópera del Diablo |henry cavill|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora