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–Keon, necesito ir a verlo– el pelirrojo volvió a decir a la vez que amarraba los cordones de sus zapatillas.

–Cariño, aún tu pierna no está totalmente sanada– Trató de hacerle cambiar de opinión acariciando su mejilla.

–Pero ya puedo caminar, además, él vino ese día por algo. Necesito saber que tenía que decirme.– Dijo antes de pararse de su cama, ir a la cocina para tomar su teléfono, despedirse de su esposo y por último, salir de su departamento.

Además de que Hee se preocupara por el tobillo de Seo, el tenía miedo de que Dongju le haga daño, y por eso le pidió miles de veces que vayan juntos pero el bajito negó rotundamente.

Si tenía que recibir un castigo por sus malas acciones era totalmente aceptable para él ya que así había criado a su hermano menor.

Habían pasado cuatro semanas desde que vi a Dongju, apenas por unos segundos por culpa de ese estúpido Leedo.

Pero después de eso no recibí ninguna llamada o mensaje de parte de Ju y cuando trataba de llamarlo, no contestaba o cortaba.

Me pareció bastante extraño y desde ese día esperé mi recuperación para poder ir a visitarlo.

Lo malo es que no sé en dónde esté porque hace poco hablé con Hak, fue la conversación más tensa y corta que he tenido en mi vida, y él me dijo que también lo ha estado buscando y ha tratado de contactar con él pero hasta ahora no hay rastro de mi hermano.

Eso me asustó pero estoy seguro que él está bien, en serio que quiero creer eso.

Tenía una idea en el lugar que podría estar. Había una cafetería que desde niño a Xion le gustaba y cuando llegó a su adolescencia siempre iba ahí cuando se sentía triste o simplemente cuando estaba aburrido, mayormente yo lo acompañaba porque no me agradaba que escondiera sus sentimientos para él solo.

Pero en este caso, yo era el que lo había puesto en ese estado.

¿Se sentirá peor al verme? ¿Me podrá perdonar? ¿Seguirá molesto conmigo, no? 

Ni bien lo vi por el gran ventanal del local, corrí hacia la entrada bastante alegre, sin embargo mi felicidad empezó a volverse miedo y mi velocidad bajó de golpe.

No estaba preparado para enfrentarlo, y mis piernas temblorosas no eran una ayuda.

Cuando por fin llegué hasta la mesa en la que él estaba sentado, Dong levantó la mirada y como si hubiera visto un fantasma, se quedó petrificado con los ojos muy abiertos.

Mi menor estaba vestido con ropa bastante ancha, como si quisiera cubrir o esconder algo.

–Ho..hola...– fue la primera reacción que tuvo después de que me sentara al frente de él.

–¿Cómo has estado? ¿Te has estado cuidando?– Pregunté cuando me percaté que tenía unas enormes ojeras que no noté antes por culpa de los lentes que Ju estaba usando.

–S..Sí–

No sé porque estaba tan nervioso pero eso no era normal del Dongju que yo conocía.

–¿Estás seguro que te encuentras bien?–

Cuando puse la palma de mi mano en su frente, a parte de que estuviera estallando en fiebre, sus ojos se cristalizaron y rápidamente cayeron sus lágrimas encima del libro que estaba leyendo a la vez que me pedía disculpas una y otra vez.

–Será mejor que te lleve a mi casa, estás ardiendo en fiebre– guardé sus cosas en la mochila que tenía al lado de su asiento y lo tomé de la mano para salir de la cafetería.

Cuando llegamos a mi departamento, Keon nos vio de la misma manera que Dongju me vio cuando estábamos en ese local pero no lo tomé en cuenta porque estaba más preocupado por mi hermano.

Entramos a mi habitación y lo dejé recostado en la cama para después salir del cuarto en busca de paños y agua fría.

Hee me preguntó que le había sucedido mientras me ayudaba buscando un termómetro para saber su temperatura. Yo simplemente le respondí que estaba resfriado aunque si no bajaba su calentura tendría que llevarlo a un hospital.

Por su buena suerte, la fiebre bajó y Ju se quedó dormido.

Aunque me pareció que había subido de peso porque cuando le quité la gran chaqueta que tenía puesta, vi un pequeño bulto en su abdomen.

Al menos ahora podía asegurarme de que estuviera bien.

FALSAS PROMESAS - leeon - KeonhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora