FALSAS PROMESAS - leeon - Keonho

18

No puedo quedarme, no dormiré aquí y menos si es el departamento de mi hermano y Keon.

Me puse la prenda que me faltaba y salí de la habitación de Seo, vi que ambos estaban sentados en el sofá dándose mimos y besos.

Al menos ellos si lograron arreglar sus problemas.

–Dong, no deberías pararte, vuelve a recostarte– Ho se levantó del asiento y se acercó con una sonrisa en su rostro.

–Y..yo me tengo que ir, es que me estoy quedando en un hotel y puede que la recepcionista se asuste al no verme–

–Ya es de noche Ju, puede ser peligroso. ¿Tienes su número para  contactarla?–

Sentí un terrible dolor en mi pecho cuando Hee me habló de tan buena manera.
No merezco tener una familia así.

–No hay de que preocuparse, yo tomaré un taxi hasta allá.– Hablé antes de hacer una leve reverencia y agradecer su amabilidad.

Al despedirme, caminé hasta la entrada y salí cerrando delicadamente la puerta del departamento.
No iba a perder ni un minuto, tenía que salir de este edificio ¿Por qué? Porque este lugar me hacia pensar en mi hermano y mi hermano a Keonhee y a Keonhee  ese maldito día en el cuál perdí el control por la ira y terminé metiendo en problemas a Hee, y eso que ahora parece que su relación con Ho va mejor que antes.

Creo que en vez de atormentarme con eso, sería mejor ver el lindo paisaje desde la ventana de este auto.

Pero, claramente, siempre debe existir la casualidad en mi vida o sino no estarían hablando de la mía.

En el momento que el taxi se detuvo por la luz roja, Geon me vio mientras cruzaba la pista y se acercó hasta el punto de tocar la ventana en donde yo estaba apoyado.
Este me hizo una seña para que lo dejara entrar con sus lindos ojitos de cachorrito triste.

Tuve que ceder por el poco tiempo que faltaba para que cambiara la luz.

–No te he visto desde hace mucho,¿cómo has estado?– me preguntó mientras sacaba algo de su mochila.

–Bien... Nada fuera de lo común–. Respondí algo simple por estar más a pendiente de lo que sacaba del bolsillo de su bolso.

Hak sacó un portafolio donde habían varias hojas que parecían acerca de un tratamiento o medicación.

–E..estas semanas estuve ocupado en esto. Estuve llevando terapias para dejar de ser así.– tragó saliva.– Quiero cambiar, en serio lo estoy haciendo...

–Hak, ya no puedo volver contigo.– Me alejé un poco de él.– Prefiero que seamos amigos.–

–N..no te estoy pidiendo eso, no digo que no quiera p..pero– volvió a tragar saliva.– me dijeron si era posible a que vayas tu también a las sesiones...–

Desde cuándo su voz se volvió tan tímida e insegu... Espera.
¡¿Qué acaba de decir?!

–¿Yo por qué tendría que ir?–
Creo que solté mis palabras bastante molesto.

–Es... Para que también te pudieran ayudar p..porque a veces es difícil afrontar e..eso y...–

–¿Me estás llamando débil? ¡¿Crees que por esperar un maldito hijo tuyo soy más sensible?!–

Que acabo de hacer... Abrí demasiado la boca, fue demasiada información hacia el enemigo.

Ahhhhh!! ¡Eres un tonto Dongju!

–¿Qué di...jiste?–

Mierda, su cara lo dice todo. Obviamente lo escuchó a la perfección.

–Eh? Yo no dije nada malo– fijé mi mirada hacia la ventana que estaba al lado izquierdo.

¿Por qué me vuelvo tan estúpido al estar al lado de este idiota?

–Hablaste sobre un hijo... De mi hi..–

–¿Y cuándo es la cita? ¿Mañana? ¿Qué días tengo que ir?– sonreí cubriendo mis ganas de bajarme del auto aunque siguiera en movimiento.

–En dos días, a las tres de la tarde en este...– cortó su habla para anotar la fecha y el lugar en una hoja que arrancó de su cuaderno.– centro clínico.
Te estaré esperando en la entrada o ¿quieres que te recoja?–

–Pues...–

–Joven, ya llegamos– el conductor me avisó haciendo que nuestra conversación tenga que seguir en el lugar en donde prácticamente no tendría que estar Hak.

Ambos salimos del auto y mientras caminábamos hasta la entrada, le di mi respuesta para después despedirme y por fin entrar al hotel.

Tenía que buscar con más apuro un departamento al cual mudarme, no iba a quedarme más de un mes aquí.

Al llegar a mi mediana habitación, me eché en mi cama y lentamente comencé a acariciar mi pequeño vientre.

Hacía esto para no tomarle odio o desprecio a mi bebé, él no tenía la culpa de que su padre sea un idiota.

–Cariño, casi mami malogra el plan. Espero que tu padre se olvide de lo que dije, sino estaremos en serios problemas–.