FALSAS PROMESAS - leeon - Keonho

31

Pocas veces había sentido un vacío tan grande en mi alma, podría contar cada una con apenas cuatro dedos de mi mano.
Sin embargo, esto no se comparaba con ninguna otra tragedia que podría haber experimentado en mi vida.
La magnitud de esta, no dejaba que pensara, estaba aturdido y si fuera poco, apenas y podía mover mi cuerpo.

Tal vez por eso, los familiares de mi esposo y hermano, se asustaron cuando caí al suelo apoyando mi cabeza en la esquina de la habitación en donde estaban velando a ambos fallecidos.

El lugar oscuro y solitario se alumbró como si se desplazaran las cortinas de una habitación, así que seguí caminando en línea recta esperando a que algo más aparezca.
No habían paredes, o era un espacio tan grande que hasta ahora no las localizaba.

Era bastante molesto el brillo que desprendía el ambiente, aunque en este tiempo, todo era mucho mejor que estar junto a tantas personas que no dejaban de llorar, de las que solo fueron para hablar mal de otros o para enterarse algún chisme.

Pero todo pensamiento simplemente se desvaneció, cuando vi una silueta conocida no tan lejos de mi.

-¡Seoho!- grité para llamar su atención pero al darse vuelta, tenía una diferente expresión a comparación de la mía.

-¿Qué haces acá?- me preguntó bastante asustado.

-Tú.. tú estás vivo... No me creyeron, nadie me quiso creer. Ven, tenemos que irnos de este lugar...- Lo tomé de la mano pero cuando sentí que él no avanzaba como yo quería, mi cabeza empezó a creer que esto no era un producto de mi imaginación.
-Pero-

-Keon... yo ya estoy muerto-

La manera tan calmada que usó al decir eso, hizo que mi poca razón se perdiera.

-¡De qué estás hablando! Tú no estás...-

-Viste mi cuerpo en la morgue...
Le lloraste a mi cadáver por horas... Estabas hace un rato en mi velorio...-

-Entonces... ¿Estás diciendo que yo también estoy muerto?- Una sonrisa se creó en mi rostro.- Significa que me quedaré aquí contigo, ¿verdad?-

-No... Tú aún tienes que vivir...- me miró sin cambiar su linda sonrisa.

-Pero..-

-Cuida de Daeyol... Ese nombre le puso Dongju a nuestro pequeño, ¿no hermano?-
De la nada, Ju apareció a su lado y abrazó la extremidad derecha de Seo.

-Sí, Ho. Y también pienso que aún le falta mucho para estar acá- dejo caer su cabeza en el hombro de su mayor.

-Pero... yo..-

Sin terminar de hablar, mi esposo me empujó, y como si el suelo se hubiera desvanecido, empecé a caer y de vuelta todo era oscuro.

Al cabo de unos minutos, podía volver a oler el aroma de las flores que estaban al rededor de la habitación.

Sentir, que mis mejillas estaba mojadas.

El dolor de mi espalda y piernas por caer tan brusco al piso.

Escuchar que la gente decía que ya estaba respirando.

Pero no quería volver abrir mis párpados, yo solo deseaba estar con él.
Escuchar su linda voz, ver su cuerpo tan impecable y sin ningún rasguño, sentir su piel acariciar la mía, conversar mientras caminábamos, besarlo todos los días al despertar, abrazarlo cuando estaba triste, escuchar sus quejas y regaños, verlo mientras dormía, abrigarlo cuando salíamos por las noches.

Enamorarme de él una y otra vez estando únicamente a su lado.

Respiré dos veces más para abrir mis ojos, y ver como la gente que estaba antes a mi lado, ahora se alejaban chasqueando la lengua.

-Seoho...- Fue lo último que dije antes de volver a llorar sin importarme que las personas presentes me mirasen raro por estar botado en el suelo gritando y sollozando el nombre del amor de mi vida.

Ahora ya nada me importaba, solo el hecho de que Seoho me dijo que cuidase de nuestro pequeño Daeyol y también sobre el tratamiento de Hak.

Mi cabeza volvía a doler igual que la vez que no sabía como de decirle a Seo que nuestro hijo había desaparecido, pero ahora tendría que decir algo mucho peor. Que Dongju y su hijo ya no estaban en este mundo.
Además que era muy probable que Seo haya sido el culpable de la muerte de su hijo. Y que ambos mayores se lanzaron de un edificio.
¿Qué palabras sonarían menos dolorosas, impactantes y capaz de darle un infarto a Geon?

Al menos ahora estaba tranquilo respecto a Seo...

Sin querer que pasara, mi cabeza volvió a mandarme un golpe de recuerdos de mi esposo. Hasta una patada en la entrepierna dolería menos que eso.

Ya estaba harto, de todo, absolutamente todo, salvo algunas excepciones. Claro.

Habían pasado dos horas y seguía siendo todo igual que desde comenzó esta ceremonia, desconocidos que no dejaban de hablar estupideces, el quejido de varios que deseaban largarse, los golpes de tacón al suelo que hacían algunos hombres o mujeres.

Entre muchas cosas más que me hicieron golpear en la cara a uno de los familiares de Seoho por decir que esto era una perdida de su preciado tiempo.

-¡¿Entonces por qué mierda estás acá?! ¡Maldito imbécil!- Grité mientras otros sujetos me tomaban de los brazos.

-¡Llamen al de seguridad!-

Sin esperar a que la madre de mi esposo dijera eso, terminé detenido en una comisaría no tan lejos del lugar.

-¿Está bien joven?- Un oficial se me acercó.

-Estaba en el velorio de dos personas muy cercanas a mí...- Dije aún esposado y sentado en una de las sillas de plástico del lugar.

-Es una pena, pero se quedará aquí hasta que acabe la ceremonia y el entierro- Me dijo poniendo su mano en mi hombro- No se preocupe por algún pago o multa, es normal que la gente se descontrole en este tipo de ocasiones-

-Al chico que golpeé, ¿Lo sacaron de ahí para examinarlo o algo?-

-Sí, joven. Usted le dejó el ojo morado-

-Que bueno...- Susurré mientras el señor se alejaba.

Tendría que comenzar todo desde cero.

Crear una nueva vida dónde no tenga que depender de Lee Seoho.

Fin...

26/03/21
5:41PM