28

260 32 25
                                    

Desperté con un insoportable dolor en mi cabeza. Ese imbécil me golpeó con algo tan fuerte como para desmayarme.

Mientras me paraba, noté los pedazos de cristal por todo el suelo mezclados con aquel líquido rojo. Mas eso dejó de importarme cuando vi que no había otra persona aparte de yo en la habitación.

–¡Ese hijo de perra!– grité al estallar en rabia.

El infeliz se los llevó, se largó con mis niños.

Como mis piernas me lo permitieron, salí del cuarto apoyándome en las paredes y me dirigí al ascensor.

No voy a parar hasta matar a ese hijo de puta.

Me importaba una mierda que la gente me mirase por tener toda la frente y tal vez más parte del rostro manchado de sangre.
Me importaba una mismísima mierda si iría a la cárcel por robarme un niño y puede también por otro delito que vaya a cometer.

Daeyol y Sungyeol son mis hijos, mi pertenencia, totalmente míos.

Dejé de caminar apresuradamente cuando recibí un mensaje de parte de Seoho.
Al parecer hace una hora me había enviado un mensaje dándome la dirección de un edificio no tan lejos de aquí y el más reciente decía que me estaba demorando mucho si es que aún no estaba muerto.

Llegué algo mareado hasta el supuesto edificio, por lo menos ya no era un problema buscar al infeliz de mi hermano.

El lugar era bastante antiguo, no había un ascensor así que tuve que subir los veinte pisos por mi propia cuenta, algo que claramente muestra lo fastidioso que es Seoho.
No había otro ruido aparte de mis pisadas sobre las viejas escaleras, estaba algo empolvado pero era un hecho que no vivía alguien en ese lugar.

Mientras seguía subiendo, me puse a pensar en qué quería hacer el pelirrojo, aunque la idea de que tenga que ver con Daeyol hizo que empezara a subir de dos a tres escalones sin pensar en el riesgo de poder caerme.

Terminé llegando bastante cansado a la parte superior del edificio, abrí la última puerta, y noté que mi suposición fue acertada, era un piso despejado mostrando el gran cielo escarlata a punto de oscurecerse. Pero rogaba que la última que imaginé no fuera cierta.

Mas todo pensamiento acabó cuando vi de lejos a Seoho salir desde la sombra que daba un pequeño techo de cemento.

–Hola...– sonrió mientras acariciaba lentamente su vientre un poco pronunciado que no había notado hace unas horas.

–Qué mierda quieres– escupí las palabras esperando algo de su parte.

–Con esa actitud no vas a lograr nada– habló mientras arrastraba un objeto cuadrado con su pie y después la pateó para deslizarla hasta llegar lo más cerca de mí.

–Qué hay adentro– pregunté esperando a que no fuese lo que se me vino a la cabeza en ese instante.

–Miralo por tu cuenta–

La sonrisa que me mostró hizo mayor mi sospecha, no quería hacerlo, todo mi ser se negaba el hecho de abrir esa cosa de cartón.

Mi mundo se derrumbó al ver el cuerpo sin vida del menor de mis hijos dentro de esa estrecha caja.




























*La autora se va lentamente a cerrar la puerta de su habitación con los once seguros que compró una hora antes de publicar este capítulo.

Bye♥️🌙

Estoy de acuerdo con todo el odio que me vayan a tener. (-︵- ;)

FALSAS PROMESAS - leeon - KeonhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora