Capítulo 6

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Narra Betty

La semana se había pasado muy rápido, nos encontrábamos en domingo, mañana conocería a Jughead, dicen que es muy serio, será interesante, el chico del Starbucks igual se veía muy serio pero en el fondo tierno.

Me arreglé y bajé a desayunar, todos estaban ahí.

B: Wenasssss.

Todos los chicos me respondieron al mismo tiempo.

T: ¿Emocionada por mañana?

B: ¿Por qué debería estar emocionada?

C: Conocerás al posible amor de tu vida.

B: No porque todos ustedes ya anden de calenturientos con sus respectivas parejas significa que yo igual deba conseguir pareja -Dije mientras me servía de desayunar.

V: *🙄🙄🙄*

Nos la pasamos hablando de demás estupideces hasta que terminamos nuestro desayuno.

Narra Jughead

Me desperté, desayuné y me dispuse a ir a la casa donde vivían los demás, había terminado mis obligaciones antes así que llegaría antes.

Llegué a la casa, me gustó bastante, entré porque ya tenía llave.

Narrador

Todos los chicos a excepción de Jughead se encontraban en la sala de estar, pasando el rato, al escuchar la puerta se asustaron y vieron al pelinegro entrar

Betty lo miró y reconoció al instante, al igual que Jughead, él estaba plantado e impactado en la entrada de la casa, ella se había levantado del sofá en qué estaba y se quedó sin palabras.

Ambos dejaron de escuchar, solo veían aos ojos de el otro, que, previamente, los habían vuelto locos.

A: ¿Chicos?

C: ¿Están bien?

Ambos reaccionaron, todos se habían desconcertado tras las miradas de los dos.

J: Emm, sí, todo bien -Dijo, muy nervioso.

B: Sí, todo bien -Dijo, igualmente, nerviosa.

T: Creí que llegarías mañana.

J: Terminé antes mis obligaciones -Mientras decía esto no se movía de su lugar, ni su vista, él y Betty seguían en un contacto visual muy intenso.

V: Bueno, después de esa rara primera vista, él es mi hermano, B.

Ninguno sabía si decirle a los demás que el otro era su flechazo de Starbucks. Se acercaron porque Verónica lo indicó, para que se presentaran.

Betty no quería que el pelinegro dijera que ya se conocían.

B: Un gusto, Jughead, ¿no?

El pelinegro entendió tras la mirada suplicante de la rubia.

J: Si, Jughead, un gusto Betty.

B: Igualmente.

A: Vaya, cuántas formalidades.

Todos hablaron durante un rato, el pelinegro y la rubia no dejaban de intercambiar miradas, ambos tenían la misma pregunta en su mente, "¿Por qué no me escribiste?"


En la misma casa  (Terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora