Caliente

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Alex apagó la computadora así como cerró todos los archivos abiertos que procesaba su chip. Después de dos días más encerrada en su laboratorio bajo llave para que nadie la molestara, oficialmente había terminado de subir a la red toda la información recopilada de la puñetera colmena que tantos problemas le había dado. Y pobre de Roger si le decía que tenía más trabajo. Lo degollaría completo.

Y que ni se imaginara Tayson que iba a tener sexo con él por lo menos en las próximas horas. No era estúpida para saber que eso era para lo que había ido a verla antes. Se pasó la mano por la espalda. Al menos no estuvo nada mal el corto momento relativamente íntimo donde su lengua contra su piel y en ciertos lugares peligrosos había lamido. Si solo no hubiera dolido como una perra todo sería diferente.

Una ducha rápida, un buen bocado y ropa ligera como una grande era la mejor fórmula perfecta para terminar de agotarla por lo que se dejó caer en la cama como un peso muerto. Dios, no recordaba lo bien que se sentía no tener que preocuparse por el trabajo. El próximo soldado que necesitaba el inhibidor sería para dentro de unos días y su investigación iba bastante adelantada, así que era hora de unas vacaciones bien merecidas. Al menos por unas horas.

Programó su chip para apagar la mayoría de su actividad sensorial dejando solo la imprescindible por lo que entraría un sueño profundo, casi en un coma. De esta forma descansaría como una piedra. Sus ojos se fueron cerrando mientras su conciencia se fue desvaneciendo, la actividad cerebral disminuyendo. Solo, antes de quedarse completamente dormida escuchó como Roger le decía algo pero ya no podía entenderlo. Cuando se levantara le preguntaría que quería. Por su tono era algo serio. No le importó.

***

-¿Dé que hablan?

-AHHHHH- el grito de Kider llamó la atención de todos en el comedor. El Soldado miró por encima del rostro encontrándose con aquellos dos orbes de diferente color- Maldita bruja, como te apareces así de la nada. Acaso quieres matarme.

Alex se rio y a sonrisa no desapareció de su rostro después.

-Ni aunque te pateara por el culo miles de veces morirías. Yerba mala nunca muere-

Kider pestañeó varias veces.

-¿Me has llamado yerba mala?- dio un paso hacia ella después de girarse pero Diya lo agarró por detrás- Suéltame…no me aguantes-

Alez se volvió a carcajear.

-Y alégrate que solo te dije eso-

Kaiser pasó por al lado de su superior y se quedó frente a la teniente con ojo crítico.

-Te ves diferente-

La mujer cruzó los brazos por delante de su pecho con rostro divertido.

-Diferente en qué sentido, y cuidadito con la respuesta-

-Por eso lo digo. Estás como contenta- inclinó la cabeza.

-Pues digamos que es así. Estoy de muy buen humor después de dormir lo suficiente-

-Eso es bueno- la voz de Yael intervino en la conversación que traía consigo dos bandejas- Es para ti- le ofreció una a Alex.

Y por supuesto ella estaba de tan buen carácter que no la iba a rechazar. Sobre todo porque al parecer a alguien no le había gustado mucho aquello.

-Oye, esa era mi bandeja. Yael, qué crees que estás haciendo. Y tú Diya, maldito, suéltameeeee de una puta vez- el capitán tenía la cara roja.

Diya por su parte se reía por todo aquello. Porque a diferencia de ellos, su superior era el que había tenido que lidiar con cierto jefe que parecía de muy mal carácter.

Bailando entre BestiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora