No recordará nada

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Alex podía afirmar que la experiencia estaba siendo sumamente intensa. Su interior por ambos lados era un desastre, su estómago dolía por la invasión y por sentirse tan lleno, su cuerpo molido del exceso de ejercicio, pero con todo eso había una cosa que no podía negar.

-Dios, que bueno- jadeó apretando la sábana debajo de ella. Moviendo a su vez su cadera para que la penetración fuera más profunda porque a pesar de todo su cuerpo le pedía más. Era como si en vez de la bestia, fuera ella ahora la que estaba en celo.

Sentía las manos calientes de Tayson sobre ella, su cuerpo pegándose ante cada embestida, la forma en que la agarraba. Apenas podía pensar, eso sí era tener sexo a lo salvaje, y aunque era consiente que al día siguiente estaría completamente molida, ahora solo se dejó sentir.

Pronto sintió un dolor tras un chasquido que le hizo soltar un agudo gemido bastante audible. Alzó la cabeza de la cama y lo miró por encima del hombro con los ojos chirriando. El maldito hombre la había nalgueado.

-Bestia- sin embargo, su réplica salió en un gemido. Estaba tan excitada que esta vez sí le gustó, no como las otras veces que la vergüenza la invadía al punto de quemarla.

Tayson detrás de ella la miraba con los ojos completamente ensombrecidos por la excitación. Su cuerpo completamente húmedo de sudor solo hacía que sus músculos se vieran más asombrosos de los que ya eran ya y los tatuajes eran fácilmente visible ahora. Alex tragó en seco y soltó un bufido como pudo. En que parte de su loca cabeza se le había ocurrido tener sexo con él, porque no tendría mucha experiencia, pero Tayson follaba como todo un experto. Prueba de ello era por donde la estaba cogiendo ahora y como la tenía. Nadie se hubiera imaginado que antes de pasar por ella él era virgen.

Virgen su culo, que ahora ya tampoco era.

-Concéntrate- Tayson dio una sonora estocada que sacó de Alexandra un gruñido al sentir una protuberancia en su vientre bajo.

-Exigente- ella se quejó intentando respirar cuando temblaba sin apenas poder contenerse.

Solo que ella no se había percatado de la razón real por la que él estaba siendo tan insistente en tenerla gimiendo. Quizás ella no lo escuchaba, pero Tayson sí. Y fue muy consciente cuando los pasos se habían detenido delante de la puerta de él y podía ver que ocurría dentro de la habitación por la rendija que había dejado intencionalmente.

Una leve sonrisa triunfadora salió de los labios de Tayson. Ahora era que esperaba el espectáculo. Su grupo había acatado perfectamente sus órdenes.

Y tomando a Alex de uno de sus brazos la atrajo hacia ella pegando su espalda al pecho de él, dejándola de rodillas. Ella gimió echando la cabeza hacia atrás y soltando un profundo gemido a la penetración ser más profunda en aquella posición. Incluso pareció un lloriqueo. El rostro de la mujer era un desastre, rojo y lleno de lágrimas, pero de excitación.

-Tayson- ella gemía su nombre apenas audible, pero se notaba que le gustaba.

El mayor se acomodó más detrás de ella y la movió hacia adelante hasta que el cuerpo de ella quedó recostado contra la pared y bajó su mano perdiendo sus dedos dentro de los labios vaginales de ella haciendo que ella se tensara.

Sin embargo, la mirada de Tayson nunca se separó de la puerta, haciendo contacto visual con el hombre que estaba allí que estaba sin palabra. Después de todo, la mujer que él perseguía estaba siendo follada en ese momento como si no hubiera un mañana y por alguien con quien él no podía competir.

Tayson retrocedió su cadera y volvió a introducirse en ella de forma lenta para que él viera por donde la estaba penetrando y reafirmarle que ella era de él, pues no era un lugar que las mujeres cedieran tan fácilmente. Y con eso y la forma en que Alex gemía, completamente perdida por aquella bestia de hombre… Javin, del otro lado de la puerta retrocedió y salió corriendo.

Bailando entre BestiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora