Te dolió?

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Alex abrió los ojos sintiendo que su cuerpo acostado de lado pesaba una tonelada y más. Dios, estaba realmente agotada y apenas si tenía ganas de levantarse pero el reloj en su chip dio la alarma. Pestañeó lentamente acomodando su vista a la oscuridad de la habitación. Solo había una leve iluminación que veía de la puerta entreabierta del baño.

Y…

Esa no era su habitación.

Los recuerdos de la noche vinieron su mente y pudo sentir como la sangre se le fue a la cabeza. Se tapó la cara con las manos y jadeó. En serio había tenido sexo con Tayson y no solo una vez. La maldita bestia tenía una resistencia del diablo y la había arrastrado tres veces en total. No era de extrañarse que sus muslos los tuviera entumecidos por no decir no otra parte.

Si no estaba mal ella se había quedado inconsciente después del último orgasmo la tercera vez y de ahí hasta el sol de esa mañana. No estaba pegajosa ni tampoco sentía la sensación incómoda dentro de ella por lo que al parecer el Mayor la había limpiado…a profundidad…Que atento ¿no?

Pero sí. No podía decir que había sido una experiencia desagradable como su primera vez. Todo lo contrario. Había sido más bien abrumadora. Todos sus sentidos habían sido activados en todas las posiciones que la había puesto.

Ella tenía entendido que pocas veces los Soldados tenían experiencias sexuales dado su inhibición del deseo sexual. Y no era boba para darse cuenta que Tayson entraba en el grupo de los que nunca había compartido la cama con alguien más. También se había dado cuenta por la fuerza con la que la trataba en la primera vuelta que remedio a partir de la segunda vez. Como que la bestia ganaba experiencia fácilmente.

Una leve sonrisa apareció en sus labios. Como que se había ganado el premio gordo esta vez. No le molestaría repetir la experiencia siempre y cuando estuviera preparada para una tanda como esta. No jugaba cuando afirmaba que estaba molida.

Se removió. Tenía que levantarse para comenzar su jornada y de paso ver qué demonios quería Roger. Se había olvidado completamente de él y estaba seguro que le gritaría por cortarle la llamada que sonaba algo urgente. No era su culpa que en ese momento hubiera alguien reclamando más atención. Era eso o dejarle escuchar que estaba teniendo sexo.

No, no era nada agradable.

Se encontró que no se pudo mover mucho. Había un gran brazo sobre su cintura y que la mantenía presionada contra un cuerpo grande detrás de ella. Con razón la almohada donde tenía su cabeza era algo dura. Los brazos de Tayson eran duros como roca.

Intentó mirar por encima del hombro encontrando que el hombre aún estaba durmiendo. Las piernas de él se entrelazaban con las de ella.

-Tayson, necesito que me dejes ir- le dijo palmeando la cadera de él.

Hubo un gruñido que le hizo vibrar el pecho y el ojo plateado de Tayson pronto la estuvo mirando. Y al parecer no tenía la intención de soltarla porque el agarre a su cadera fue aún más fuerte.

Alex apretó los labios.

-Maldita bestia, no tuviste suficiente de mí anoche. Tengo que trabajar ¿sí?-

Tayson cerró nuevamente sus ojos para seguir durmiendo.

-Te levantas muy gruñona- su voz salió sumamente ronca y a la vez erótica.

Alex tragó en seco. Desde cuando era tan hormonal.

-No soy gruñona, soy realista. Si no me sueltas ahora te juro que no dejo que pongas un dedo más encima de mí- lo amenazó pensando que eso daría resultado.

Bailando entre BestiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora