Capítulo 6.

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- ¡Despertó!

Gardienne frunció el ceño ante la inmensa luz que reflejaba la enfermería, demasiado intensa, se tapó hasta la cara con la sábana.

- Y parece ser la misma ¡despierta dormilona!- cantó la voz de Huang Hua suavemente.

- Sólo siete años más...- quejó adormilada la humana.

La pareja rió, y entre ambas la destaparon. Mientras ella intentaba visibilizar su alrededor y comprender porqué había tanta gente allí, ya estaba encima de ella Eweleïn revisandola.

- ¿Cuánto tiempo dormí?

- Tres días.

- ¡Tres días!- gritó Gardienne sorprendida levantándose de golpe y provocándose un mareo.

- Tranquila...- la tendió de vuelta en la cama la fenghuang.

- ¿Y qué sucedió?

- Tuviste una severa hemorragia interna- explicó Eweleïn, descubriendo la zona donde antes había moratones - fue de alto riesgo, incluso te moriste unos segundos.

- Ya es la tercera vez- rió Gardienne - ¿quiénes son ellos?

Huang Hua y Eweleïn cruzaron miradas confundidas.

- ¿Ellos quienes?- cuestionó la morena dándose vuelta.

- Allí- apuntó, pero en esa esquina no había nada ahora ¿qué rayos?  pensó, quedó extrañada ¡estaba segura que había personas ahí!

- Probablemente todas pociones que utilicé para curarte, están generando efectos secundarios- justificó la elfa pasando una luz frente a sus ojos.

- ¿Tú crees?

La puerta de la enfermería se abrió tímidamente, se asomaban un par de orejitas.

- ¿Cómo se encuentra?- preguntó la voz decaída de Koori.

- Ya despertó, entra- la invitó Leïn.

La kitsune se acercó a la cama llorando desoladamente.

- ¡Perdóname! ¡es mi culpa! No debí pedirtelo perdóname- le suplicó tomando su mano.

- Ey, no es tu culpa ¡nadie pudo haberlo previsto!- la consoló acariciando su cabello, pero en sus ojos todavía había culpa.

- De hecho, te interesará saber que averiguamos- acotó la elfa captando su atención, de inmediato Huang Hua la interrumpió.

- Ahora no, deja que descanse primero.

- Estoy perfecta- amagó para levantarse de la cama, pero la fulminante mirada de la médica la hizo arrepentirse.

Sería un día largo.

Hasta el anochecer todos sus amigos pasaron a ver como se encontraba, haciéndole compañía, relatandole el gran susto que tuvieron al verla llegar inconciente al cuartel entre los brazos de Nevra. Lo triste que estuvo Koori, pensando que ella había provocado ello. La tensión que se palpaba, de imaginar que la perderían una segunda vez.
Por su parte Gardienne no estaba consternada al respecto, ya que bordeó el acantilado de la muerte tantas veces, que perdió el miedo o la impresión.
Leiftan donó su sangre en varias ocasiones, e incluso murió con ella, por lo que, ahora su relación estaba clara.

Mirando el techo, tendida en la cama, se preguntaba ¿Por qué Nevra todavía no vino a verla?

Se durmió angustiada.

Al día siguiente Eweleïn le permitió utilizar sus piernas y caminar por la ciudad de Eel sin ningún tipo de agitación.
Alegre de ser libre al fin, cruzó las puertas de la enfermería para encontrarse con la inmensa sala de las puertas decorada con ornamentos florales, telas blancas zigzageantes y velas flotantes, desprendiendo un aire de glamour al lugar.

- ¡Wow! ¿qué es esto? ¿van a festejar que el desperté de vuelta?- rió.

- Obvio, nos encanta celebrar cada vez que abres los ojos- bromeó acercándose a ella Chrome - si esto te gustó ¡amarás el patio!

Atravesaron el ajetreado mercado y pasaron el refugio rebosante de flores multicolores. El kiosco central destellaba delicadeza y buen gusto en cada columna.
Se adentraron al patio del cerezo, el cual estaba cubierto por un tul suave, que tintineaba tonos celestes, alrededor varias mesas eran colocadas.

- ¿Qué van a hacer aquí?

- ¿Qué no sabes?- se le borró la sonrisa de la cara, ella negó - pasado mañana es la fecha del sacrificio blanco. 

- Oh- balbuceó. Un aguacero de recuerdos inundó su mente sin descanso, su última noche con Nevra, Lance despidiendo fuego violentamente, los hermanos batallando en los cielos, Miiko gritando, la sangre de Valkyon... sus ojos perdiendo vida...

Su propia muerte no la movía en lo más mínimo, pero recordar al obsidiana pereciendo la carcomia, quitándole el aire, apretando su cuello, atravesando cada parte de su ser, como si estuviera allí mismo contemplando su cuerpo caído en la sala del Cristal destruida.
Y repetía la escena una y otra vez.
Llega Lance, lo atraviesa, y lo atraviesa. Y salta la sangre. Y cae. Y perece. Y sus ojos dorados se tornan marrones.

Y muere.

Y otra vez muere.

No para de morir.

Abraza su cuerpo, siente como pierde su tibieza, su calor natural.

Sus cabellos plateados se tiñen de escarlata.

- ¿Gardienne?- la llamó, espabiló como volviendo a la vida.

- ¿Qué?

- ¿Te sientes bien?

- Sí- contestó poco convencida - sí... - no había lágrimas en sus ojos que desearan salir, se sentía, extraña.

- ¿Y qué te parece?- sonrió orgulloso de su trabajo.

- Está realmente hermoso...- a Valkyon le encantaría pensó.

- Sin duda tengo un talento excepcional- alardeó.

- Porque yo te di la idea- dijo Karenn a sus espaldas riendo maliciosa como siempre.

- ¿Pero quién lo llevo adelante? ¿Tú o yo?

- La idea sigue siendo propiedad intelectual mía- abrazó suavemente a la humana - ¿cómo te encuentras?

- Bien, a veces me duele un poco, pero mucho mejor.

- Me alegra, si me disculpas, necesito a mi lobito para traer la caja de cristales.

- ¡Rayos! ¡me había olvidado!- expresó Chrome comenzando a correr.

- Deberías ir a ver la fuente ¡también está bella!- le recomendó y marchó tras su hombre.

No tenía nada más que hacer, se dirigió al lugar a paso lento. Unas flores blancas crecieron enredando las estatuas de forma pintoresca, desprendiendo luciérnagas.
Contempló maravillada como se reflejaban las luces en el agua, contorneó las ondas que producían los pétalos al caer y en eso, descubrió el reflejo del vampiro, de inmediato alzó la mirada para encontrarse con él.

- Hola ¿qué haces?- lo saludó acercándose a él, sorprendida que no estuviera ocupado haciendo sus cosas de persona ocupada con ocupaciones.

- Vine a ver el trabajo de Huang Chu, es excepcional.

- ¿Lo hizo ella? ¡se le da muy bien!- halagó.

Acompañaron la escena con un agradable silencio, como esa vez que observaron el amanecer.

- Yo quería decirte algo- habló finalmente el vampiro.

- ¿De eso qué querías hablas antes de que me atacaran, y me muriera y resucitara?- bromeó la humana, pero no logró sonsacarle ni una mueca.

- Sí... - se sobó el cuello incómodo - lo que pasó la otra noche...

Gardienne no apartó la mirada.

-... fue un error.

¿Una vez más? (Nevra - New Era)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora