Capítulo 18.

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Rió ante esa idea loca, ella murió hace tiempo, no dudó en que estaba bien podrida en una fosa. Aunque cabía en su cabeza la posibilidad de un discípulo, más importante ¿cómo había aprendido de aquel arte prohibido? Tal vez aquella información podría ser de ayuda.

○○○

Con aquella suposición en la cabeza, Gardienne recorría la biblioteca. En los estantes, rascacielos de libros, habitaban infinitos tomos, que en conjunto, narraban Eldarya.
Acarició los lomos con escrituras jeroglíficas desganada, aunque lo deseara, no tenía acceso a tal idioma, tan cerca y tan lejos.
A la vuelta de una esquina se levantó frente a ella un estante repleto de una serie de libros intrigantes, finos y de cuero, inquietaban las manos curiosas de la humana. Los registros se enfilaban tras un vitral. Enseguida tomó la perilla, y se sorprendió que fuera demasiado fácil abrirlo.
Un símbolo brilló en su mano, claro, la llave estaba en el cuerpo de Nevra.

- A ver, a ver- se sonrió para ella, reluciendo los colmillos.

Se enfrascó en ese mundo de documentos como revisando los álbumes viejos de la abuela. Corría las páginas contemplando los rostros antiguos que le eran tan ajenos, interesada sin embargo, en la historia detrás de cada uno.

Finalmente terminó por desviarse del objetivo, revisó desde los más recientes a los más antiguos, buscando a sus amigos.
Se divirtió apreciando los retratos de sus compañeros, Math traía el cabello más corto y Koori una mirada más inocente, ¿Adalric? completamente igual. Huang Chu mantenía la firmeza en los ojos.
Saltó varios lomos y eligió uno al azar, en él se encontró a ella misma, no recordaba aquella escena donde la retrataron, sin duda recién llegada, se notaba la incertidumbre en el rostro.

Sólo los gruñidos de su estómago
dieron cuenta del transcurso de las horas. Se avivó que ella era el único ser en la biblioteca. Sus ojos ardían, no había rastro de Naytili, ni en un pie de página.
Sostuvo el registro de Valkyon entre sus manos, no había retrato que pudiera transmitir su aura pacífica.
Continuó pensando ¿dónde podría estar el registro de la bruja?

- ¿Qué haces Nevra?- preguntó a sus espaldas Chrome.

- Soy Gardienne.

- Cierto... bueno, con más razón ¿qué haces aquí?

○○○

Envuelto en la noche, su manto predilecto, contemplaba su reflejo, el cuadro más cautivador.
El resplador de la vela, bordeando su silueta en color rojo, lo sumergía en el canto de una sirena.
El contorno de sus brazos, la caída de sus clavículas, como se alzaba su cuello, liso, marcado por él mismo, a medida que apartaba su cabello y lo dejaba caer hacia el otro lado, por donde pasaba el cepillo, todos esos detalles lo engatusaban.
Deslizó con las palmas las líneas de su torso, se estrechó a si mismo, entibiando sus hombros que se enfriaban.
Hundió sus pupilas en las orbes perlas frente a él, y en ese mar lila despertó en un recuerdo, la sensación de sus labios contra los suyos.

Volvió a la realidad al notar su propias mejillas rojas, como dos manzanas.

Se despejó con un par de palmaditas a la cara, y miró la posición de la luna en el cielo.

Tenía que hablar con ella, ahora.

Caminó hasta su cuarto y no encontró a nadie allí ¿dónde estaría a estas horas de la noche?
Se sorprendió a si mismo concentrándose para oírla, pero claro, no llevaba puesto sus oídos hoy.
Por todo el C.G. se aventuró, en la búsqueda de la humana perdida, jamás se había visto en esa situación.
La puerta de la biblioteca le resultaba irrelevante, al menos tres veces pasó frente a ella, hasta que se le ocurrió entrar. Dentro se hizo uno con la oscuridad, felinamente sigiloso.

- ¡Wah!- exclamó tropezando con una pila de cuadernos.

- ¡Gardienne! Digo... ¡Nevra!- se sorprendió el lobo.

- ¿Qué es todo esto?- preguntó, viendo el gran lío que hicieron con los registros.

- Con Gardienne buscamos información sobre Naytili, pero no hay nada.

- Porque los expulsados están aquí- explicó empujando un lado de la estantería, provocando que girara mostrando otra ala de libros. Intentó leer los lomos, pero a diferencia de sus compañeros, la luz de la luna no era suficiente para leer. Prendió una lámpara.
Deslizó un número con decisión y se sentó junto a ellos.

- En este año ingresó a la guardia- dijo pasando las páginas, como quien busca en un diccionario - ¿qué es lo que queremos saber?

- Lo que sea, si la magia oscura es tan poco frecuente, entonces Naytili debe tener una conexión con el brujo de ahora- explicó centrada Gardienne.

Nevra asintió, considerando esa teoría. Finalmente halló el registro de la fallecida, colocó el libro en el piso, los hombros anchos de ambos hombres que posaban sus cabezas junto a la suya, le hacían sentir pequeño.

El retrato de Naytili mostraba a una joven deslumbrante.

- Pensé que se vería... más...- comentó Chrome analizando la imágen pensativo.

- ¿Más malvada?- preguntó Gardienne, recibiendo como respuesta un asentimiento.

- Origen desconocido... expulsada por magia oscura...- leyó para si el vampiro -... confiscación libro prohibido.

- ¿Y el libro aún está aquí?- preguntó el lobo.

- Incinerado, no iban a correr el riesgo que alguien lo encuentre.

- ¿Y el resto de sus cosas?- cuestionó la humana, mirando con ojo crítico la corta lista de confiscación.

- ¿Cómo que el resto de sus cosas? Se las llevó- contestó Nevra extrañado, aún así el temple de sherlock Holmes no se desprendió de su expresión.

- No hablo de sus cosas... sino de sus cosas de bruja, ya sabes... como un calderón gigante y una escoba.

- Karuto tiene eso en la cocina y no es un brujo- alzó una ceja Chrome.

- Es un decir, me refiero a sus artilugios de hechicera, imagino que no se hace todo con un libro. Y tampoco creo que le hayan dejado poseer artefactos para ello, aparte ¿dónde hacía su brujería?

Los cuestionamientos de Gardienne eran incesantes.

- Según esto el libro era lo único que encontraron...- volvió a leer Nevra - su cuarto... habitación 666 ¿crees que tal vez escondió algo?

- ¿666? ¿en serio?

El vampiro como el lobo se escogieron de hombros.

¿Una vez más? (Nevra - New Era)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora