Capítulo 28.5 (+18)

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Cuando los besos de consolación empezaron a adquirir tonos de necesidad carnal, ella se detuvo y dijo:

- ¿Ya quieres recuperar el tiempo perdido?

- Sí- desabrochó su hombrera de un tirón.

Sorprendida por su determinación, sólo se sentó a observar el espectáculo, sintiendo el ardor crecer dentro de ella.

Hasta la luna contemplaba con recelo la forma en que Nevra se quitaba cada prenda superior, y desabotonaba su camisa lentamente.

Dejaba ver cada vez más su torso, y ella tan solo podía mirar cada detalle de su musculatura, cada nueva cicatriz.

Él miraba de reojo, desabrochando la última unión de su camisa, sabiendo que era devorado con el pensamiento. Se la dejó puesta, consciente de lo que provocaba. Impune.

Un suspiro ronco se escapó al posar Gardienne las yemas de sus dedos, allí, donde su corazón se aceleraba.
Le apenó perder su compostura con sólo un toque, todo él se estremecía ante ella.
Y fue peor cuando surcó su pecho con ambas manos, recorriendo su piel, como un gélido mar que le pertenece. Su tacto quemaba, aturdía sus sentidos, pero era una huella necesaria en todo su cuerpo, todo, todo él pedía más y que no parara.

Nevra se crispaba y suspiraba a su voluntad, se sentía como una reina que reconquista su reino victoriosa, excitandola.
Se separó, dejando de brindarle su calor, y comenzó a desvestirse.

Al notar su ademán de quitarse la blusa, clavó su ojo expectante. Sintió sus mejillas enrojecer al verla en su corpiño de encaje, muy lindo, pero esperaba a que lo tirara.

- Ejem- llamó su atención de vuelta a su cara, en donde esbozaba una sonrisa cómplice.

Se puso más rojo al darse cuenta que se comportaba como un adolescente que descubre los pechos por primera vez.

- Quítatelo o te lo arranco.

Bajo aquella tentadora amenaza, desabrochó la última tela.

Y en medio de un suspiro se abalanzó hacia ella, no esperó ni un segundo a tocar sus senos y apretarlos con lujuría.
Entre sus piernas la aprisionó contra la cama, se mesió sobre ella suavemente, conteniendose, quería disfrutar de esta parte del acto.
Saboreaba el calor, la calidez, con cada centímetro de su piel, y contempló con ansia el cuenco de su cuello, acariciandolo con su aliento.

Reconoció sus propias marcas, y volvió a desear probar.

Gardienne se entumesia como un incendio en un glaciar, la temperatura de Nevra contrarestaba su fiebre y a su vez la provocaba. Sus movimientos calmos, suave oleaje del océano, la mantenían en un delicioso trance del cual no podía despejarse, era arrastrada por la corriente, embelesada por sus jadeos.

Y sintió las puntas de sus colmillos rasguñar su cuello.

- Muerdeme- pidió sin titubear.

Nevra se separó brevemente al sentir reaccionar su miembro ante la frase, el deseo empezaba a consumir desde su vientre.
Y al verla tendida frente a él, con la espalda arqueada, toda a su merced, recordó en un golpe de calor sus encuentros anteriores.

- ¿Te pusiste tímido?- le dijo ella al notarlo enrojecer hasta las orejas.

Él solo miró a su short, y posó una mano allí, pidiendo consentimiento con su expresión.

Ella asintió, ampliamente sonrojada.
Permitió que él se tomara el trabajo de retirarle las prendas, deslizando sus yemas frías a lo largo de las piernas, dejándola totalmente desnuda.

Apretó sus muslos en un intento de ahogar su violenta excitación, para así ser, lo más dulce posible.

Ahora ella fue quien desabrochó el pantalón del vampiro, quien no podía evitar su reflejo de tragar saliva cada que rozaba su miembro erecto. Atrevida se tomó la libertad de sacar su parte viril  endurecida y latiendo, y además arrebatarle unos gemidos a su amado.

Acercaron sus intimidades, ambos gemían, más por la ansiedad de fundirse, que por el tacto.

Y finalmente se unieron, estremeciendose en un suspiro.

Involuntariamente comenzó a moverse con su pulso sonando en sus oídos, temblequeando en las placenteras sensaciones que emanaban de las penetraciones.

Gardienne agitada le exigió que volviera a besarla, él acató sin detener sus embestidas.

Nevra había olvidado lo bien que sentía hacer el amor, en vez de solo tener relaciones. Le resultaba llenador, no solo gozaba de las cosquillas inferiores, sino también de una inmensa sensación en su pecho que lo desbordaba, lo volvía pleno.

Se detuvo unos segundos, cara a cara mantuvo el contacto visual, apreciando todo de ella.

- Te amo...- susurró sincero.

Ella quedó estupefacta, la confesión hizo vibrar su pecho de felicidad.

- Te amo- le contestó aferrandose más a él.

Luego de esa breve suspensión, continuaron con mayor intensidad.
Agarrando sus hombros Nevra aumentó el ritmo, arremetiendo con más fuerza de forma constante, sin descanso, empezando el glorioso camino al no retorno.

Cuando ambos ya jadeaban sin contención debido a la cercanía del orgasmo, hundió sus colmillos en ella, provocandole un alarido placentero.
Aún galopandola desmedidamente y con desesperación, se tiñó los labios de rojo, saboreando la sangre que brotaba de su cuello. Enceguecidos por el flujo de esos indescriptibles gozos, gimiendo a la par del movimiento, llegaron al éxtasis.

Él se hizo a un lado respirando agitadamente, y de un tirón la acurrucó entre sus brazos aún temblorosa.

Se relajaron abrazados, hundiéndose en un profundo sueño.

No tenían nada más que decir, ya que al fin, estaban juntos.

¿Una vez más? (Nevra - New Era)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora