Capítulo 30.

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Cuando Nevra abrió los ojos, pensó que había muerto, que todos habían muerto.

Valkyon se alzaba frente a Gardienne, listo para pelear.

De modo que, volvió a cerrar los ojos.

Y volvió a abrirlos completamente desorbitado.

Valkyon se enfrentaba a Naytili. Valkyon ¿estaba allí? Parpadeó perplejo y observó en dirección a Gardienne, quien estaba tan estupefacta como él.

- Otra vez tú...- quejó la bruja con su voz de ultratumba.

- No soy él único que tiene problemas para descansar en paz- rió el obsidiana.

Por su parte, la humana no podía creer lo que veía, eran tantas las emociones que querían desembocar en su cara, que no lograba articular nada, ni una mueca.

Hasta el correr del aire se detuvo, suspendido en ese segundo del tiempo.

El alma corrupta de la bruja, ni lenta ni tonta, lanzó un ataque desaforado a Gardienne, el cual fácilmente fue desviado por el dragón.

- ¡Gardienne, espabila!- la retó, ella se estremeció en el lugar, no se imaginaba volver a oír su nombre de aquella voz. Unos segundos más tarde logró volver en si y transtabillandose corrió al lado de Nevra.

- ¿Estás bien? ¿puedes moverte?- le preguntó, intentando levantarlo.

- Eh, sí...- respondió sin poder quitar el ojo de Valkyon, sin poder creer ni asimilar que él estaba allí.

Ambos se pusieron de pie empuñando sus armas.

Naytili retrocedió un par de pasos, midiendo sus probabilidades que iban decayendo de a poco.
Amagó rápida a correr entre los arbustos.

Sin embargo una inmensa figura se interpuso.
Dos flamantes alas negras ondearon al Leiftan aterrizar sobre el césped. Con un visor puesto y una espada en la mano, contempló con frialdad el alma de Naytili.

- ¡¿Leiftan?!- se desconcertó Gardienne al verlo armado, con una mirada determinante.

- Sé que he dicho que no volvería a luchar, sin embargo, Naytili es un error mío- se justificó ante las emociones de la humana.

El sello en el pecho de la bruja brillaba con más intensidad a medida que el aengel se acercaba con pasos tranquilos.

- Maldito pajarraco, no pensé que fueras a dar la cara- espetó la mujer con la sangre hirviendo.

- No cabe duda que te subestimé. Pero esta vez no fallaré- dijo Leiftan antes de ondear sus alas en un impulso hacia ella.

- ¡Maldita sea! ¡Sé más precavido!- quejó Nevra con intenciones de lanzarse a la batalla también.

Se detuvieron en cuanto el brazo del aengel quedó atrapado en el alma corrupta de Naytili.

- ¿Q-qué?- se estremeció al no poder recuperarse de la estocada que le dirigió.

- He esperado años para este momento- se regocijó inundandolo de su verde plasma.

De inmediato Gardienne también comenzó ahogarse, percibiendo un ardor en su cuerpo, desgarrante, como si le arrancaran la piel.

Ambos ex jefes de guardia se lanzaron al ataque, luchando a quema ropa con serpentina energía de Naytili, la cual repelía todos los intentos de apuñalarla, a la vez que ella iba envolviendo al aengel debilitado.

- La vida eterna será mía y entonces no habrá nada que puedan hacer- se rió desmedidamente entumesida en su sensación de victoria, logrando de a poco completar el hechizo.

Un mareo tumbó a la humana, quien empezaba a perder la consciencia y con ella también la vida.

Vio, con la poca fuerza para estar despierta que le quedaba, como sus compañeros peleaban desesperados para perpetrar la defensa de la bruja y así evitar que se salga con la suya.
Pero de pronto se sintió cansada, ella solo deseaba dormir.

Y cerró los ojos.

Un golpe electrizante le devolvió el aire de un respiro ahogado, se levantó con el corazón galopando en sus oídos y medio del shock de adrenalina volvió a ver la escena que contemplaba en su agonía.

Naytili se desploma en el suelo y se desvanece en el aire. Atrás de ella se para la figura de Lance. Contempla el alma perdida de la mujer simplemente desaparecer.

Y finalmente encara a sus compañeros con una idea de decir algo.

Sin embargo queda petrificado.

- ¡Gardienne!- se precipitó el vampiro para hundirla en sus brazos.
Flotaron brevemente en la calma que provocaba la unión de sus cuerpos, antes de voltear a ver a los dos dragones compartir una mirada.

Ni existían palabras para describir el sabor de ese reencuentro.

Luego de un amplio silencio, Valkyon se animó a hablar.

- Hermano...

Sólo eso bastó para desmoronar al líder obsidiana, quien cayó de rodillas rompiendo en un desgarrador llanto.

Entre los brazos de su amado, Gardienne lo acompañó con sollozo silencioso, tranquilo e imparable. Ver a Valkyon ya era razón suficiente, pero sólo querer imaginarse que era lo que sentía Lance en ese momento, conmovió su corazón rencoroso.

- Pérdoname...- dijo él dragón mayor con el rostro desfigurado por remordimiento y dolor - fui un imbécil, soy un imbécil. Peor que un imbécil, no merezco estar vivo.

La figura de Valkyon se difuminó ligeramente, esparciendo los tonos de su alma por todo el lugar. Gardienne percibió esa extraña y reconfortante calidez que la acompañaba cuando iba descansar, bajo las hojas del cerezo, de sus pesares.

- Ya te he disculpado hace tiempo, tu eres el único que no lo hace- le dijo agachándose a su lado.

- ¿Cómo voy a hacerlo? Me quité a mi mismo lo más importante en mi vida- continuó con su violento llanto, lluvia de lágrimas que regaban el césped. Todo su pecho dolía de la fuerza en que su arrepentimiento se exteriorizaba.

Miles de horribles palabras y comentarios volvieron a su mente a retorcer su corazón sin piedad, recordándole que era un monstruo, un monstruo imperdonable.

De pronto sintió un peso contra su espalda. Volteó para encontrarse con la humana, quien lo abrazaba entristecida.

- ¿Ves? hasta Gardienne te perdona- sonrió antes de desvanecerse.





¿Una vez más? (Nevra - New Era)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora