Capitulo I

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Los copos de nieve caían suavemente meciéndose junto con la suave brisa del invierno, a Gelda le recordó a los cubitos de azúcar que usualmente se usa para endulzar las bebidas calientes que se tomaba por esa época. Ella siempre ponía tres cubitos a su café o té de la mañana.

De pequeña le gustaba atrapar los diminutos copos con la lengua, abría la boca y sacaba la lengua pero había sido hace ya bastante tiempo que no recordaba como sabían cuando se convertían en gotas de agua en la punta de su lengua, solo recordaba que no sabía igual al agua del grifo ni al agua mineral que se puede encontrar en los supermercados pero no tenía tiempo para parar y comenzar a capturar copos de nieve con la lengua para saber que sabían y refrescar su memoria.

Primero porque se vería ridícula, es una mujer adulta y no podía tener ese comportamiento infantil y segundo porque estaba llegando tarde a buscar a su hijo a la escuela, ya habían pasado quince minutos del horario de salida de clases pero se había retrasado en su trabajo, una clienta de último minuto.

Odiaba a las clientas que venían a último minuto, bueno en realidad la peluquería estaba abierta hasta casi las ocho de la noche pero su turno terminaba a las tres de la tarde. No podía culpar a la clienta.

Suspiro, formando una nube de vapor saliendo de su boca, se acomodó la bufanda y siguió su caminando, usualmente rodeaba el parque pero hoy debía cruzarlo si no quería dejar a su hijo solo en la escuela por mucho tiempo. Miro a su alrededor y vio a los niños jugando en los juegos a pesar del frio y a sus padres mirándolos sentados en las bancas. Algunas madres estaban solas y otras acompañadas por sus esposos.

Volvió a suspirar esta vez con la boca tapada por la bufanda, no pudo evitar recordarlo a él, específicamente cuando se conocieron, en ese mismo parque.

La navidad estaba cerca, se podía sentir el ambiente navideño gracias a que ya habían colocado los adornos en la ciudad y las tiendas los carteles de descuento para que las personas compraran los regalos que deseaban darle a sus seres queridos.

Le encantaba esta época, los cantos, los juguetes y que su mama siempre horneaba un riquísimo pastel para el veinticinco.

A pesar de que había descubierto el año anterior que Santa Claus no existe, sino que es su madre quien pone los regalos debajo del árbol a la madrugada mientras ella dormía aun a la edad de ocho años seguía pensando que la navidad era mágica por que las mismas personas lo hacían así.

Había salido con su madre a comprar unos adornos para el árbol de navidad, y decidieron pasar por el parque cuando su madre se encontró con una amiga y comenzaron a charlar pero en vez de quedarse al lado de su madre decidió atrapar los copos con la lengua como siempre hacia en invierno pero sin darse cuenta se alejó mucho y no podía encontrar a su mama, lo único que se le ocurrió hacer fue quedarse quieta en su lugar y comenzar a llorar, tal vez así su madre la escucharía y la encontraría.

No había pasado ni cinco minutos de que comenzó a llorar cuando escucho una voz suave e infantil hablarle.

-¿No encuentras a tu mama?- escucho la voz de un niño.

Dejo de llorar y aparto sus manitas de la cara para ver quien le había hablado, era un niño de su misma edad con ojos verdes y cabellos negros, tenía una barra de chocolate ya abierta y con un mordisco, tenía un gorro de lana de Mickey Mouse en la cabeza.

El niño la miro esperando una respuesta pero al no recibirla pensó que tal vez asusto a la niña, saco el resto del chocolate de la envoltura y lo partió a la mitad ofreciéndole a ella la parte que no tenía el mordisco.

-Mi nombre es Zeldris Demon tengo ocho años, es un gusto.-Dijo tratando de ganar la confianza de la niña-.Me gusta tus coletas-

Pudo sentir el calor que aparece en las mejillas cuando se sonroja, usualmente se peina con una trenza para ponerse cómodamente una gorra pero ese día quiso usar coletas y su madre le había puesto unas orejeras color rosa. Tomo el pedazo de chocolate que Zeldris le estaba ofreciendo.

Amor En Invierno [Geldris] [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora