Capitulo XXIII

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El día estaba gris, debido a las nubes negras que cubrían el cielo, las primeras gotas de lluvia comenzaron a caer. No supo quién pero alguien abrió un paraguas y se colocó al lado de ella para cubrir a ambos del agua que estaba cayendo.

Miro al costado viendo que era su padre quien la cubría a ella y a Alexander de la lluvia. La miraba con preocupación.

Volvió a mirar hacia el suelo mientras continuaba caminado con el resto de las personas en aquel cementerio. Aliso una inexistente arruga en la falda de su vestido negro. A su lado su hijo iba vestido formalmente con el mismo color.

No quería levantar la vista y ver el ataúd en donde cuyo interior se encontraba su amado, quien ya no estaba allí junto a ella en ese mundo.

Escucho los sollozos de su hijo y de forma inconsciente le acaricio la cabeza.

Cuando llegaron al lugar en donde sería el entierro, Perséfone se acercó a ella y la abrazo mientras que intentaba retener un poco sus lágrimas pero le era imposible, perdió a uno de sus hijos era compresible su pesar. Aunque Gelda se preguntaba por qué la abrazaba, ¿Por formalismo? ¿O de verdad quería consolarla?

Después de todo, esto era su culpa.

Le transmitió un poco de ese cariño maternal que era tan característico en ella y también en un intento de consuelo y de contención.

Le devolvió el abrazo, para transmitirle los mismos sentimientos.

Luego de abrazarla a ella, se agacho y abrazo a Alexander.

Después se retiró y regreso al lado de su esposo, su hijo la abrazo por la cintura. No le gustaba estar en ese lugar pero entendía que su padre estaba allí dentro del ataúd y que no volvería a verlo.

Hecho un rápido vistazo al lugar, estaban la familia Demon, los amigos de Meliodas, Monspeet, Derieri, Orlondi junto con Melascula colgada de uno de sus brazos. También estaban Ren, Arthur y Julio.

Diviso a Meliodas, que estaba junto a Elizabeth, este solo la miro sin expresión alguna. Desvió la mirada de ella mirando hacia el frente.

La odiaba, y no lo culpaba. Perdió a su único hermano por su culpa.

La ceremonia transcurrió sin problemas, nadie hablo entre sí. El cura termino de dar su discurso y se procedió al entierro del ataúd. No pudo evitar llorar y abrazarse a su padre en aquel momento.

Las personas comenzaron a retirarse, le dijo a su padre que se quedaría unos segundos. Él se retiró junto con su hermano, Melascula se acercó y la abrazo, susurrándole un “Lo siento” luego se fue dejándola sola.

Meliodas pasó a lado suyo y se detuvo, Elizabeth siguió con su camino.

-Supongo que ya estas feliz, ya no podrá lastimarte.-le dijo sin mirarla pero sabía que lo estaba escuchando.

-Yo no quería esto.-dijo entre lágrimas-. Lo amaba tanto, lo sigo haciendo. Yo…-

-Ya nada de lo que digas cambiara las cosas, Zeldris está muerto.-esta vez la miro, se notaba el enfado en su voz-.Él te amaba, solamente quería estar contigo y con su hijo pero destrozaste lo poco que quedaba de su corazón, de sí mismo y lo llevaste a esto-

Ya no pudo responder, el llanto y el desconsuelo salieron desde lo profundo de su ser.

-Espero que tengas un buen abogado porque mi familia no piensa dejar al hijo de Zeldris al cuidado de la mujer que lo llevo a matarse.-

Meliodas se fue después de decir eso, Gelda cayó de rodillas mientras lloraba desconsoladamente. Acababa de perder a Zeldris y ahora perdería a su hijo.

Amor En Invierno [Geldris] [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora