Capitulo XXVII

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Era martes a la noche, Zeldris acaba de irse a su casa. Las gemelas estaban en la sala mirando televisión con Alexander. El hermano mayor tuvo la idea de calmarlas con algún programa o películas, siempre era la misma historia cuando su padre se iba luego de la cena. Amélie y Celine se aferraban a la cintura de Zeldris y ya no lo dejaban seguir avanzando, era un trabajo colosal separarlas del pelinegro, cuando lo lograban, Zeldris se despedía y se iba.

Luego Gelda y Alexander las entretenían con algo hasta que se quedaban dormidas.

Mientras los niños estaban en la sala mirando algo en la TV, ella acomodaba las camas de las gemelas. Nunca la arreglaban cuando se levantaban a las mañanas y sabía que debía enseñarles a que lo hagan ellas mismas pero necesitaba distraerse con algo o comenzaría a pensar sobre lo ocurrido ayer.

El perfume de mujer que olio en Zeldris.

Hoy no lo olio, pero había estado divagando. Si Zeldris había estado con una chica ¿Por qué dijo que había tenido complicaciones en la oficina?

Una parte suya le decía que estaba siendo paranoica, Zeldris le había dicho la verdad y que de verdad se quedó hasta tarde en el trabajo. Hoy llego a la hora que normalmente llegaba.

Pero por otra parte, le hervía la sangre al saber que existía la posibilidad de que se estuviera viendo con alguien más. El domingo le dijo a Alexander que trataría de salir con alguien y, aunque sabía que Zeldris estaba en su derecho de reiniciar su vida sentimental con alguien más, ella tenía miedo de perder por completo la poca relación que tiene con el pelinegro. Si Zeldris comenzaba a salir con alguna chica, perdería la amistad con derecho que tiene actualmente con el pero sabía que continuarían llevándose bien.

Pero sabía que extrañaría los abrazos y la forma cariñosa con que la trataba Zeldris. La cercanía, el tiempo que pasaba junto con él y sus hijos.

Incluso en el sexo sentía una conexión que sabía bien, nunca lo sentirá con nadie más. Anoche, a pesar de todo, había ido otra vez a la habitación del pelinegro y pasaron la noche juntos. Zeldris le hizo el amor de una manera dulce y gentil.

Suspiro, y levanto la almohada de Celine y una cajita rojo aterciopelada cayo delante de ella sobre la cama.

Intrigada, tomo la cajita, la inspecciono y la abrió. Exhalo de sorpresa al encontrarse con un anillo de compromiso en su interior.

Es hermoso, pensaba Gelda. Era de oro con diamantes, brillaba ante el reflejo de la luz de la habitación. Sintió el impulso de querer ponérselo, era la primera vez que veía un anillo con joyería de verdad y era uno de compromiso pero...

¿Cómo llego un anillo de compromiso a la cama de Celine?

-Mama, ¿aún tenemos esas galletas... Oh oh.-dijo al ver el anillo de su padre en manos de su madre.

-¿Cómo que "oh oh"? ¿Tienes una explicación para esto?-

Celine bajo la mirada, no tenía caso mentir.

-Lo encontré en la habitación de papa cuando buscaba dinero.-

-Ya hablamos sobre buscar dinero en la habitación de tu padre.-

-Perdón.-

-¿En dónde lo encontraste exactamente?-

-En el cajón de su mesa de noche.-

-Celine, esto es algo muy costoso. De seguro tu padre aún no se ha dado cuenta porque si no de seguro hubiese preguntado.-

-¿Crees que se va a enojar si se entera que lo tome?-pregunto asustada y a punto de llorar.

Amor En Invierno [Geldris] [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora