Capitulo XV

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Se encontraba en un hermoso salón con paredes de mármol y grandes ventanas, los marcos de estos estaban hechos de un material parecido al oro pero no sabría decir que cual. El pelinegro no recordaba como llego allí.

En el medio del salón había un piano, Zeldris se acercó al instrumento maravillado por su hermosura. Recordaba haber tocado uno en su clase de música en la secundaria, se sentó en la banca y comenzó a tocar una hermosa melodía que había aprendido por esos años, escucho otros instrumentos comenzar a sonar acompañándolo en su melodía.

Siempre que había tocado una melodía en ese instrumento imaginaba que lo hacía para Gelda, sonrió al pensar en su amada y sin pensarlo comenzó a cantar con su profunda voz en un compás lento:

Tú, mi gran sueño

La mariposa

Tú, la princesa

La más hermosa

Sintió unas manos femeninas que conocía muy bien acariciar sus hombros, sonrío sin dejar de tocar el piano. Gelda apareció por el costado de su ojo izquierdo sonriéndole con amor vestida en un hermoso vestido rojo largo hasta el piso con escote de corazón que dejaba a la vista sus hombros, su cabello estaba trenzado como siempre, se apoyó en el instrumento acercando su rostro a Zeldris, sus labios se rozaron pero la rubia no lo beso sino que comenzó a cantar igual que él pero su voz era dulce:

Tú, caballero

De mis deseos

Príncipe azul

Mi amor eterno

Llévame lejos, como en el cuento

Llévame lejos hasta tu reino

No pierdas tiempo, no te das cuenta

No quiero ser más cenicienta

Zeldris le tomo las manos a Gelda pero a pesar de dejar de tocar el piano, la música no paro, se levantó y llevo a la rubia al centro del salón. Con una mano sostenía la mano de Gelda y la otra la paso por la cintura femenina mientras que ella coloco su mano libre en uno de los hombros de Zeldris y comenzaron a bailar un vals. El pelinegro continúo cantando:

Tú, la más bella

La más ingenua

Tú, me enloqueces

Eres mi dueña

Gelda se sonrojo por las palabras de su amado y lo acompaño en esa canción:

Tú, el esperado

El más soñado

Entre tus ojos

Veo tan claro

Te necesito, no llegues tarde

Te esperé tanto, quiero besarte

No pierdas tiempo, no te das cuenta

No quiero ser más cenicienta

Zeldris la atrajo hacia él y Gelda se inclinó para unir sus labios en ese esperado y necesitado beso, el cual sellaría para siempre su amor...

Unos golpes a la puerta lo despertaron, Zeldris estaba confundido. Miro a su alrededor dándose cuenta que estaba en su oficina, recostado en su sofá para ser más preciso. Se sentó en el mueble algo confundido.

Amor En Invierno [Geldris] [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora