Había una vez:
Una historia de tres chicas, la hijastra humillada, la huérfana mortal y la hija no deseada. Metidas en su propio mundo alejadas de los demás, pasan los años, pero su mundo de soledad no parece desaparecer jamás.
¿Qué puede ser peor q...
Miren, esta vaina tiene una historia muy graciosa, se suponía que primero iba a ser un One-shot con toda la historia RayTer, pero luego me di cuenta que me iba a quedar muy largo así que decidí hacerlo historia corta... ¿qué paso? Que tuve un puñetero mes de exámenes y ya quedaban dos semanas para San Valentin, y aun me faltaba por crear... BÁSICAMENTE TODA LA TRAMA, TÍTULOS, PORTADA, ETC. Y no wey, no iba a publicar algo mediocre de mis bebitos y no voy a tener la historia ahí esperando a ser actualizada quien sabe cuando.
Así que decidí escribir el prólogo y ponerlo en esta historia como adelanto por San Valentín, y en algún punto de este año esperen una historia echa y derecha de mis hermosos RayTer.
Está ubicado 9 años antes de la historia principal, algunos datos pueden cambiar en la versión final (ejemplo, edades), pero la esencia será la misma.
Feliz San Valentín y disfruten ♡
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El timbre resonando en toda la mansión Schnee provocó que las actividades de los miembros de la familia fueran detenidas al instante, era sábado y a estas horas la unida familia acostumbraba a pasar tiempo juntos por lo menos una hora, Winter Schnee bajó el libro que estaba leyendo y lo reposó sobre sus piernas, cubiertas por el celeste vestido que usaba en ese momento. La segunda hija del matrimonio entre Jacques y Willow Schnee, Weiss, se encontraba frente al piano practicando una nueva melodía, siendo guiada por su abuelo materno, Nicholas Schnee, finalmente el pequeño Whitley de tan solo cuatro años estaba sentado en las piernas de su madre, coloreando uno de los cuadernos que había adquirido.
Como siempre, el patriarca de la familia, Jacques, brillaba por su ausencia, algo que la familia había aprendido a aceptar como normal.
—¿Estábamos esperando a alguien? —preguntó Weiss disipando el silencio que había sido a creado a raíz del sonido del timbre.
—No lo creo, mi princesa de nieve —respondió dulcemente su madre—. Puede ser que se hayan equivocado.
Pero la teoría de Willow fue rápidamente descartada cuando el timbre volvió a sonar, Whitley, cansado de que el sonido estuviera interrumpiendo su hora de colorear en familia, se apoyó en sus dos manitas y se levantó con dificultad del suelo, para luego empezar a correr hacia la puerta dando pequeños tambaleos.
—¡Yo abro! ¡Yo abro! —exclamó el menor de la familia, normalmente lo hacía un sirviente, pero en los ratos que la familia pasaba sus momentos juntos, tenían prohibido acercarse a no ser que se los llamara.
Con un poco de dificultad, Whitley abrió la puerta y Winter se inclinó hacia adelante para poder observar mejor a su visitante, un hombre de unos treinta años aproximadamente que vestía el clásico uniforme militar blanco, azul y rojo con una divisa que señalaba que tenía el cargo de teniente, se encontraba cargando una caja mediana y su pose indicaba toda la formalidad y respeto que ser un militar suponía. Winter apoyó sus manos en las rodillas y se inclinó un poco más, la curiosidad la había invadido ¿qué hacía un teniente en la mansión?
