Había una vez:
Una historia de tres chicas, la hijastra humillada, la huérfana mortal y la hija no deseada. Metidas en su propio mundo alejadas de los demás, pasan los años, pero su mundo de soledad no parece desaparecer jamás.
¿Qué puede ser peor q...
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—¡¡BUENOS DÍAS AMIGAS!!
Un grito proveniente de una voz dulce resonó en los oídos tanto humanos como felinos de Blake, abrió con pesar los ojos viendo borrosamente como Winter entraba a la habitación seguida de Weiss que sonreía divertida. La tablet que tenía en los brazos se le clavó en él estómago por lo que tuvo que apartarla al instante.
—¡Yo no me comí las galletas! ¡Lo juro! —exclamó Ruby levantándose de golpe y dando manotazos al aire causando la risa de Weiss y Winter.
—¿Princesa? ¿Qué sucede? —preguntó Yang bostezando al levantarse, las orejas felinas de Blake se alzaron levemente escuchando esa voz, esa hermosa voz—. Se supone que nosotras debemos despertarla a usted, no usted a nosotras.
—Sí, pero amiga Weiss y yo nos despertamos y nos aburrimos —Winter sonrió mostrando sus dientes, la princesa ya estaba con un vestido rojo claro y azul eléctrico mientras que Weiss iba con el uniforme, las principales diferencias era que su cinta era de un color blanco al igual que su lazo bajo el cuello.
Blake suspiró resignada a que no podría volver a dormir, dejó a un lado la tablet no sin antes comprobar que no hubiese ningún mensaje y se levantó estirando sus brazos acompañado de un largo bostezo, sus orejas de gato se levantaron poniéndose en alerta de todo lo que pasaba alrededor.
—Estaba teniendo un buen sueño —Blake se sobó los ojos suspirando.
—Con Yang de seguro —se burló Weiss causando una risa por parte de Ruby.
El color subió por las mejillas de Blake, bajó sus orejas avergonzada e hizo lo que cualquiera cazadora de diecinueve años inteligente y madura haría: Le lanzó una de sus almohadas a Weiss en toda la cara.
—¡Hey! —se quejó Weiss rodando los ojos levemente.
—No entiendo —Winter se sentó en la única cama libre moviendo sus pies de adelante a atrás como niña pequeña—. ¿A amiga Blake le gusta amiga Yang?
Con su almohada restante Blake se tapó su cara que parecía desierto de Vacuo de tan caliente que estaba, Yang por el contrario rio recostando su cabeza en la pared con un sonido sordo.
—Obviamente, —contestó Yang sonriendo ampliamente —, soy irresistible.
—¿Y el amor es correspondido? —preguntó Winter inocentemente.
Blake se tapó más la cara sin saber si estaba más avergonzada porque sus sentimientos fueran tan obvios o por la manera en la que esta conversación se estaba dando y a donde inevitablemente se iba a dirigir, era algo que las dos habían acordado en decirle a la princesa si se daban las circunstancias.
