Había una vez:
Una historia de tres chicas, la hijastra humillada, la huérfana mortal y la hija no deseada. Metidas en su propio mundo alejadas de los demás, pasan los años, pero su mundo de soledad no parece desaparecer jamás.
¿Qué puede ser peor q...
Última parte de este maratón y ya dejo de chingar tanto con las actualizaciones ♥
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Las puertas se cerró y la cabina empezó a subir, Cinder tragó saliva mientras su mente se quedaba en blanco gracias a la impactación del momento.
Ay no no no, Cinder debía tener la peor suerte del mundo, no, no solo de este mundo, tenía la peor suerte de este mundo, de Luna, de Remnant y todo el multiverso.
¿Qué posibilidades había de que el príncipe tomara el mismo ascensor que ella al mismo tiempo? ¡Ninguna!
Pero claaaaro, como al mundo le gustaba hacerle sufrir, justo sucedieron esas coincidencias por el destino mágico del dios chaulafan.
Y para rematar, ahora estaba con palmas sudorosas, sin saber que decir, completamente nerviosa y con el corazón palpitándole a un millón por segundo mientras miraba al príncipe Kai frente a ella, con esa sonrisa que parecía diseñada para encantar.
¿Por qué, astros, por qué? ¿Qué había hecho ella para merecer esto?
—Usted... umm... —Cinder se incorporó lentamente de la reverencia con una sonrisa nerviosa— solo debería llamarme Cinder.
Una sonrisa se formó en los labios del príncipe, pero esta no llegó a sus ojos logrando que la mecánica frunciera el ceño. Se había dado cuenta de que le gustaba ver al príncipe sonreír, no le importaba si no era ella causante, solo sonreír de verdad, la gran sonrisa brillante que siempre tenía.
Esa sonrisa que siempre derretía a todas las muchachas del país y hacía que el propio corazón de Cinder diera un salto de lo linda que era.
Antes de que alguno pudiera continuar con la conversación, Neo carraspeó atrayendo la atención de Cinder y del príncipe hacia ella. La cyborg se sintió culpable por haberse olvidado que su amiga estaba allí, pero es que se había concentrado en el príncipe y estaba segura de que se le pudo olvidar su propio nombre por estar pensando en él.
—Cin.~ —canturreó Neo divertida mientras se acercaba—. ¿No me presentas a tu amigo del que no me dejas de hablar?
Hija de la...
Disimuladamente, Cinder le dio un codazo a Neo en pleno estómago, ella hizo una mueca de dolor y alzó su mano para darle un golpe el doble de fuerte, pero Cinder la interrumpió antes de que la hiciera quedar peor.
—Muestra un poco más de respeto. —la regañó por lo bajo para que el príncipe no la escuchara, Neo rodó los ojos irritada—. Estás frente al príncipe Kaito.
Ahora fue el turno del príncipe de carraspear para atraer la atención, su sonrisa había crecido un poco más pero seguía sin ser tan grande como a Cinder le gustaba, tampoco tenía esa especie de luz que ella siempre parecía ver en él.
Algo le sucedía, algo malo, algo que ella debería saber.
—¿Con quién tengo el gusto? —preguntó haciendo un ademán hacia Neo, quien lo miró de arriba a abajo curiosa y sonriente.
