Había una vez:
Una historia de tres chicas, la hijastra humillada, la huérfana mortal y la hija no deseada. Metidas en su propio mundo alejadas de los demás, pasan los años, pero su mundo de soledad no parece desaparecer jamás.
¿Qué puede ser peor q...
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Kai prácticamente azotó la puerta del laboratorio 4D al entrar, su corazón latía frenéticamente por la conversación reciente, claro que no ayudaba que dicha conversación estuviera retumbando en sus oídos. Sin embargo, una vez que entró, se paralizó al instante olvidando toda la furia de los últimos minutos la cual fue reemplazada por una sensación de espanto y preocupación.
Había cosas que no entendía en la vida, estaba el pan con queso y el queso con pan, después el gusto de la gente por comer fideos con arroz, le seguía el porque TodoDeku no se declaraba su amor y finalmente estaba la escena frente a sus ojos.
Una chica vagamente familiar estaba arrodillada en el piso con los brazos temblantes apoyados en el piso para evitar terminar de caerse y sus ojos cerrados con fuerza. El doctor Erland estaba a un lado de ella y regresó a ver al príncipe, luego de nuevo a la joven.
—Tranquilícese señorita Linh —susurró el doctor Erland con su tono tan calmado e indiferente—. Usted está perfectamente bien.
Kai abrió los ojos con sorpresa reconociendo a la linda chica que había conocido ayer en el mercado, sus cabellos castaños estaban esparcidos a todos lados en su cola desañilada, sus ropas llenas de grasa aún usando esos guantes blancos y ese pesado cinturón. Linh Cinder, la mejor mecánica de toda Nueva Beijing y que solo conocerla le había causado curiosidad acerca de como se había ganado una reputación de tal magnitud en tan poco tiempo.
Pero ahora solo quería ayudarla a levantarse y asegurarse de que estaba bien.
—¿¡Perfectamente bien?! —preguntó aterrorizado sin saber si acercarse o no—. ¿Está loco? ¿Qué le pasó?
—Solo un pequeño experimento, Su Alteza. Se pondrá bien. —el doctor Erland regresó a mirarlo fijamente e hizo un gesto hacia la muchacha—. ¿Lo ve? Ya está despertando.
Cinder soltó un gemido ahogado mirando mal de reojo al doctor. Sin estar del todo convencido Kai se acercó hacia la joven mecánica inclinándose para quedar a su altura y apoyando una mano en su hombro. Con dificultad la chica abrió los ojos revelando sus grandes ojos marrones que al instante pasaron por el doctor y el príncipe analizando a sus acompañantes, volvió a cerrarlos apartando la vista de ambos integrantes al dirigir su atención hacia el piso.
Toda la furia de Kai terminó por disiparse dejando un sentimiento de calidez en el pecho, no podía estar enojado si tenía a una chica tan adorable frente a él, una chica que no se apresuraba en mostrar su mejor faceta frente al príncipe. Tan natural, tan distinta a las demás mujeres llenas de joyas y peinados extravagantes que había conocido a lo largo de su vida.
—¿Estás bien? ¿Aún estás viva? —dijo dirigiendo una mano hacia la frente de la chica y apartándole el flequillo desordenado de su frente con delicadeza, soltó una pequeña risita al notar que la mancha de grasa del día anterior ya no estaba.
