Capítulo 37: El problema en la mesa, ¿por qué Kai invitó a Cinder al baile?

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Si antes aborrecía salir juro que hora lo odio, ni Cinder Fall me caga tanto como esa maldita mascarilla.

Si antes aborrecía salir juro que hora lo odio, ni Cinder Fall me caga tanto como esa maldita mascarilla

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—En un momento estaré con ustedes. —el doctor extendió ambas manos hacia una silla al otro lado de su escritorio—. Solo tengo que terminar unas notas y entonces les diré algunas cosas de las que me he enterado desde la tarde de ayer.

Sin embargo, no miró a su pantalla ni por cinco segundos cuando alzó la cabeza de nuevo para dirigirse a Neo y Cinder, más en concreto a la primera, la cazadora alzó su mirada del diario con expresión molesta por la interrupción.

—Disculpe que interrumpa su lectura, jovencita, —el doctor le sonrió amigablemente pero Neo se limitó a rodar los ojos mientras apretaba con fuerza el diario—, su nombre es Neopolitane Torchwick. ¿Verdad?

—Correcto —murmuró ella fríamente.

—Aunque desconozco los motivos de la señorita Linh para traerle a estas investigaciones, —el doctor acercó su silla hacia su escritorio sin despegar la vista de Neo, la cual lo estaba mirando con expresión indiferente—, si sé que es de extrema importancia que no atraigamos la atención sobre este tema, así que le pediré que por favor no diga nada de lo que se hable en esta sala.

Neo bufó volviendo la mirada hacia al diario de su padre, más fastidiada que antes.

—No se preocupe —susurró la ex-criminal entre dientes—, soy muy buena guardando secretos.

—Se lo agradezco —dijo el doctor Erland antes de volver su atención al trabajo.

Cinder suspiró mirando tanto al doctor como a Neo aunque su concentración no estaba al cien por ciento y con justa razón. Las palmas le sudaban por lo que acababa de ocurrir y su corazón se negaba a volver a su ritmo normal, sentía todo como una fantasía a pesar de que mentalmente repetía la conversación de hace unos minutos una y otra vez. La pantalla de su cerebro le indicaba en letras rojas que su organismo estaba produciendo grandes cantidades de endorfinas y que debía tratar de calmarse, pero eso era básicamente una misión imposible en este momento.

Un hombre acababa de invitarla al baile, y no cualquier hombre, el príncipe Kaito en persona.

De todas las personas, se lo había preguntado a ella.

¿Por qué?

—El príncipe acaba de.... —murmuró Cinder sin dirigirse a nadie en particular— invitarme al baile...

—Si, estaba justo aquí —respondió el doctor Erland tecleando algo en la pantalla de su escritorio.

Rodando los ojos, Cinder enfocó su atención en su amiga que estaba absorta en la lectura, ya que sus ojos saltaban de un lado a otro por las diferentes páginas.

—Neo, el príncipe acaba de...

—Cinder, —la cortó ella en un tono algo frío sin despegar la vista de las hojas—, también estaba justo aquí.

RWBY: Broken Moon, Defeated WorldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora